Autor: Fabián Pérez N.
Este fin de semana se inició un operativo para destruir dragas instaladas de manera ilegal en Madre de Dios y que son utilizadas por la minería ilegal en la zona, con las lamentables consecuencias ambientales que todos conocemos y rechazamos.
Esta medida representa un avance en la lucha contra la minería informal, pero no es suficiente, sino que debe complementarse con otras medidas, y es que la minería informal no sólo es la contaminación de los ríos y pérdida de ecosistemas, hechos muy lamentables, sino que tiene un impacto social, debido a la cantidad de personas que son parte de esta actividad ilegal, y de los temas que eso representa: desplazamiento de personas, informalidad, trabajo en condiciones ilegales, precarias e inseguras, delincuencia, y en algunos casos prostitución infantil. Pero a la vez es una actividad que brinda ingresos a cientos de familias, motivadas tanto por la necesidad como por las expectativas de los precios altos del oro, y que a su vez genera motiva el surgimiento de otras actividades complementarias en la zona, especialmente comerciales, que significan a su vez ingresos a otras familias.
En otras palabras, creo que esta medida es adecuada, y demuestra voluntad política; pero es una de varias respuestas al reto de enfrentar la actividad minera ilegal, luego debe estar acompañada de otras medidas más bien sociales, pero también económicas, que se implementen de manera institucional, de tal forma que, además de responder a la problemática, permita que el Estado retome legitimidad y presencia en la zona, y para ello es necesario también que se coordine con el propio Gobierno Regional, y autoridades locales, finalmente los primeros afectados siempre es el entorno local o regional.
Es por ello que debemos estar atentos a qué pasos se siguen luego de estas primeras medidas y tal vez entonces podamos reconocer una estrategia frente a la minería ilegal.