Por Ernesto Ráez Luna
Aunque los niños me convencieron de apagar la luz, a demasiadas personas no les importa el bienestar y mucho menos la opinión de los niños. Especialmente legisladores y oficiales de gobierno. Así, los niños de Lima, ricos y pobres, respiran el aire de la ciudad más contaminada del planeta porque el diésel vehicular lleno de azufre está subsidiado, porque los carros de segunda mano se siguen importando, porque no existe política de transporte masivo y porque es perfectamente posible circular escupiendo hollín.
También su vida adulta será más dura. Tendrán menos recursos energéticos. El Presidente García celebró la “Hora del Planeta”; pero en junio pasado firmó un acuerdo con el Presidente Lula, que ahora busca aprobar en el Congreso, para construir varias mega-represas hidroeléctricas en la Amazonía peruana, hasta sumar 7,200 MW. Para que sean rentables, hay que vender la mayor parte de la energía en Brasil, donde es más cara, y el Perú se compromete a cumplir con la cuota –calculada sobre nuestra demanda actual– durante treinta años. Esas represas y sus líneas de transmisión (innecesarias si Brasil decidiera ser eco-eficiente) destruirán 1.5 millones de hectáreas de bosques, emitirán gases de efecto invernadero y expulsarán de sus tierras a miles de peruanos. Y –en un país que crece y aspira a más– nosotros mismos no podremos beneficiarnos de la energía, porque habremos sometido uno de nuestros recursos estratégicos a una potencia extranjera.
Este acuerdo, en esencia, es un ataque a nuestra soberanía disfrazado de integración regional, donde todos los costos y riesgos sociales y ambientales los asume el Perú, y los beneficios netos van al Brasil. Algunos se creen muy modernos, ríen del concepto de soberanía y hablan de un mundo sin fronteras. Pero una nación sin control sobre sus recursos no puede planificar su futuro! Es decir, no puede proteger a sus niños.
Lleva un instante votar en el Congreso. Lleva un instante anular una amenaza que dos gobernantes distraídos han impuesto sobre nuestra soberanía y nuestro futuro energético. Ojalá, señoras y señores legisladores, hagan lo correcto. Celebremos un “Instante del Perú”, como hicimos con la “Hora del Planeta”.
Fuente: La Primera