Autora: Marlene Anchante Rullé
Debo señalar que en este proceso de fortalecer confianza fue fundamental actuar con honestidad y veracidad. Estos atributos no se construyen en un corto tiempo, la Universidad Católica encargada de conducir la DPC, tenía años de reputación y reconocimiento público. Así como la confianza se va construyendo, también requiere esfuerzos para mantenerla. Por tanto, también fue decisivo demostrar competencia en: a) conocimientos técnicos, b) habilidades en el ejercicio de la mediación y c) habilidades interpersonales (saber llegar al otro). De la mano con lo anterior, estuvo la congruencia tanto a nivel personal como institucional. Esto es algo muy importante, se debe percibir congruencia entre los actos y las palabras. Ello implica tener mucho cuidado en la selección de las personas que formaran parte de los equipos de trabajo de las instituciones involucradas en el manejo de conflictos. Otro elemento clave es la lealtad y la franqueza en la relación con los actores. La decepción de los pobladores cuando ven a un funcionario del Estado aparecer con el fotocheck de una empresa es grande y pone en riesgo tanto la confianza interpersonal como institucional. Ser leales y francos con las comunidades, no significa decirles lo que quieren escuchar sino las cosas tales como son con sus pro y contras.
Finalmente, confiar supone siempre dejar abierta la posibilidad de sufrir decepciones o que se aprovechen de nuestra confianza. La realidad es que como DPC pasamos por momentos de riesgo en la construcción del proceso de confianza, que afectó tanto la confianza institucional como la confianza interpersonal. Ello nos enseñó que es indispensable estar en permanente alerta acerca de situaciones o eventos que pudieran afectar negativamente el proceso de construcción de confianza. Me pregunto si ¿alguien en el gobierno estará haciendo este análisis?.