Por Fredy A. Roncalla
Yaku unupa yuyaniyn iskay raki librom kachkan. Puntan rakin papachanchikpa waytan waytachampi sutiyoq, qepan rakitaq Mosoq punchawta ñawpaq tumpalla kasqa.
Tukuy mundupaqmi ñawpaq llaqtamasinchik papachakunata qespichira. Mana papa kaptin icha chay Irlandeskunapas lliw wañukunmami kara. Peru andespitaq tukuy ima papan kachkan, llapan waqcha runakuna mikunanpaq, kusikunanpaq. Chaytaqa Ugo yachakchan antropólogo kaspa llaqtan llaqan purisqampi. Hinaspan chay papacha waytachampi qellqayta munan sunqunchiktapas allinta kawsachinampaq.
De entrada “papachanchikpa waytan waqtachampi” logra un nodo metafórico sugerente. Cual anudadas en un quipu, palabras e imágenes escritas al reverso de las flores de la papa señalan caminos de vida, abundancia, aliento espiritual, amor, e historia presentes en cada una de las variedades de papa al que el poeta alude a título personal, y como hijo andino de ese ser hanan generoso: la mama papa. Si cada poema de esta sección alude a una variedad en específico como Winkus, Ritipa Sisan, Wayro o Apicho-Camotillo, la operación metafórica lleva a descubrir en ella su valor simbólico intrínseco y, en sentido inverso y complementario, -como debe ser tratándose de una poética andina- lo que ella nos dice de la cultura y los humanos “runap sunqun runayachinanpaq, yawar sunqu”. Aquí la poesía rebela un juego de reciprocidades cósmicas entre la escritura, la mama papa, y el acto mismo de invocación a partir de la escritura “killanchik mana/ñawichayuq kallaptinpas/ qatun qillqaykim suyachkasayki”.
El tratamiento poético de algunas variedades de la papa en poemas breves, sugerentes, alejados de formulas simples y prosaicas, pero bebiendo de la sensibilidad de la lírica musical y la visión sagrada de las cosas es el aporte novedoso de Ugo Carrillo.
Así, la primera sección de Yaku unupa yuyaynin es una puesta en escena de una serie de variedades de papa antropomorfizadas como receptoras de la invocación afectiva del poeta. Los recursos estéticos utilizados son la brevedad de las alusiones poéticas, las palabras cargadas de connotaciones hanan, las variaciones de sentido al interior aglutinante de las palabras, el ordenamiento de las imágenes en una sintaxis emocional que enfatiza el equilibrio y la abundancia, y un ritmo pausado en los versos. Cosa de leerlos una y otra vez como rebrotes –con vida propia, eso sí- del mito fundante de la Mama papacha, contada al pintor e ilustrador Guillermo Urquizo, por el cual el Wamani Tayta Apu Ayavi, salva a los Chanqaqkuna de una hambruna tras la guerra con los incas.
Como una muestra más del dualismo andino, en la segunda sección, Musuq punchawta ñawpaq tumpalla, el poeta abre el campo referencial y explora varios otros temas en versos de largo aliento y de ritmo épico y tono personal. Así, el yo poético aborda el amor desde la adolescencia, los rincones olvidados, la desolación y el desarraigo, la eterna espera del ser amado, la muerte y los espacios a donde van las almas, el dolor y también la esperanza, que viene casi siempre acompañada de alusiones míticas a los héroes culturales como Tupac Amaru, a momentos de rebelión cósmica como el Taki Onqoy, a escritores como Cesáreo Martínez, y músicos como Manuelcha Prado y Jaime Guardia. Es decir, varias formas de presente poético.
En esta sección, que combina el uso del acervo emocional y mítico, hanan, de la cultura y poética quechua, con versos en que las palabras y la sintaxis son exigidas al máximo, creo vale la resaltar el poema Runa runayachiq Apu urqupaq haylli, que al parecer ha sido escrito de corrido y es un momento epifánico, de total claridad poética donde “yanapakuq ñawichallapi wakchapaq aypuspalla/ kanchayniykipim kuti tiqraspa qawaykachakusqaku, sumaqlla…. sumaq chuya kawsayta aypupayawaspanchik, chuyanchasqata” para luego concluir “ willkawawanmanta/ wawankunawan kuska ruraqkunapas raymipaq chayamunqa/ yuraqraq, yanaraq, tukuy niraq, waranqa waranqantin/ imaymanaraq, takiqpa takiqtimpas”. El alimento corporal y espiritual proveído por la Mama Papacha en la primera sección deviene en la participación cósmica que buscan el ritual, la palabra sagrada y la poesía profunda a partir de la invocación de la energía sagrada del Apu.
Sabido es que Ugo Carrillo es un cantante logrado, que en sus entregas nos tiene al tanto de la lírica y melodía, muchas veces de comentario social, de las altas punas que él visita a menudo y cuyo lenguaje vivo está representado en este volumen. La música está presente en las alusiones, en el ritmo de las palabras y en su concatenación sintáctica. También en algunos motivos y en el uso de la recurrencia como recurso retórico. Somos materia mántrica hecha de música, como diría Arguedas. En Siqsi siqsinacha (pascua taki), donde el poeta da rienda suelta al humor “asnupa supinwanmi/wayraykachisqayki” hay una versión personal de una canción del acervo de Uripa que también se puede escuchar en You Tube.
Aparte de ser cantante, Ugo Carrillo trabaja como antropólogo en una de las más prestigiosas oenegés del Perú. Es decir, se mueve challwaschalla por varios espacios culturales sin escisiones y sin los desgarros de las generaciones anteriores. Lo acompaña una vitalidad multifacética. Aquí presenciamos la aparición de un nuevo, o de nuevos, creadores andinos que se mueven desde el mismo ñawin pukyo por diferentes espacios nacionales, presenciales y virtuales, estéticos, políticos y lingüísticos. Esto forma parte de un florecimiento mundial de la cultura andina que debe dar campo solidario a los recientes grandes y dignos aportes de los pensadores y activistas amazónicos.
Para terminar, en pos de abrir el campo de la escritura metalingüística y conceptual en este idioma empecé este artículo en quechua. Más por mis limitaciones como escritor de una lengua que uso mayormente, motechayoq, en referencias poéticas, no me ha sido posible terminar todo el artículo en quechua. Es mas, en una posterior conversación con Ugo Carrillo acordamos que este prólogo debería escribirse en castellano. Pero conservo en quechua el inicio para dejar constancia que la pregunta –sobre su pertinencia o no- y tarea de una escritura metalingüística en quechua está pendiente y es un desafío para artistas e intelectuales indígenas con mejor manejo del asunto.
Allillamantam chaykunataqa qespichinanchik.
Chayllam wayki. Gracias.
Kearny, 24 de agosto de 2009
Notas:
(2) Como lo plantean trabajos extremos como Hybris, de Cesar Delgado Díaz del Olmo. De ahí lo equivocado y estéril de la lectura psicoanalista, lacaniana y eslovenia en los estudios culturales, que parece destinada a alterizar las cultura propias y originarias, yendo en sentido contrario de su propósito aparente: la crítica de la hegemonía cultural. Ante lo cual uno se pregunta por qué el olvido sistemático de la psicología profunda de Jung, y por la lentitud con que conceptos indígenas entran en el nivel metalingüístico.
(3) Al respecto ver el trabajo de Julio Noriega: Buscando una tradición poética quechua en el Perú. 1995. Centro Norte Sur. Universidad de Miami.
(4) De lo que se desprende que el análisis textual de la poesía quechua debe en lo posible apoyarse en el original y no en la traducción de una lengua aglutinante a una indoeuropea.
(5) Los más recientes trabajos comparativos están a cargo de Ulises Juan Zevallos. Ver: Las provincias contraatacan, regionalismo y anticentralismo en la literatura peruana del siglo XX. 2009. UNMSM.
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Fuente: Hawansuyo
Fuente: Servindi
Me encantó encontrarme con esta nueva ventana. Prometo regresar con cierta asiduidad.
Mis felicitaciones desde http://www.milatardeceres.b…
Esperemos que podamos estrechar relación.
Suerte
muy buen poeta y escritor creo que es uno de los unicos poetas quechuas que escribe en su lengua y no los traduce