La caída en las encuestas golpea mucho al Presidente Humala y no hay oposición que gane nada. Pero el contenido de los hechos y conductas agobia y afecta hoy la legitimidad y el talante ético del gobierno y la oposición. Demasiado para estar recién a la mitad del mandato de cinco años.
La última crisis ministerial afectó mucho al Presidente y a su esposa. El rol de Nadine Heredia tumbándose al Premier fue un exceso cuya responsabilidad política es del Presidente aunque la Constitución lo haga irresponsable político. El Premier Villanueva era un excelente y reconocido Presidente Regional, que renunció a su mandato electoral para apoyar a Humala y hacerse responsable político de sus actos. Se le puede criticar que no usó su único “cuarto de hora” de poder político, cuando al responder a la propuesta presidencial debió proponer los cambios que eran necesarios, según su opinión, en el gabinete. Es muy probable que fue “mecido” por el Presidente invocando “el plazo de La Haya” pero Humala tuvo la desfachatez de reprocharle a su Premier que planteara la necesidad del cambio de algunos ministros después de esa fecha, cuando el Presidente le había expropiado su casi único derecho constitucional.
Pero no es lo único grave en el comportamiento de Humala con su Premier: le reprochó no ser agradecido. No sabe Humala que los que aceptan ser sus ministros merecen mas bien su agradecimiento porque existen para sacar la cara por sus actos y órdenes. Observo diariamente la política peruana desde el Presidente Prado y no recuerdo un Presidente que haya actuado con este razonamiento respecto de sus exministros. La lealtad, lo saben bien los militares y lo desconoce el Comandante (R) Humala incluye la “lealtad al subordinado” y respecto a los ministros, donde tan poco está regulado, esto es más grave. Y en este caso a ese Presidente del Consejo de Ministros se le obligaba a renunciar a un cargo de elección popular en el cual era muy apreciado.
Es hora de repensar la imagen que se usa periodísticamente del Premier, que aquí no es jefe del gobierno ni jefe de los ministros, que sólo es vocero después del Presidente de la República y que en este caso renunció porque la esposa del Presidente lo corrigió y ningún Premier puede ser vocero de la esposa del Presidente ni ser desautorizado por ella. Dicho sea de paso, si Nadine Heredia hubiera actuado como Presidenta del Partido Nacionalista debió mencionarlo y en ningún caso confundir esta función con la de gobierno.
Los políticos que están en el gobierno se enfrentan a una vieja conclusión del sentido común; no hay que meterse en temas que afecten a una pareja, menos si es unida, porque recibirán golpes de los dos. Humala ha reaccionado como esposo antes que como Presidente y esto hace mal al gobierno, a una empresa o a cualquier actividad que requiera reglas de juego institucionales o corporativas.
Hay en esta coyuntura mucho daño a la institucionalidad democrática pero no es sólo del gobierno. Una oposición incoherente y frívola, que ataca sin piedad a Nadine Heredia y que ha mezclado todo tipo de pequeñeces en esta coyuntura, muestra que la crisis es del gobierno y la oposición. Alan García se defiende de gravísimas acusaciones a su gobierno con ataques que muestran cinismo hasta el escándalo: lo que ha hecho con el congresista Tejada que lo investiga es éticamente inaudito y lo ha refrendado con la antigua bufaleria aprista que creíamos cosa del pasado. La crisis del PPC con el caso Secada lo hunde como perspectiva y la maniquea pretensión de unos por sacar partido contra el gobierno con el drama de Venezuela, olvidando que las relaciones exteriores no son simple chacra ideológica, son tan estúpidas como el vergonzoso comunicado del Frente Amplio con cuyos componentes defendimos aquí y en las calles el derecho a protestar y enfrentar verbalmente a los que gobiernan y hoy lo niegan por defender a Maduro.
Pero del Parlamento ya no puedo tener una manera calmada de describirlo. Uno por uno los escándalos de los congresistas provienen de que hoy son políticos unos ciudadanos que desde la empresa formal o informal están acostumbrados a actos indebidos, esencialmente corruptos, contra los que trabajan con ellos, contra el Estado y la ciudadanía. Van al Congreso a hacer dinero como sea y contra toda ley. Una congresista recordó recientemente, creo sin quererlo, que allí todo es chantaje, la más cínica manera de hacer política.
Faltan dos años y medio y si no se levanta la valla ética, política y jurídica, nuestro país quedará muy afectado en su posibilidad democrática. ¿Piensan estos políticos lo que los jóvenes sienten por ellos?
Sigue leyendo →