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‘Aquí he aprendido de todos, eso es ser una universidad’

Punto Edu – 20/08/2007

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Con una destacada trayectoria dedicada a la enseñanza, la actividad política y la investigación, el reconocido sociólogo Henry Pease nos habla sobre su vida en nuestra casa de estudios, a la que ingresó en 1962 y en la que se desempeña como docente desde hace 36 años.

¿Cómo empezó su relación con la Pontificia Universidad Católica del Perú?
Cuando todavía estaba en el colegio hubo un concurso convocado por la Católica para alumnos de quinto de media sobre una encíclica que acababa de publicar el Papa Juan XXIII. Recuerdo que participé y gané un premio, pero ya conocía la Universidad por mi hermano Franklin, que era cinco años mayor. Él había ingresado en 1958 y siempre iba a la casa con sus amigos y yo veía todo eso.

¿Qué le llamaba la atención de la vida universitaria?
A esa edad lo que a uno más le atrae es lo nuevo. Yo a veces me colaba en las actividades de mi hermano y sus amigos. La Católica siempre era un punto de referencia.

¿Por qué decidió estudiar Ciencias Económicas?
Cuando ingresé en 1962 quería estudiar Economía. Por error postulé a Ciencias Económicas, que en realidad era Contabilidad. Para obtener el título de economista tenía que estudiar un año más y pasar por una serie cursos adicionales. Es por eso que en tercer año me pasé a Sociales a estudiar Ciencia Política. Los temas que más me interesaban eran la política y la economía.

¿Cuando usted ingresó a la Universidad participaba en la política universitaria?
Poco a poco. Tiempo atrás había trabajado con mi padre en el Ministerio de Educación, en una campaña de alfabetización que fue bastante exitosa. Se me ocurrió proponer una tarea similar en la Universidad como trabajo de extensión social. Me junté con unos amigos y presentamos el proyecto al padre Mac Gregor. A partir de eso recorrí todos los locales de la Universidad, salón por salón, tratando de convencer a los alumnos para que se unieran.

¿Se llegó a concretar el proyecto?
Sí, lo hicimos en Comas, que era mucho más pobre de lo que es ahora. La mayoría de su población era analfabeta. Íbamos a hacer catequesis con Augusto Vargas Alzamora. Al final del primer año había 200 aprobados. En el segundo año se hicieron campamentos de trabajo en Cañete. Desde entonces se convirtió en una tradición que la Federación de Estudiantes se comprometiera a fondo en este tema. Dos años después, en 1965, fui presidente de la FEPUC y comenzamos a trabajar en El Agustino.

¿De qué manera los estudiantes contribuían en la organización de la Universidad?
Solíamos organizar una convención anual de estudiantes, donde tratábamos los temas que nos interesaban. Había profesores que también querían impulsar cambios en la Universidad. Ahí, de alguna manera, se trabajó la idea de los Estudios Generales. También presentamos el proyecto de un reglamento de revisión de pruebas que después, en mis 36 años como docente, he tenido que cumplir.

¿De qué manera la vida política en la Universidad le sirvió después?
Tendría que decir antes que yo no he entrado a la política por la Universidad ni por un partido que me pusiera una etiqueta. Eso fue un estilo que tuvo su tiempo y que ya no funciona.

Entonces, ¿qué lo motivó?
Entré con la idea de reclamar la política como actividad ciudadana. Esto no significa que esté en contra de los partidos. Cuando entré al movimiento estudiantil, por ejemplo, no me quise inscribir en un partido porque prefería ser dirigente sin tener una consigna partidaria. Eso me permitía trabajar con todos.

¿Qué profesor de la Universidad Católica lo ha marcado?
Han sido muchos, podría decir que cada uno me ha dado algo. He tenido relación con muchos profesores y alumnos sin estar en sus clases ni en sus facultades. Cada uno era una persona disponible, a la que podías acercarte y plantearle problemas colectivos. No he tenido una figura central, aquí he aprendido de todos; eso es ser una Universidad.

¿Qué recuerdos guarda del padre Mac Gregor?
Mac Gregor tenía el componente más importante de un demócrata: tolerar al otro, entenderlo y respetarlo. Años después lo desarrolló en momentos muy críticos. Supo aceptar que quien piensa distinto tiene el mismo derecho a expresarse. Muchas veces los gobiernos no consideran esto y, sistemáticamente, excluyen. Y el paso siguiente de la exclusión es la violencia.

¿Por qué es importante para los profesores dedicarse a otras actividades además de la enseñanza?
Mi generación de Ciencias Sociales siempre ha tenido la necesidad de migrar hacia distintas ONG para desarrollar investigaciones. Enseñar no es sólo dictar en clase, sino conversar con los alumnos. Investigar y enseñar es el mejor camino para no desactualizarse. Un sociólogo o politólogo es un investigador o asesor. Ser un actor político, en mi caso, ha sido producto de las circunstancias. Profesionalmente, uno debe estar vinculado a lo que estudia.

¿Por qué siempre se ha mantenido vinculado a la Universidad?
Porque creo que es una manera de devolver un poquito de lo que he recibido. En la Universidad tengo no sólo la oportunidad de servir, sino también de seguir aprendiendo.

¿Qué es lo que más aprecia de los alumnos?
La capacidad de preguntar, cuestionar y discutir. Esa fue la mejor parte de la relación con mi padre. Él me enseñó eso. Para mí, discutir es la manera de enamorarme de un tema. En el apasionamiento de la discusión uno va dejando cabos sueltos y, luego, comienza a entrar al tema desde otro estado de ánimo y puede verlo de otra manera. Sigue leyendo

‘El chancletero sale premiado’

La República – 08/03/2007

El constitucionalista abandona su tregua mediática para homenajear, en su día, a las mujeres de su vida: su esposa y sus dos hijas. asegura que todo será mejor cuando ellas estén al mando del país.
El constitucionalista abandona su tregua mediática para homenajear, en su día, a las mujeres de su vida: su esposa y sus dos hijas. asegura que todo será mejor cuando ellas estén al mando del país.

Por Juan Álvarez Morales.
Foto: Roberto Cáceres.

–Señor Pease, ¿usted vivió rodeado de mujeres?
–Hasta que mi esposa murió en 1988. Luego con mis dos hijas hasta que se casaron.

–¿Y fue un matriarcado?
–No podría decir eso porque no soy de muy buen genio que digamos, y porque las tres tenían su genio. No nos hemos estorbado.

–¿Un hombre debe entender a la mujer o aprender a convivir?
–Los dos deben entenderse y conocerse. No existen superioridades. Sucede que la sociedad tiene una serie de mecanismos que han postergado a la mujer.

–Y muchos han aprovechado de esas circunstancias.
–Sí, y aunque la mujer tiene capacidades y virtudes similares, al mismo tiempo tiene una particular destreza: es práctica. Cuando haya mujeres al mando del país, no solo habrá novedad y frescura, también capacidad de aterrizaje sin igual.

–Supuestamente el gobierno promueve la equidad de género.
–Como todo lo que se hace forzado, es apenas un intento de compensar lo que se construye culturalmente. Lamentablemente, los cambios culturales son lentos.

–Y en la mujer también…
–Por supuesto. Conozco personas que han visto con crítica y preocupación que una mujer asumiera ciertos roles. Eso, definitivamente, termina creando inseguridad en muchas de ellas.

–De los prejuicios sobre la mujer, ¿cuál es el más perjudicial?
–El ‘dedíquese a su casa’. Y ni siquiera estoy hablando de niños, porque ellos necesitan al padre y la madre. En esa sentencia hay más un rechazo a la competencia.

–¿Usted llegó en algún momento a actuar en esa línea?
–No sé. Eso pudo haberlo contestado mi esposa, pero ella tenía una característica: cualquier crisis se resolvía simplemente por su capacidad enorme de encantarlo a uno, dar vuelta a la situación y terminar tomándote el pelo.

–A veces los hombres ostentan que, en el hogar, ellos tienen la última palabra…

–Y no creo que como broma. He conocido familias donde ese era un lema, pues la esposa no hablaba en voz alta ante del marido. Eso es absolutamente rechazable.

–Y hoy, en broma, dicen que la última palabra es “sí, mi amor…”
–Yo creo en la división del trabajo. Hay cosas que solo cada uno sabía hacer. Yo pinté cuatro veces la casa, pero no hubiera sido capaz de cocinar, aunque sí ponía la mesa.

–Imagino que solían llamarlo ‘chancletero’…
–Yo mismo lo he dicho, pero no en sentido de desprecio. Más aún, el ‘chancletero’ sale premiado, porque lo engríen más. El varón es más seco, y mis hijas han sido no solo la alegría de mi casa, sino la iniciativa. En ese punto, yo sostengo algo muy claro: mi esposa era la lideresa de la casa. Los dos estábamos metidos en nuestras propias cosas, pero a pesar de eso era ella quien tenía la idea de grupo que hacemos juntos.

–”Mi niña bonita” era un bolero famoso del padre que no esperaba una niña. ¿Le sucedió a usted?
–Sinceramente, no. Nunca me hice bolas por eso. Además, como ya sabía lo que era tener una niña, me entusiasmó la llegada del primero. Curiosamente ella tiene muchos rasgos de mi personalidad.

–¿Cómo conseguir que la mujer alcance mayor realización?
–Creando condiciones específicas de igualdad. Y eso comenzaría con la educación mixta en los colegios nacionales.

–En elecciones, siempre se dice que el Perú no está preparado para una presidenta…
–No hay rol que una mujer no pueda cumplir. Y no lo digo por ideología, sino por convencimiento de la vida. Soy de los que tienen como máxima nunca llevar la lucha de clases a la cocina. Sigue leyendo

“La representación está en crisis”

Publicado en La República Perú.21 el 23 de octubre del 2005

Entrevista a Henry Pease García • Ex presidente del Congreso dice que el Congreso debe acercarse a la población con la creación de distritos electorales más pequeños • Opina que congresistas deben ser elegidos a la mitad del periodo presidencial • Respalda desactivación de la comisión de Fiscalización.
“El Parlamento pone a sus representantes muy lejos de la gente”, señaló Henry Pease.

Por Emilio Camacho.
Foto: María Eugenia Revilla.

–Anoche que se cerró el trabajo del Congreso 2001-2006, hubo una fiesta. ¿Piensa que había verdaderos motivos para celebrar?

–Este es el momento de evaluar. Lo primero que debemos es saber qué se ha producido, cuáles son las leyes. En materia de descentralización se dio toda la legislación necesaria para que el proceso actual esté operando. En materia de institucionalidad democrática dimos la ley de Partidos Políticos y la ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que son importantísimas. Otro campo en el que actuamos es el económico.

–Pero este mismo Congreso aprobó la Ley Wolfenson (que igualaba los días de arresto domiciliario con los de prisión efectiva) y bloqueó la Reforma Constitucional que usted impulsaba.

–La Ley Wolfenson no fue una “ley sorpresa”. El mecanismo funcionó. La ley estuvo cinco días en la página web del Congreso. Lo que pasa es que no usamos los equipos diseñados para prepararnos mejor. A mí me pasó. Yo voté erróneamente a favor de esta ley. Pero este no es un error que ha caracterizado a toda la gestión del Congreso.

–¿Y cómo explica, entonces, la falta de voluntad de las bancadas para continuar con la reforma de la Constitución?

–Lo que hubo allí fue una decisión política que va más allá del Congreso. Una cosa es la responsabilidad de los partidos, y otra la del Congreso como institución. No se puede generalizar. No me pueden decir a mí que soy responsable de que eso se trabara, porque yo puse la vida en el asunto.

El giro del Apra

–En el Apra la opinión está dividida. Hay gente que piensa que se debe volver a la Constitución del 79 y otros que quieren seguir con la reforma constitucional. ¿Cuál de las dos opciones cree que terminará imponiéndose?

–Mire, yo tenía la sensación de que el Apra tenía una opinión dividida en ese momento (cuando se discutía sobre la reforma constitucional); no es lo que pienso ahora. Como dicen, una cosa es con guitarra y otra con cajón.

–¿Cuáles son los temas pendientes en materia de reforma, además de la bicameralidad?

–Yo creo que la representación está en crisis. El Parlamento pone a sus representantes muy lejos de la gente. Yo he sido uno de 35 representando a una población de siete millones de electores. Pero al final uno termina pensando que uno representa a todos y a nadie. Hay que buscar formas alternativas como la de establecer distritos pequeños que elijan un solo representante. Esto se puede combinar de manera que una parte de la representación puede ser elegida proporcionalmente entre departamentos. Eso junto con las dos cámaras puede dar un Congreso más representativo, de manera que el ciudadano se sienta cerca de sus representantes.

–¿Usted cree que la población realmente espera este tipo de reformas tan abstractas? ¿No es más fácil un lenguaje de gestos?

–Lo que espera la población son cambios. Y los cambios también tienen que ver con cuándo elegir a sus representantes. En este momento, el congresista entra y sale cada cuatro o cinco años, jalado por la intención de voto de su candidato presidencial, pero no por lo que ofrece. Para que exista una verdadera relación con la ciudadanía, los congresistas podrían elegirse a la mitad del periodo presidencial.

–¿Qué opina sobre el debate del régimen económico desarrollado durante el intento de reforma constitucional? Hay quienes piensan que la Constitución es permisiva al igualar las condiciones de inversión local con las exigencias al capital foráneo.

–He seguido la discusión sobre el tema. Está el planteamiento. Hay que cambiar el régimen económico. Lo que no he visto es cómo y en qué. Si se refiere al texto constitucional, creo que la discusión no ha llegado a ese detalle. Pero déjeme decirle una cosa, las condiciones del comercio internacional no se dan por la Constitución.

–Como no se dan por ley.

–Así es. Están en tratados y en reglas que uno debe conocer.

–¿Pero qué piensa de lo que dice la Constitución en materia de inversión?

–Mire, yo creo que la Constitución es una especie de marco en el cual se actúa, pero que no define el detalle, la política económica.

“La comisión de Fiscalización no tiene sentido”

–¿Piensa que la comisión de Fiscalización debe ser desactivada?

–Yo he peleado para que desaparezca la comisión de Fiscalización porque no tiene sentido. Para qué una comisión de Fiscalización si todas las otras pueden hacer lo mismo. El único sentido de la comisión de Fiscalización sería que se use para el seguimiento a las acciones de la Contraloría.

–Fiscalizar a los fiscalizadores…

–Claro. El Contralor debería ser un brazo técnico del Congreso, nombrado por el Congreso, pero no a propuesta del Presidente de la República. Quizá la comisión que siga a la Contraloría puede ser la comisión de Fiscalización, pero la duplicidad no sirve.

–Aun así el Congreso que se va es el que más ha hecho uso y abuso de sus capacidades fiscalizadoras.

–El Congreso ha fiscalizado a este gobierno en el debate de todas sus políticas. No hay hecho importante que no haya sido materia de debate.

–Bueno, usted nunca ha ocultado sus reparos con esto. Ha criticado, por ejemplo, a la comisión Villanueva (que siguió la denuncia por falsificación de firmas en PP)

–Es que allí lo que hubo fue un abuso en la parte preliminar de la investigación como para no perder presencia en los medios. El investigador cuando habla mucho no tiene buenas conclusiones.

–Pero eso también pasa en el Poder Judicial y la Fiscalía.

–Pero allí no encuentra al magistrado declarando sobre sus pistas y hacia donde va ir. Sigue leyendo

Henry Pease: ‘Muchos están hartos de la alianza’

Publicado en Perú.21 el 23 de octubre del 2005

La regionalización y la relación Perú Posible-FIM bajo el análisis de alguien que no piensa ir a una reelección. Henry Pease es un congresista de salida.

Es oficialista y afirma que muchos en Perú Posible están hartos de la alianza con el FIM. Es oficialista y lamenta que el presidente Toledo se sienta dueño de su partido. Es oficialista y cree que Valentín Paniagua es el mejor candidato. Mientras se realizaba esta entrevista, Henry Pease saboreaba un tiradito en su departamento miraflorino. En tiempos en que se almuerza a pie, este señor se sienta a decir sus verdades sobre la mesa.

¿Qué le deja la decisión del Congreso de no aprobar las modificaciones de la ley de conformación de regiones?
Siento vergüenza ajena porque tanto el Apra como una parte de Unidad Nacional han puesto el interés partidario por encima del interés nacional. Lo más importante es que se no se quede en la cabeza de la gente una regionalización en departamentos. Peleamos mucho para que se comprendiera que el Perú necesita grandes regiones. Y eso ha comprendido muy bien la gente. Es mentira que haya desinformación.

Más que desinformación, ¿no hay acaso falta de información?
Nunca habrá toda la información que se quiera, pero la gente habla del tema y la gente va a ir a votar. Necesitamos, por supuesto, mucha más cultura política, pero en lugar de dar información, el Apra da contrainformación. Hace campaña saboteando el proceso de regionalización. No podemos permitir que se siga jugando con los intereses nacionales.

¿Qué está detrás de la decisión del Apra?
Lo único evidente. Poner adelante el interés particular y no el interés general. Ellos temen que se les quiebre el sólido norte.

¿Quién es el responsable de que el Perú sea percibido como más corrupto que en la época de Fujimori, según Transparencia Internacional?
No puedo opinar sobre las percepciones porque no tienen que ver con la realidad objetiva. Pero es una tragedia que el Perú no haya podido investigar y procesar judicialmente a los máximos jerarcas del fujimorismo, aunque ya es un hecho histórico que tengamos generales y ex ministros tras las rejas porque eso nunca había ocurrido en la historia del Perú.

Pero la mayoría de esos generales fueron llevados a la cárcel por el régimen de transición. ¿No ha faltado una política nacional contra la corrupción en el actual gobierno?

El aparato estatal tiene un montón de ineficacias, está venido a menos y hay que tomar medidas. Sí creo que ha habido fallas cruciales y habría que darle prioridad a la materia anticorrupción. No creo en zares anticorrupción ni en comisiones anticorrupción. Hay que simplificar las estructuras. El gran responsable de la lucha anticorrupción tiene que ser el Ministerio Público.

¿Por qué cree que Perú Posible y el FIM aparecen tan mal en las encuestas?
En primer lugar, esas encuestas expresan un tiempo, en el que ninguno de los dos tiene una candidatura lanzada. Este es un sistema electoral en el cual las candidaturas parlamentarias son colgadas según la candidatura presidencial. En segundo lugar, creo que ambos sí están desgastados, como ocurre con todo gobierno, y más con este gobierno que tuvo un desgaste muy rápido. Supongo que el tiempo cambiará las cosas.

¿Se equivocó el presidente Toledo al aliarse con Fernando Olivera?
La alianza ha tenido su lugar y su momento. Esa alianza no hizo al presidente comportarse en el Congreso como un dueño de mayoría absoluta, cuando prácticamente la tenía. Ese es un mérito que la historia tendrá que reconocer porque quien tenía mayoría en el Congreso siempre se convertía en dictador.

¿La alianza debe mantenerse para las elecciones?
No lo sé. No estoy pensando en qué deba hacer Perú Posible para el 2006. No está en mis esquemas. Estoy pensando en cosas de más largo aliento.

¿Sus compañeros de bancada le han comentado si la alianza va a seguir?
Muchos están hartos. Eso lo he visto en muchos casos. Por ejemplo, yo estuve en la alianza Acción Popular-Democracia Cristiana que se rompió a fines del primer gobierno de Belaunde. Es normal que así sea. Y siempre uno le echa la culpa al otro.

¿Pero por qué en Perú Posible están hartos de la alianza?
Tendrán que ver sus razones. En todo caso, el conjunto de vicisitudes de estos años para la gente que ha estado en el gobierno es de una dosis de frustración muy grande. No se nos ha dejado una semana sin golpearnos hasta en lo más íntimo. Ya yo soy viejo y tengo coraza, pero muchos no la tienen.

¿Y en Perú Posible sienten que es el FIM el responsable de ello?
No, lo que sienten es ese golpe. Hay esa sensación, pero no tiene que ver con el FIM, sino con el estado de ánimo. Me imagino que es un hartazgo en general con todo lo que se ha vivido.

La designación de Olivera como canciller hizo ver al presidente Toledo como un rehén del líder del FIM.

No creo que sea un rehén. Creo que el presidente es un hombre de mucho corazón, de mucho sentimiento. Si le tiene gratitud a alguien por cosas eficaces que ha hecho en gestiones para el país, lo apoya.

¿A pesar de que esa designación haya sido contraria a la opinión de su propio partido?
Ahí viene, pues, un punto serio de qué son los partidos. Y en eso, desgraciadamente, el presidente -al igual que otros líderes- se siente dueño de su partido. Y mientras eso ocurra, no habrá partidos. Es un punto malo que, además, se ha agravado con su presencia en Palacio de Gobierno, como ha ocurrido con todos los presidentes en el Perú.

¿Quién es el mejor candidato presidencial hasta el momento?
Valentín Paniagua. Es una figura que ha gobernado con gran honestidad, con gran capacidad y sabiduría, con gran equilibrio en situaciones muy peligrosas. Lo he visto actuar en momentos críticos. Si logra concretar ese Frente Republicano, tiene un marco muy representativo, y estoy seguro de que puede tener un gran éxito.

Alguna vez dijo que su frustración era saber que hoy había más pobreza que cuando usted tenía 17 años. ¿Siente que su generación ha fracasado?
No ha fracasado porque, desgraciadamente, no se propuso ser solidaria. En los tiempos oligárquicos, que cayeron hace más de treinta años, no había menos solidaridad que ahora. La lucha por la vida, pero también el consumismo y el hedonismo han hecho de esta sociedad una en la cual mucha gente vive peleándose en sus narices.

¿Qué país es este, del que la gente se va a Irak como carne de cañón?
Eso es terrible, es una de las cosas más etosas. Se me ha quedado grabada la primera plana de ustedes, donde se ven los rostros de los peruanos en el ómnibus. No solo hay que preguntarse qué país es este. No me digan que esas personas acá no tienen chamba para subsistir. Tienen un proyecto de vida que solo se entiende en la lógica de la sociedad de consumo de hoy. Sigue leyendo

Los 95 años de la PUCP sirviendo al Perú

Henry Pease García

No podemos celebrar los 95 años de nuestra Universidad en medio de la ofensiva política más feroz que ha vivido entidad educativa alguna en este siglo y gran parte del anterior. No es sólo el Cardenal Cipriani y su séquito, es todo el mundo ultraconservador y más de algún seudo liberal, de esos que anteponen el autoritarismo al ejercicio de la libertad y se atreven a amenazarnos con reglas de una Iglesia que desconocen y de una religión que no practican.

Se ha desplazado el debate de los juicios por una herencia que no es ni mucho menos el mejor capital de la Universidad, a la pretensión de estos ultraconservadores de que obedezcamos a pie juntillas una regla que no existe en el documento papal sobre Universidades Católicas y amenazando hasta con la excomunión quienes ni creen ni la practican. Felizmente la ponderada intervención de El Vaticano deja a los extremos sin juego y el diálogo camina entre nuestro rectorado y la Jerarquía eclesiástica peruana, incluyendo al Cardenal Cipriani. Apuesto a que saldrá “humo blanco”, dentro de la ley y la autonomía universitaria.

Me cuesta olvidar que a nuestro querido Rector lo hicieron volar a Roma sin respetar su duelo, cuando pasaba el peor momento de su vida, antes de un mes de la muerte de su maravillosa hija Daniela. Lo vi en esa misa, al día siguiente de su regreso de Roma, sin una palabra de reproche. ¿Dónde estuvo la caridad cristiana?

Me cuesta decirlo, pero tras una larga vida fiel a mi Iglesia, me siento hace un par de años cuestionado en ella por el ejercicio de mi libertad como laico, como viejo profesor al cual ningún acontecimiento apartó de su Iglesia desde hace más de 60 años, ni de las aulas de la PUCP en los últimos 40 años. Escribí, al comenzar las demandas judiciales, que no podía entender que para mi obispo no valga mi aporte, ni la vida entera de mi hermano Franklin, ni la de tantos miles de profesores que hicimos, con los alumnos y los trabajadores, esta Universidad que es nuestro orgullo. ¿Sólo vale el capital?¿Se olvidaron de los textos de la doctrina social de la Iglesia, incluída la encíclica de Juan Pablo II sobre el trabajo humano?. Me ratifico en lo que por respeto practiqué en toda mi vida política: no suelo sustentar mis ideas en el cristianismo porque muchas veces la jerarquía se siente y actúa como propietaria privada de ellas y eso es el principio de una lógica autoritaria.

Los invito a leer el artículo del profesor Gonzalo Portocarrero en El Comercio. Gonzalo siempre es claro, brillante y radicalmente honesto. Sustenta razones con una claridad que no tengo, especialmente cuando me siento agraviado. Pero Jesús nos enseña a amar y a perdonar, no lo olvido, pero, ¡“Carajo”, cómo cuesta ¡.
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El colmo de los colmos

Leyendo Caretas nos asombramos de la osadía del gobierno. Sabemos que en la sociedad capitalista se privilegia al capital, pero ¿no hay límites? Si el Estado ha invertido 20,000 dólares por Ha en Olmos ¿cómo vende la Ha a menos de 5,000? Es dinero de nuestros impuestos que se destina a subsidiar a la gran empresa, sólo a ella que puede comprar en esos términos, porque COFIDE boicoteó la iniciativa del exMinistro Caillaux para que “una partecita” de las tierras fuera a pequeños y medianos agricultores- y, al parecer contra lo establecido por el Presidente Humala. A los Rodríguez Banda se les crea un problema a futuro, de legitimidad esencial, porque ese es dinero de todos los peruanos y los gobernantes demuestran no haber aprendido nada de la historia y de cómo se llegó a la reforma agraria. ¿Este es el gobierno de la gran transformación o el gobierno del MEF? Sigue leyendo

La fragata inglesa y los asuntos de Estado

Cuando discutimos asuntos de Estado –y lo son nuestras relaciones exteriores- conviene que todos, en particular políticos y periodistas, frenemos exageraciones y ponderemos los comentarios. No hay que dramatizar tanto ni priorizar los enconos personales o ideológicos, la radicalidad que aquí siempre se da en la lucha política verbal y en los titulares, afecta en este caso a intereses superiores. Toda Cancillería se mueve en la coyuntura y tiene que adaptar decisiones en plazos muy cortos, pero políticos y periodistas terminan afectando los intereses superiores del país por la manera en que hacen su crítica.
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Se democratiza si el elector decide (Para mejorar los partidos políticos)

El Comercio

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Una buena iniciativa del Jurado Nacional de Elecciones es la propuesta y debate del proyecto de Código Electoral, que incluye la legislación sobre Partidos Políticos y quizás debiera incluir la legislación sobre otros mecanismos de participación ciudadana. Desarrollo aquí lo que expuse en el taller sobre el segundo tema: las organizaciones políticas.

Una primera idea –como cuestión previa– es buscar normas simples y directas, sin vericuetos que son las ventanas para evadir la ley.

Se abusa en el texto y en las leyes de la pretensión de fiscalizar o convertir a órganos estatales en “asesoría técnica”. Estos existen para hacer cumplir la ley, en lo posible directamente. Por no hacer las leyes simples se llena de requisitos y trámites burocráticos que acogotan a partidos que ya son débiles.

Mi primera propuesta es elegir a todo candidato a cargos de elección popular votando todos los ciudadanos inscritos en un partido, en acto organizado directamente por la ONPE, en una sola fecha para todos los partidos.

Estas elecciones primarias deben ser tres meses antes de la fecha de elecciones (lo que evita que se destapen inconductas previas cuando ya juramentaron, pues en esas primarias se pondrán los reflectores de la prensa).

Salvo la plancha presidencial y los cargos unipersonales, toda elección primaria debe ser proporcional, con cifra repartidora y cuota de género.

Los estatutos de cada partido definen los requisitos para cada candidatura y presentan los candidatos a la ciudadanía y a la ONPE. Esta verifica los requisitos para inscribirlos. Solo el diez por ciento pueden ser invitados –no afiliados– y ocuparan en forma alternada lugares en la lista a partir del tercer lugar.

Lo anterior supera lo que hacen débiles comités electorales internos, con poco poder en sus partidos y poca transparencia y experiencia organizativa.

Pero contradigo la propuesta del JNE que elimina el voto preferencial sin que esas primarias sean abiertas a todo ciudadano previamente inscrito en la Reniec, que es la entidad que debe registrar todo padrón, incluyendo los de afiliados.

Esa inscripción no da otro derecho que el de votar en las primarias pero garantiza que a los peruanos no nos quiten un derecho que ya tenemos hace más de 30 años: priorizar nuestros candidatos.

Para la inscripción de los partidos, no deben exigir más de 100 firmas: mucho se falsifica y muchos ciudadanos firman cualquier cosa.

Puede ponerse un número mínimo de afiliados a nivel nacional pero servirá para que si en las primarias el partido no tiene la mitad más uno de los votos de su padrón, pierda en el acto la inscripción.

Está muy bien que a las alianzas se exija un porcentaje mayor que a un partido porque eso se ha convertido en una corruptela para evadir la valla electoral pero debe también establecerse que las alianzas son para gobernar y no solo para ser elegidos y por tanto si se rompe la alianza pasa lo mismo que si se disuelve un partido: vacan sus representantes y lo mismo debe ocurrir con los tránsfugas, aunque haya que reglamentar puntuales excepciones.

No propongo castigo y combato la penalización de la política. Vacan porque se rompió el cordón umbilical entre alianza y partido, o entre ambos y representante, lazo dentro del cual el elector decidió.

Muy bien el financiamiento público directo pero lo seguiría restringiendo a la elaboración de planes de gobierno y a la capacitación de cuadros políticos porque eso puede hacerse de manera transparente e incluso con proyectos tipo SNIP en los cuales la autoridad electoral obviamente no entra en los contenidos pero sí en la calidad académicamente verificable.

El financiamiento indirecto crece si la ONPE organiza las elecciones porque esa asumirá los costos y habrá que aumentar la franja electoral incluyendo las primarias y los tiempos entre elecciones.

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