Dijo una vez, Federico Mayor Zaragoza, ex-Director General de UNESCO, durante un coloquio internacional denominado Y el desarrollo (UNESCO, París, 18-19 de junio de 1994), que el proceso de desarrollo “debe permitir, antes que nada, despertar todo el potencial de quien es a la vez primer protagonista y destinatario último: el ser humano, el que vive hoy, pero además el que vivirá mañana sobre la tierra” [1]. Esto nos quiere decir que debemos entender el concepto de desarrollo más allá de un crecimiento económico y productivo, siendo verdaderamente conscientes de que desarrollarse implica también aspectos éticos, culturales y ecológicos para a partir de ello tener una conducta adecuada, la cual por ejemplo nos lleve a rechazar, denunciar y tomar acción en contra de tantos hechos actuales que solo parecieran estar empeñados en mostrar una tremenda irresponsabilidad respecto de las condiciones de vida hacia futuro.
Por todo ello se hace necesario reflexionar cada vez más sobre el cuidado que tenemos con nuestro medio ambiente, ya que en aras de lograr el ansiado desarrollo somos testigos de que se está amenazando las condiciones de vida en nuestro planeta, con lo cual a pesar de que tal desarrollo pueda en cierta medida alcanzarnos para el hoy, ya no será posible asegurar que alcanzará también para el mañana, para el momento en que vivirán nuestros hijos, si es que las cosas continúan como hasta ahora.
Tomado de:
[1], [2] DELORS, Jacques, La Educación encierra un tesoro, UNESCO, México, 1996.