Por Fernando Eguren
Presidente de CEPES
Un estudio del IFPRI –una de las instituciones más prestigiadas en el mundo en asuntos alimentarios– publicado a inicios del año pasado considera al Perú como un país de “baja seguridad alimentaria”.
Este estudio, que incluye a 175 países, elabora una tipología según el grado de seguridad alimentaria en el que se encuentran. Para comparar los países utiliza las siguientes variables: consumo diario de calorías, proteínas y grasas; producción doméstica anual de alimentos por habitante; relación entre el total de exportaciones y la importación de alimentos; tasa de población urbana. La mayor parte de la información utilizada es del periodo 2000-2005.
También se consideraron otras dos variables, relacionadas a la vulnerabilidad de la producción de alimentos: la sensibilidad de los países al cambio climático (“clima favorable” y “clima desfavorable”) y la fertilidad del suelo (“alta fertilidad” y “baja fertilidad”).
El resultado del estudio establece cinco tipos de situaciones: seguridad alimentaria muy baja, baja, mediana, mediana alta y alta.
El Perú está ubicado como país de “seguridad alimentaria baja”, junto con Bolivia, Colombia, Venezuela, Panamá, Botswana, Chad y otros países del África y de Asia. Pero, además, está clasificado como país con predominancia de suelos de baja fertilidad y con clima desfavorable. Es decir, con una incierta capacidad de asegurar la producción de alimentos de manera estable.
La preocupación oficial en materia de seguridad alimentaria en el Perú no debe limitarse, pues, a algunos programas sociales. Sin negar su importancia, es perentorio diseñar políticas de largo plazo en función de escenarios futuros críticos, que tomen en consideración tanto los riesgos de una tendencia continuada de alza de alimentos, la necesidad de garantizar tierras suficientes para la producción de alimentos para una población siempre en crecimiento, y los impactos adversos del cambio climático.
Fuente: La República