El día que conocí a Roger Waters en Lima

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El día que conocí a Roger Waters en Lima

El 17 de noviembre de 2018 será un día que jamás olvidaré, ese día conocí a Roger Waters.
Estábamos en la cola, esperando afuera del Hotel Country Club en Lima, que es un hotel muy elegante, con flores y árboles alrededor, ubicado en el distrito de San Isidro. Pocos días después descubrí que mi trabajo quedaba a unas cuadras de ese lugar.

Yo era la número 110 de aproximadamente 150 personas que fuimos hasta las afueras del Hotel para ver a Roger Waters, y seguía llegando gente con la esperanza de ver a su ídolo. Ustedes saben, los que amamos a Pink Floyd, conocemos su música, usamos ropa alusiva, y conocemos a la banda y la historia de cada canción, cada álbum, cada miembro de la banda, nos sensibilizamos con la locura de Syd Barrett, con la muerte del padre de Roger Waters, entramos en un viaje espacial con sus letras y sin necesidad de drogarnos con LSD o cualquier alucinógeno.

Conocí a Pink Floyd, su música y su historia viendo VH1 Classics cuando existía en Latinoamérica, ya  hace muchos años atrás cuando era una adolescente, siempre me gustó el halo de sofisticación, de profundidad, filosofía y arte en su música.

Pero se preguntarán ¿Cómo es que llegué a conocerlo? Todo fue obra del destino.

Todo empezó un viernes 16 de noviembre, cuando en el comedor una “compañera” que ni siquiera merecería mención empezó a bullearme porque le molestaba que se me ocurra comprarme una entrada en primera fila para ver a Roger Waters, entonces bromeaba con que ni que fuera a tener un meet and great con Roger Waters, autógrafos y fotos con él como para pagar esa cantidad de dinero. Supongo que no es necesario ser Sartreano para darse cuenta que una persona al ser individual y al tener personalidad propia por considerarse libre puede usar su libertad para por ejemplo amar a Pink Floyd , escuchar su música, conocer su historia, investigar al respecto de la banda y sus canciones y albunes, y en consecuencia si viene a Perú el genio creativo de Pink Floyd,  ir a verlo en concierto.

Pero dejando de lado su ignorancia, no solo sobre la filosofía sartreana, sino también a la cultura musical, porque evidentemente ese tipo de personas no pasa de conocer a Maluma, Daddy Yanqui, e incluso la misma persona defiende Asu Mare 2, y no me sorprendería que también a La Paisana Jacinta, aun siendo cuzqueña, etc, etc., lo cual no me sorprende porque la mayoría de gente se deja arrastrar por las modas y pierde su individualidad, y personalidad por básicamente la flojera mental e incapacidad de investigación para conocer productos culturales que sí tienen valor, son básicos consumistas de programas como “Carloncho en radio Moda”. En fin, ese es un problema aparte. Luego de elegantemente atacar su gusto por el decante fútbol peruano, y de devolverle la falta de respeto hacia quizá la mejor banda de rock progresivo de la historia de la humanidad, es que seguí con mi vida y mis asuntos entusiasmada por el concierto del día siguiente. Sí, soy de esa gente respondona, que no se deja pisotear.

Esa misma noche antes del concierto, ordené las cosas que llevaría al concierto, que desde hace meses predecía como el mejor de mi vida. Es así que en mi morral hippie que tengo desde el colegio puse una sombrilla verde que días antes algún paciente había dejado olvidado en el consultorio de mi mamá. También puse un muñeco de Roger Waters que yo había hecho con cerámica en frío, muchos meses antes en mi etapa cuando me recuperaba de una fractura en el tobillo que me dejó postrada en mi cama por 3 meses y que incluso me privó de ir al concierto de Radiohead porque un día antes me habían enyesado la pierna.

Este muñeco estaba ensuciado con gelatina dado que días antes del concierto lo había llevado a la oficina, siempre suelo llevar muñecos a la oficina para que decoren mi escritorio; fue el mismo muñeco que la secretaria de la oficina había calificado como “muñeco feo”. También llevé un dibujo que hice en ese mismo periodo de recuperación de mi tobillo, uno de la banda con Syd Barrett, justo en la etapa de transición, cuando presentaban a David Gilmour, el dibujo lo hice con lápiz negro, y para mi era muy especial porque suelo dibujar a mis bandas favoritas sin ningún motivo aparente que solamente fanatismo y amor por el arte. Alisté mi ropa y botas, todos rockeros, usé la clásica camisa a cuadros roja y negra.

Entonces llegó el día 17 de noviembre de 2018, felizmente era sábado así que no iba a la oficina, mi padre me llevó hasta el estadio Monumental con su auto, antes había dejado en su trabajo a mi madre.

A veces recuerdo que de hecho yo busqué trabajo con la finalidad de ahorrar dinero para comprar la entrada de Roger Waters, no había trabajado dos años antes porque me había dedicado a terminar mi carrera y logré graduarme de la Facultad de Derecho de la PUCP. Pero aun así conseguí el trabajo de mis sueños gracias a mi calidad como investigadora, y luego de comprar la entrada me pregunté si debería seguir yendo a trabajar. Tal vez el trabajo es un medio para conseguir la felicidad.

Llegamos a las 7 am, yo prácticamente sola porque si bien días antes me había incluido en un grupo de wassap de gente que iba a la zona Us & Them, que se ponían de acuerdo desde semanas antes para acampar, pues al final no acampé y no coordiné para verme con alguien del grupo. Fui prácticamente sola. Es así que ya llegando a la cola de Us & Them afuera del Estadio Monumental, veo un baño portátil y cerca de ello a unas señoras que, sin ser prejuiciosa, no tenían apariencia de rockeras, entonces les pregunté si era la fila para Us & Them, y ellas me dijeron “ah?” Ahí lo supe, solamente vendían la cola. En ese momento se acerca un chico , se llama Andrés, y se me quedó mirando, entonces entró al baño y luego salió, ahí fue cuando me vio sentada en la fila (en la pista) y me dijo: “estamos allá”, y yo me sorprendí y lo seguí y le dije que yo no acampé y que si me podía unir con ellos. Ahí vi los rostros de los otros amigos, que estaban molestos porque habían acampado desde las 5 am o incluso desde el día anterior.

Entonces les comenté si habían visto que publiqué en el grupo de wassap a un muñeco de Roger Waters, y se sorprendieron dijeron que sí y que parecía Vudu, entonces les enseñé el muñeco y el dibujo de la banda que ya les comenté, así fue como les simpaticé y me adoptaron dentro del grupo, también les conté historias de rock, historias de la banda y etc, así les agradé más. Me dijeron que tenía que entregarle ese muñeco a Roger Waters, aunque sea desde la primera fila del concierto, insistían en que tenía que escribir sobre el muñeco todo lo que se me ocurra.

Así que podría decir que ellos con su energía hicieron posible que conozca a Roger Waters. O tal vez el muñeco me llevó a Roger Waters.

Sin ninguna duda, todo fue gracias a Andrés por rescatarme.

Así fue como formé parte del grupo de la carpa. Dentro de las conversaciones, Andrés, el amigo que me rescató y me llevó a la carpa, me confesó que me había reconocido por mi foto de wassap, especialmente por mi cabello, cabe señalar que mi cabello es rizado y abultado.

Así que podría decir que mi cabello es lo que me llevó a Roger Waters.

Entonces nos la pasamos todos en la carpa , cantando canciones de Pink Floyd, durmiendo, buscando un baño decente cerca de la zona, contando historias de rock, etc. También quería comprar polos de la banda, y justo los comerciantes aparecían. A uno le compré un polo de The Wall, y el señor me dijo que porque era su primera venta me regalaba la banda para el brazo con los clásicos martillos fascistas de The Wall.

Podría decir que el señor también me dio suerte para conocer a Roger Waters.

Luego todos volvimos a la carpa, usé la sombrilla verde para tapar un hueco de la carpa y nos dormimos. Minutos después, la amiga de la otra carpa, Carla, nos dijo que su enamorada estaba en el Hotel Country Club haciendo cola desde la madrugada para ver si tenía la suerte de ver a Roger Waters y de pedirle que le firme un autógrafo, entonces nos animó a que vayamos al Hotel porque a las 12 iba a salir a firmar. Vimos el reloj y eran las 11:40, así que no había forma de que lleguemos a las 12 desde el Monumental hasta el Country. Nos bajoneamos, aun así insistí en que vayamos. Cabe señalar que esa gente que esperaba afuera del hotel, estaba horas y horas esperando bajo un intenso calor.

Media hora después Carla nos actualizó el dato y nos dijo que firmaría a las 2 pm, entonces no lo podíamos creer y nos pusimos de acuerdo para ir, pero sin levantar sospechas de los otros en la fila, entonces salimos uno por uno disimuladamente. Algunos de los amigos, Andrea, Yosi, Walter compraron posters para que sobre ello los firme Roger Waters.

Yo no compré porque decidí que decidí que quería que Roger Waters firmara sobre mi dibujo, lo cual finalmente hizo horas después.

Obviamente fue gracias a Carla que tuvimos la suerte de conocer a Roger Waters. O tal vez fue la suma de todo. A propósito, Carla nos cuidó la cola y la carpa, y ahí dejé abandonada mi sombrilla. Carla no era fan de Pink Floyd y solo cuidaba la carpa de su enamorada.

A veces me pregunto qué hubiera sido si Andrés jamás hubiera ido al baño portátil, o si yo hubiera llegado muchas horas después y no me hubiera cruzado con él, o si él no me hubiera visto o reconocido, o si me hubiera laceado el cabello, o si jamás me hubiera incluido en el grupo de wassap, o si no me hubiera incluido en los grupos de FB, o si no hubiera tenido el cabello rizado, o si en vez de mi foto hubiera puesto la foto de un dibujo en mi foto de wassap, o si jamás hubiera dibujado a la banda o hecho el muñeco de cerámica, si jamás hubiera sido artista además de abogada, si jamás hubiera escuchado a Pink Floyd en VH1. O si Carla hubiera ubicado su carpa junto a otro grupo de chicos y les hubiera avisado a ellos en vez de nosotros. O si me hubiera incluido en el grupo de wassap de otros grupos que iban al concierto también. O si me hubiera fracturado el tobillo antes del concierto de Roger Waters y no antes del concierto de Radiohead.

Ha sido una suma de hechos fortuitos los que me llevaron a conocer a Roger Waters.

Mi historia pudo haber sido completamente diferente, sin ir muy lejos como las múltiples posibilidades anteriores. Un amigo de la universidad a quien conozco desde que somos niños y con quien el 2016 fui al concierto de The Rolling Stones, es muy fanático del rock y quiso que vayamos al concierto de Roger Waters pero no quería comprar la entrada de Us&Them que era el campo A junto al estrado, solamente quería estar en Campo B. Entonces estaba evaluando en vender mi entrada, que ya había comprado el mismo día de la preventa, para así no estar sola e ir acompañada con mi amigo. Sin embargo, decidí estar lo más cerca posible de Roger Waters así tenga que ir sola, por eso es que conservé mi ticket por meses hasta que sea el concierto.

Regresando a la historia real. Mis nuevos amigos y yo, tomamos un taxi por Uber, y aunque eran las 12 pm hubo demasiado tráfico en toda la Javier Prado, lo cual nos agregó más angustia y adrenalina, porque hasta ese momento no estábamos seguros si nos firmaría autógrafos o si ya no firmaría más, o si de verdad firmaría, si llegaríamos, si nos aceptarían, etc. No había ninguna certeza, pero al menos nos consolábamos diciendo que lo estábamos intentando. Peor hubiera sido preguntarse toda la vida: “qué hubiera pasado”.

Así fue como llegamos después de una hora y media a la cola donde esperaban todos los fans afuera del Hotel Country Club, vimos que la cola era inmensa, e incluso hasta ese momento no estábamos seguros de si saldría a firmar, o si firmaría hasta cierto número porque los que estaban adelante en la cola tenían en su mano enumerado el orden en que entrarían a que les firme el autógrafo.

Además hacía mucho calor, el sol era intenso, y no habíamos ni desayunado por lo que se me ocurrió que mientras esperábamos pidiéramos una pizza por delivery. Así que llamamos a Papa Jhons, mientras seguíamos esperando. Hacía tanto calor y estábamos tan angustiados esperando la pizza y a Roger Waters, y el sol era tan intenso que jamás había necesitado tanto una sombrilla como en ese momento, ahí recordé que la había dejado olvidada en la carpa.

Luego de cubrirnos con el póster, y mientras le tomaba fotos a mi muñeco de cerámica que hice de Roger Waters, me di cuenta que la pierna del muñeco estaba por romperse, entonces me asusté y se lo comenté a mis nuevos amigos. Resultó que Andrés, el chico que me rescató al inicio y me llevó a la carpa, tenía un pegamento triz porque sus lentes se habían roto la noche anterior, entonces me regaló un poco de pegamento, así reparé la pierna del muñeco.

Luego, mi amiga que venía de Huaraz, Andrea, me dijo que tenía un plumón plateado que serviría para escribir sobre mi muñeco, porque era todo pintado de negro. Entonces anoté todos mis datos y le puse “Te amo”.

Todo fue una suma de detalles que se iban amarrando y conectando para que todo sea perfecto.

En ese momento, vimos a un chico que tenía un CD del Pulse, y mis amigos Andrés y Walter fueron tras él para avisarle que no le haga firmar un disco que no es de Roger Waters, pero el tipo solamente los ignoró y siguió dando vueltas. Temíamos que Roger se molestara y dijera que ya no iba a firmar más.

Justo pasó un chico con un plumón y siguió enumerando en las manos a todos los que estaban en la fila, nos ordenamos y me enumeró el dígito “110” en la mano derecha con un plumón negro. Hasta ese momento no dejamos de estar asustados, porque estábamos tan cerca y tan lejos de nuestro ídolo. Todo era incierto, el chico era un fan cualquiera que nos ordenó para que Roger vea que somos tranquilos y así firme a todos, nada aseguraba que nos iba a firmar, tal vez solo firmaba hasta el número 100. La pizza aun no llegaba.

Entonces seguíamos esperando, cuando de pronto se acercó la seguridad oficial de Roger Waters, y nos miró a todos a ver si estábamos ordenados, nos informó que solo firmaría con su Sharpie negro y blanco, y que no llevemos nada, solamente la superficie sobre la que firmaría: un papel, objeto, CD, LP, etc. Entonces, se acercó nuevamente a recoger los regalos que algunos de los fans tenían para Roger Waters, recalcó que no podríamos entrar con nada más que la cosa sobre la que firmaría. Muchos tuvieron que darle los regalos a la seguridad de Roger, que los puso en una bolsa de regalo.

Hasta ese momento supimos que estábamos cerca de nuestro ídolo, de nuestro dios creativo, el mismo que lideró Pink Floyd en sus inicios cuando tuvieron que sacar a Syd Barrett, el mismo hombre que se pelea con presidentes, con corruptos y mafiosos, el mismo que creó las canciones más espectaculares de la historia, el mismo que estuvo en el Live in Pompeii, que creó The Wall, etc, etc. Estaríamos junto al mismísimo Roger Waters.

No lo podíamos creer, a mí se me fue la cabeza, perdí el sentido del tiempo, porque eran demasiadas emociones juntas, todo se había sincronizado perfectamente para que lograra conocer a Roger Waters. Cuando se acercó la seguridad de Roger, ahí supe que todo era real.

Entonces avanzó la cola, y Walter y Andrés se dieron cuenta que el pizzero seguro había entrado al hotel, entonces fueron a revisar, efectivamente estaba adentro buscando a los que pidieron pizza. Para agregar la ansiedad, la pizza llegó mientras estábamos avanzando en la cola, no nos quedó otra que dejarla tirada en el pasto para comerla después.

Estábamos avanzando y veíamos como la gente salía feliz con sus LP firmados, y yo no quería mirar porque me daba más ansiedad. Seguíamos avanzando y tuvimos que dejar nuestras cosas y la pizza, nuestras entradas y billeteras, todo!! en la puerta antes de entrar, lo que me dio temor, y más ansiedad, veía LP variados tirados en los pastos, bolsos, etc.

Así subimos por una escalerita hacia el jardín de afuera de ese Hotel, donde logramos ver a Roger Waters parado bajo el sol, sin lentes de sol y con polo negro y pantalón negro, pelo blanco, canosícimo firmando autógrafos. Su imagen era inconfundible, estaba igualito!!! A como lo imaginábamos.

Me sorprendió ver que a sus brazos le colgaban la piel, por la edad y que fuera tan blanco pálido, más el pelo blanco, y sumado a su enorme joroba, y sus brazos largos y manos largas que se veían suaves.

El muy amable Roger Waters firmaba como si fuera una máquina, y la seguridad apuraba a Roger y a los fans, en ese momento la seguridad de Roger se acercó a mi amigo y le dijo que Roger no iba a firmar sobre una hoja de papel cuadriculada, entonces lo quisieron botar de la fila , justo minutos antes de entrar a ver a Roger!!! Ya antes nos habíamos puesto de acuerdo de quien filmaría a quien y todo eso! Nos desorganizó todo! Entonces Yosi reaccionó y le dijo a la SEGURIDAD DE ROGER que Andrés tenía su entrada para el concierto y que lo firme sobre la entrada. Así le dejaron seguir en la cola.

Nos asustó a todos!! Entonces lo ubicaron detrás de mi, yo pasé antes a ver a Roger y me sorprendió ver sus pequeños ojos verdes, tan juntitos y chiquitos, su piel blanca y un poco arrugada, su cabello canoso y abultado, su nariz larga y su expresión de cerrar los ojos por el sol. Le dije que era su fan, que amo su música, y que gracias por todo. El me escuchaba mientras firmaba sobre mi dibujo que tomaba con sus manos, decidió firmar sobre Richard Wright, yo creí que lo haría en el espacio blanco de mi dibujo, pero no y eso me sorprendió. Ahí supe que el ama y extraña a Rick, de hecho Rick era el alma pacifica de Pink Floyd, tal vez sin él nunca hubieran sido un grupo.

Bueno, entonces en ese momento saqué el muñeco de cerámica y le dije a Roger que lo había hecho para él, y vi que la seguridad e Roger se sorprendió, porque ya antes habían pasado a revisar que nadie entrara con más de 1 sola cosa, y que los regalos se entregaban antes porque no iba a entregarse nada personalmente a Roger. Sin embargo, ellos no notaron que yo tenía el muñeco enrollado dentro de mi dibujo, oculto atrás de mi dibujo. Entonces Roger se sorprendió del muñeco, lo miró, lo sentí asustado, lo agarró con sus manos blanditas y largas, mirándolo se lo entregó a su seguridad para que lo ponga junto con los otros regalos.

Ahí supe que mi arte había cumplido su propósito, qué posibilidades había de darle un muñeco de cerámica, parte de mi arte en sus propias manos a mi ídolo del Rock n Roll y que los vea con sus propios ojos, y un dibujo que hice meses antes mientras me recuperaba de una fractura del tobillo, y que los hice una noche cualquiera. Cosas que había hecho sin ninguna expectativa, sino por el simple amor a la banda. Como suelo hacer, muchos dibujos, pinturas, muñecos de cerámica, sin ninguna intención más que esperar que lo vean los amigos de la oficina, publicarlo en mi instagram, FB. E incluso llevé esos objetos al Estadio sin ninguna expectativa, porque en el estadio quizá no me hubieran dejado entrar con el muñeco y con el dibujo.

Me sorprendió y conmovió todo, entonces para sentir que era real y aprovechar la oportunidad quizá única en la vida, solamente me faltaba tocarlo, entonces extendí mi mano porque me pareció más apropiado antes que de frente tocarlo. Extendí mi mano y él la miró y luego tomó mi muñeca derecha, con su mano izquierda, ahí aproveché para tocarlo también, y me dijo “Chau”. La seguridad lo apuró y le dijo “Ya sir, get ready”.

Noté que Roger amó todos esos detalles, lo noté sorprendido, no es por presumir pero se tomó un poco más de tiempo conmigo. Lo amé, lo amo y estaré siempre eternamente agradecida. Salí de ahí sin saber que tenía un video de ese encuentro extraterrenal, gracias a que Andrés le pidió a mi amiga que me grabe.

Es curioso, yo solamente quería absorber esa experiencia y por eso me concentré en mirarlo y no pedí a nadie que me grave. Pero es extraño que la seguridad minutos antes movió a Andrés detrás de mi, como preparando para que después él le pidiera a mi amiga que me grave. Recién lo he pensado.

Fue hermoso, surrealista. Que esas mismas manos que me tocaron la muñeca derecha, hayan tocado horas después en el estrado del estadio Monumental, “one of these days”, la obra instrumental que unió el talento de los 4 miembros de Pink Floyd. Y verlo dar vueltas por el estrado con su bajo como si fuera Leather Face con su sierra eléctrica fue una maravilla, una joya que vale la pena observar una vez en la vida y que guardaré con amor por el resto de mi existencia.

Esa misma mano que me tocó y miró mi muñeco, que tocó mi muñeca derecha, estuvo cerca o tocó a Syd Barrett 50 años atrás, tocó cada detalle del arte extraño de Gerald Scarfe para The Wall, e inventó de los discos más importantes de la historia de la humanidad, casi fue soundtrack para 2001: Una Odisea en el Espacio de Kubrick, la mejor película que he visto en mi vida. De pensarlo es emocionante.

El concierto en sí ya fue otra cosa.

Fue una experiencia de otro planeta, ahí dentro mientras esperábamos a Roger y luego de haber perdido la cola, la sombrilla y la carpa, pues seguía en shock por todo lo que sucedió.

En la espera hubo dos inadaptados que se desmayaron después de haberse drogado tanto o de haber tomado, y tuvieron que sacarlos, de sus primeras filas. Que extraños sujetos.

Mientras cerca mío estaban unos ecuatorianos que estaban en medio de un incendio forestal de marihuana, esos inadaptados fumaban tanto que solo el olor me llegó hasta la nariz cerca del ojo y me dolía demasiado, incluso hasta dos días después. Entonces me puse a cantar “The lunatic is on the grass” y supe que estaba perdida.

Entonces empezó el espectáculo, y sentí que el ambiente se movía y todo temblaba como temblores, pero seguro era el potente sonido, o los efectos no sé si del concierto o producto de las drogas del ambiente. Cuando tocó One of these days (im going to cut you into Little pieces) no dejé de gritar y Roger miró en mi dirección, así supe que le encantó jaja Sentí que leatherface venía a cortarme en pedazos con su sierra eléctrica, pero era Roger con el bajo.
Luego empezó el Dar Side of The moon, con los latidos del corazón, ahí me golpié el pecho y lo sentí más. Fue hermoso. Después hubo un apagón y empezaron los sonidos del helicóptero, y los gritos del profesor, entonces todos gritamos porque empezaba We dont need no education, fue espectacular. Amé cuando tocó Welcome to the Machine, sentí que Roger le puso un feeling especial, sentí que se alucinaba un adolescente, y que recordaba mientras tocaba y cerraba los ojos a sus primeros años con Pink Floyd y vio hasta qué punto ha llegado por su pasión por la música y por ir por delante con sus ideas.

Cuando tocó Money, fue espectacular, ahí brotaron sonidos de monedas sobre todos nosotros, de imágenes y luces, tal cual los video clips.
Cuando tocó time, vi que tocaba a lo Syd Barrett, con las manos sobre las cuerdas de la guitarra como si fuera un piano. Cabe señalar que esa misma mano me tomó de la muñeca 

Todo fue bello, jamás olvidaré un solo detalle.

Fui una de los 150 afortunados que conocieron a Roger Waters, de un total de 24 mil que fueron a su concierto en Lima.

Llegó un momento en el concierto en que no sabía si mirar como subían las columnas de la fábrica de Pigs, o SI VER COMO FLOTABA SOBRE NOSOTROS ALGIE, o ver a Roger o ver los efectos audiovisuales, entré en angustia, fue TREMENDO ESPECULO, por demás alucinante, único en la vida.

Roger nos agradeció a todos porque dijo que sentía todo el cariño, lo vi en su rostro, estaba muy feliz de que todos coreáramos todas sus canciones.

Pequeños detalles posteriores

Resultó que mi sombrilla la agarró un chico que estaba en la cola, entonces entró con mi sombrilla al estadio!! Sí, le dejaron entrar con mi sombrilla, así como a mi me dejaron entrar con mi coca cola y mi taza de recuerdo. Fue tremendo! Días después en las fotos oficiales de Kandavu vi al tipo corriendo con mi sombrilla, dispuesto a perder su pantalón con tal de proteger mi sombrilla. Mis amigos me contaron que vieron que el tipo sacó la sombrilla con la intención de golpear a Roger, fue al final del concierto cuando Roger pasó a dar la mano a todos los de la primera fila, cuando la seguridad de Roger se percató de la sombrilla y se la quitaron, le dijeron “que tienes??!! Y se la quedaron. Diría que la sombrilla verde tuvo mejor vida que la verdadera dueña de esa sombrilla, que no fui yo, recuerden que yo la encontré abandonada en el consultorio de mi mamá.

Mis amigos me siguen vacilando con el tema de la sombrilla, y aun mantenemos el contacto en el grupo “Floydianos Galacticos” y hemos acordado a salir a Chaclacayo a hacer unas tocadas.

Después de esta experiencia me deprimí mucho porque supe que jamás experimentaré algo así. Ahora tengo una copia en la oficina de mi dibujo autografiado por Roger Waters, y cuando alguien me pregunta, les cuento parte de la historia, no me lo pueden creer, felizmente tengo un video si no yo tampoco me lo creería

 

Mi decoración en la oficina.

Y por último les enseño mi vídeo del preciso instante <3

Posted by Cecilia Castillo Cieza on Thursday, November 22, 2018

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2 pensamientos en “El día que conocí a Roger Waters en Lima

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