Por Augusto Álvarez Rodrich
¿Realmente quiere hacerlo el presidente García?
“La comisión está trabajando en condiciones no fáciles porque hay mucha hostilidad, sobre todo de los sectores más recalcitrantes que estuvieron vinculados a las matanzas: ellos no quieren que se documente algo que preferirían que el Perú olvide”, dijo Vargas Llosa en Madrid.
El proyecto tuvo un primer obstáculo relevante cuando el gobierno, a través del entonces ministro de Defensa Ántero Flores Aráoz, rechazó la donación del gobierno alemán para su realización, señalando que el país tenía otras prioridades.
Desde entonces, crecieron las hostilidades contra el proyecto, incluyendo desde una campaña periodística de al menos tres diarios y comentaristas de otros medios, hasta amenazas de muerte al ex presidente de la CVR diciéndole que morirá igual que sus dos perros envenenados unos días antes.
La campaña también incluye expresiones públicas de miembros de muy alto rango del propio gobierno que –en teoría– le ha dado luz verde al proyecto de Museo de la Memoria. Empezando por el vicepresidente Luis Giampietri, de quien se podría decir, sin embargo, que por no tener un puesto de línea en el Ejecutivo –aunque él discrepe de eso– no tiene que compartir necesariamente el punto de vista de la administración.
Pero cuando se suman a la campaña el ministro Rafael Rey o el presidente del Comando Conjunto de las FF.AA., el general Francisco Contreras, surge la sospecha legítima de si el presidente García está realmente a favor de la realización del museo, como lo sugiere la designación de la comisión presidida por Vargas Llosa, o si esto solo fue un ‘engañamuchachos’ para sortear el desprestigio, como lo sugieren las declaraciones del actual ministro de Defensa, sin que estas encuentren una aclaración indubitable por parte del propio gobierno. Por ello, sería oportuno un comentario del jefe de Estado para saber dónde se ubica él en todo esto.
Fuente: La República