El estudio fue encargado por las consultoras Ground Water International, Science Integrity y Knight Piesold Consulting, el cual sostuvo que el impacto ambiental de las emisiones del Complejo Metalúrgico de La Oroya equivale al 83% del área total de Lima Metropolitana.
En ese sentido, el gerente general de la asociación Activos Mineros, Víctor Carlos Estrella, señaló que el estudio abarcó 3 mil 404 km2, donde se buscó medir el impacto de las emisiones en los suelos.
La zona más impactada se localiza a 2 kilómetros al sur del complejo metalúrgico, que comprende parte del área urbana conocida como La Oroya Antigua, según los resultados del mismo estudio.
Estrella añadió que las emisiones han inutilizado totalmente 2 mil 49 hectáreas, donde ya no se pueden desarrollar actividades agrícolas.
Asimismo, indicó que en base al desarrollo de estudios adicionales y de grandes esfuerzos solo se podrían rehabilitar 42 mil hectáreas de las 62 mil que tienen aptitudes para ser actividades agropecuarias.
De otro lado, el estudio señala que para el caso residencial solo se debería permitir una concentración máxima de 400 microgramos por kilo (mg/kg) y de 50 mg/kg de arsénico; sin embargo, a solo tres kilómetros del complejo metalúrgico la concentración de plomo está entre 3 mil a 16 mil mg/kg en los suelos (entre 7,5 a 40 veces más que el límite permitido).
Mientras que el del arsénico se sitúa entre 500 a 5.710 mg/kg (entre 1,25 a 114 veces más el permitido).
Según las consultoras que elaboraron el estudio, la presencia de plomo en el suelo ocasiona una probabilidad significativa de que un niño registre este metal pesado en su torrente sanguíneo muy por encima de los 10 microgramos por decilitro, que es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Según el estudio, la presencia de arsénico en los suelos de La Oroya genera riesgos de cáncer de 2,2 casos por mil personas. Las consultoras incluso advierten que hay riesgo de ingesta accidental en el agua potable de hasta en 68%.
Fuente: Servindi