Por Fernando Romero Bolaños
Las razones para cuestionar el proyecto, actualmente en manos del consorcio chino Zijin, coinciden con las preocupaciones santandereanas, respecto al impacto que tendría la actividad minera en el ecosistema y en el recurso hídrico conservado en lo que en Piura se denominan “esponjas” de agua.
El Páramo es un ecosistema que se extiende en forma discontinua desde el norte del Perú (Cajamarca y Piura), Ecuador, Colombia hasta Venezuela, y tiene mucha importancia porque uno de sus principales servicios es suministrar agua confiable para uso urbano, para la agricultura y la industria. Según los especialistas, ciudades como Quito y Bogotá y Piura en el Perú, dependen del agua de este ecosistema.
Los impactos negativos en los Páramos son producidos por la agricultura desde hace muchos años. Sin embargo su conservación es una demanda que cobra cada vez mayor importancia y genera mayor atención ciudadana en la medida que la inversión minera presiona en los países andinos por el incremento del territorio destinado a esta actividad y porque existe una creciente sensibilidad respecto de las consecuencias de larga duración que puede tener en estos ecosistemas frágiles.
Situaciones como las de Santander y las provincias piuranas de Huancabamba y Ayabaca muestran la existencia de un serio desconocimiento de los servicios que cumplen determinados ecosistemas y de la necesidad que los Estados asuman la responsabilidad de superar esta debilidad y se hagan responsables, con participación de las comunidades, de su conservación.
Fuente: Diario La Primera