Túpac Amaru II fue capturado un 6 de abril de 1781. Un día durante el encierro cuando el visitador José Antonio de Areche entró intempestivamente al calabozo para exigirle los nombres de sus cómplices en la rebelión, Túpac Amaru II le contestó: “Solamente tú y yo somos culpables, tú por oprimir a mi pueblo, y yo por tratar de liberarlo de semejante tiranía. Ambos merecemos la muerte”.
La historia anterior es muy importante, tomando en cuenta los últimos acontecimientos que ha vivido la nación en estas ¿fiestas? del Bicentenario. Desde la juramentación de Pedro Castillo como presidente el 28 de julio, con su mensaje a la nación poco claro, totalmente desarticulado y con promesas de campaña más que propuestas de gobierno. Pasando por la repentina postergación en el cronograma de juramentación de su primer gabinete ministerial; la designación del cuestionado Guido Bellido como premier (quien al parecer tiene afinidad con el grupo terrorista Sendero Luminoso, es un machista y homofóbico probado), hasta la juramentación de ministros que no tienen el perfil que tan importante cargo amerita, son mencionar que hasta este momento no contamos con cabezas visibles en los ministerios de justicia y economía. Todo lo anterior nos muestra varias cosas: la total improvisación del partido de gobierno, Perú Libre; la débil institucionalidad democrática, la ambición desmedida por una cuota de poder, una cuestionable actitud de la oposición, etc. Sin embargo, ¿Quiénes son los responsables de que nos encontremos en esta disyuntiva? ¿Acaso no fueron las élites, primero la oligarquía, luego la industrial burguesa y ahora la económica la que gobernó el país durante estos 200 años como si fuera su chacra? ¿Acaso no fueron esas élites que impusieron su modelo económico de desarrollo (primario exportador) a inicios del siglo XX y que se mantiene hasta la fecha? ¿Acaso no fue ese modelo el que engendró las profundas desigualdades que se supone eliminaría la república? ¿Acaso esas desigualdades sociales no fueron el caldo de cultivo para que los grupos terroristas aparecieran, usaran y abusaran de esa población históricamente olvidada? ¿Acaso no fue el modelo neoliberal el que supuestamente derrotó al terror y prometía un nuevo país para todos y todas? ¿Acaso ese modelo neoliberal no fracasó para esas grandes mayorías olvidadas, generando mayor frustración y resentimiento hacia la política, el sistema y el Estado? ¿Acaso no es esa población que históricamente ha sido olvidada la que le dio la presidencia a otro olvidado como Castillo?
A estas alturas no vale la pena buscar culpables, porque todos lo somos. Parafraseando a Túpac Amaru II: unos por oprimir al pueblo, y otros por tratar de liberarlo. ¿Será esta una etapa más, una lección no aprendida de la historia o realmente significará un cambio en nuestra mentalidad? Temo que sucederá lo primero.
Publicado el 31 de julio del 2021, en Diario Viral.