Mundo: La inseguridad alimentaria… nuevamente

Por Fernando Eguren
Presidente de CEPES

Nuevamente se están incrementando los precios internacionales de los alimentos. A causa de ello hoy hay 44 millones de personas –estima el Banco Mundial– que se suman al inmenso ejército de más de mil millones de pobres extremos en el mundo. El precio internacional del trigo se triplicó entre junio del 2010 y enero del 2011, y el del maíz creció en un 73%. También subieron los precios del azúcar, aceites comestibles y, en menor medida, el arroz. Aún no se han medido los impactos de este fenómeno en el Perú, pero según el ministro de Agricultura, Rafael Quevedo, los precios internos en el país no se elevarán pues “solo tres productos internacionales: el trigo, el maíz y la soya tienen influencia en el mercado local [y] el resto de alimentos que se consumen en el país son producidos por los agricultores de las diferentes regiones.”

Pero la seguridad alimentaria no es un asunto de coyunturas. A pesar de que en el periodo 2007–2010 la desnutrición crónica infantil a nivel nacional descendió en 4,7 puntos porcentuales, al pasar de 22,6% a 17,9% (ENDES 2010), el nuestro es un país con problemas alimentarios cuya gravedad no está siendo debidamente sopesada.

Un estudio del IFPRI –una de las instituciones más prestigiadas en el mundo en asuntos alimentarios– publicado a inicios del año pasado considera al Perú como un país de “baja seguridad alimentaria”.

Este estudio, que incluye a 175 países, elabora una tipología según el grado de seguridad alimentaria en el que se encuentran. Para comparar los países utiliza las siguientes variables: consumo diario de calorías, proteínas y grasas; producción doméstica anual de alimentos por habitante; relación entre el total de exportaciones y la importación de alimentos; tasa de población urbana. La mayor parte de la información utilizada es del periodo 2000-2005.

También se consideraron otras dos variables, relacionadas a la vulnerabilidad de la producción de alimentos: la sensibilidad de los países al cambio climático (“clima favorable” y “clima desfavorable”) y la fertilidad del suelo (“alta fertilidad” y “baja fertilidad”).

El resultado del estudio establece cinco tipos de situaciones: seguridad alimentaria muy baja, baja, mediana, mediana alta y alta.

El Perú está ubicado como país de “seguridad alimentaria baja”, junto con Bolivia, Colombia, Venezuela, Panamá, Botswana, Chad y otros países del África y de Asia. Pero, además, está clasificado como país con predominancia de suelos de baja fertilidad y con clima desfavorable. Es decir, con una incierta capacidad de asegurar la producción de alimentos de manera estable.

La preocupación oficial en materia de seguridad alimentaria en el Perú no debe limitarse, pues, a algunos programas sociales. Sin negar su importancia, es perentorio diseñar políticas de largo plazo en función de escenarios futuros críticos, que tomen en consideración tanto los riesgos de una tendencia continuada de alza de alimentos, la necesidad de garantizar tierras suficientes para la producción de alimentos para una población siempre en crecimiento, y los impactos adversos del cambio climático.

Fuente: La República

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