Por Diego García Sayán
Han transcurrido nueve meses desde que un supuesto “complot continental” contra el sistema interamericano de derechos humanos se expresara en la Asamblea anual de la OEA en Cochabamba en junio del año pasado. Decían los catastrofistas que lo que vendría en los siguientes meses sería una “arremetida”, que debilitaría y hasta mutilaría el sistema. Ese propósito se coronaría en la asamblea extraordinaria prevista para marzo del 2013. No ha sido ni es así.