Autora: Marlene Anchante Rullé
La presión de la crisis nos concentra en la punta del iceberg. Es fácil criticar cuando uno no está en los zapatos de quienes tienen la responsabilidad de enfrentarla, bajo la mirada de todo el país. Quiero contribuir con cinco ideas que espero ayuden en este momento:
Por otra parte, la última tentación me preocupa especialmente. Quiero llamar la atención sobre la situación de conflictividad de Puno. El problema no comenzó hace un par de semanas como es de suponer. Revisé qué se decía de Puno en todos los reportes de conflicto de la Defensoría del Pueblo. Desde su primer reporte emitido en el 2004 hasta el más reciente del 2011. ¿Qué encontré? Algo que me imaginaba. Los reportes de conflictos de la Defensoría del Pueblo para Puno, muestran que se trata de uno de los departamentos con más conflictos sociales en el Perú. Entre los años 2004, 2005 y 2006 sus conflictos se relacionaban principalmente con cuestionamientos a gestiones municipales distritales y provinciales. Reclamos por incumplimiento de promesas electorales y por no rendición de cuentas; con denuncias penales de por medio y tomas de locales municipales. Algo importante, casi los mismos distritos y provincias (Yungumayo, San Román, Azángaro, Melgar y Moho) con los mismos conflictos durante muchos meses. A partir del 2007 se advierte que los conflictos sociales relacionados con la minería empiezan a cobrar protagonismo. Temores por la contaminación de la microcuenca de LLallimayo, de la cuenca del río Ramis, entre otros; se repiten en los reportes de conflictos durante meses. Salta a la vista una creciente oposición a la actividad minera año a año del 2008 al 2011, con oposiciones a concesiones y exploraciones mineras principalmente, pero también lotes petroleros. Y complementando, entre los años 2009 y 2010, protestas contra el gobierno regional por no atender necesidades básicas o suspender proyectos de infraestructura vial considerados como importantes por la población, entre otros.
¿Todo esto tendrá algo que ver con lo que está pasando ahora en Puno?. Yo estoy convencida que sí. Los conflictos se anidan, ello quiere decir que se suman uno encima de otro. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Esta historia de conflictividad debe estar en la mente de los negociadores.
A escasos días de las elecciones 5 de junio el paro en la región puno y los sucesos violentos de estos días nos demuestran lo que este gobierno ya de salida a hecho mejor, adopta una actitud pasiva no asume la responsabilidad y se muestra intolerante de mantenerse las protestas no es de extrañar que se empiece a calificar de chavistas, humalistas, rojos, izquierdistas a los manifestantes, nada original por cierto en una manifestación que se pudo evitar semanas atrás si García no hubiese insistido en que los únicos intereses validos son los que las mineras y el promueven y defienden con total ausencia de respeto hacia las partes protestantes sin escuchar lo que tiene que decir y con la imposición unilateral de los intereses mineros. Ojala que no se aplique el “plan Bagua” en puno que terrible seria en estos momentos que vivimos.
Las desigualdades en nuestro pais solo se podra solucionar con el desarrollo.
Les recomiendo esta pagina :
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Lo que ha pasado en Puno, tal como lo adviertes, es que no ha habido un canal de diálogo e información adecuada en torno al tema minero. Mientras se reclaman más presupuestos, se oponen a la minería que es una de las principales fuentes de financiamiento local y regional; mientras se oponen a las concesiones mineras – que son formales- hacen de la vista gora o se alienta a la minería informal; mientras se critica y se cuestiona el daño ambiental, no se dice nada ante al daño ambiental que ocasiona la mineria informal. Creo que muchos de estos problemas se generan por no visibilizar las cosas en su verdadero contexto, de escuchar a las partes, pero a la vez que exista una verdadera voluntad de escucha, que se actúe siempre bajo el principio de buena fe, tanto de los pobladores, como de autoridades locales, regionales y nacionales.
Me parece de muy buenas intenciones el artículo, pero muy distante de la realidad minera en Puno, (escribo desde mi trabajo de RRCC en el mismo Puno). En este conflicto socioambiental existe dos componentes que no son el social y el ambiental, sino el político y el económico.
El político, tiene que ver con los grupos interesados en deponer al gobierno regional actual (grupo de izquierda más o menos radicales). El económico tiene que ver con el interés de los intermediarios económicos de la minería artesanal (este es el motor dinámico de la economía puneña y no el contrabando), los cuales sostienen economías tan grandes como Rinconada Ananea.
Buscar soluciones fuera de las reales intenciones de los manifestantes sólo son buenas intenciones.