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Cuando conocí la Guia PMBOK® encontré la forma de poder plantear la gestión de un proyecto de manera estructura. Un tremendo valor que ponía en blanco y negro lo que el sentido común nos dice. No era un fanático de la certificación PMP® pero mientras dictaba en el Instituto de la Calidad de la PUCP ya se empezaba a notar la importancia de de contar con una. El mercado laboral dicta las reglas de juego.

Han pasado varios años y veo aún que la mayoría de cursos de Project Management (PM) siguen orientados a enseñar la norma dejando de lado el enseñar PM. Es innegable el valor de ser PMP®  donde el mercado laboral lo reconoce y premia pero creo que hay ciertas áreas donde la norma presenta sus limitaciones. Basta con leer autores como los Drs. Kerzner, Wysochi o Shtub para ver cuan profundo es este tema y cuanto más podemos ofrecer en la especialidad.

Dejemos la norma en el lugar y valor que le corresponde y como formadores, enfoquemos nuestra atención a desarrollar las habilidades y capacidades para que estos profesionales – interesado en especializarse en PM – apliquen estos conceptos de manera concreta a situaciones “reales”. Si bien es cierto he sido entrenado bajo el enfoque de aprendizaje basado en casos de estudio (ESAN) o en aquel basado en problemas que propone la USIL, debemos buscar otros medios donde el participante enfrente modelos que exijan no sólo planificar sino de tener que enfrentar situaciones donde la incertidumbre se exprese con un valor y que a partir de ello se tomen acciones correctivas y/o preventivas para finalizar el escenario propuesto y ver los beneficios logrados. Ejemplos de estos beneficios pueden ser la eficacia o eficiencia del producto/servicio.

Un profesional que recibe 120 – 200hrs en PM no sólo debe conocer la norma. Tampoco se trata de llenar formularios pues sabemos que el papel “aguanta todo” y que las habilidades y capacidades se desarrollan principalmente poniendo en “práctica” estas. Ya sea con macros de XLS o la utilización de herramientas como Python u otras, debemos poner a los alumnos a enfrentar los retos de la incertidumbre – cronogramas que se desafasan, recursos que no llegan, flujos de caja incumplidos y todo esto dentro de las propias restricciones de tiempo, costo y calidad  exigidas por los interesados y expresadas tanto en el beneficio del producto, servicio o resultado  como en el beneficio del proyecto (impacto).

Un PM debe tener claridad en la determinación de métricas tanto del producto, del proyecto así como aquellas propias de la gestión del mismo. Saber q un una “talla no le queda a todos” por lo tanto tener presente que un modelo de gestión o ciclo de vida no se ajusta a todos los proyectos. Una cosa es tener el objetivo y solución clara (construcción, implementación SAP) y otra muy distinta es un proyecto enfocado a desarrollar un nuevo producto (un nuevo medicamento, un nuevo equipo para el movimiento de tierras en espacios limitados) donde ni el objetivo ni la solución se tienen claras. Hoy en día que se habla mucho de modelos ágiles que se desarrollan de ciclos de vida iterativos o incrementarles pues si bien el objetivo se tiene claro, la solución se va construyendo.

Tengo claro que el modelo propuesto no esta enfocado únicamente en pasar un examen de certificación sino más bien desarrollar habilidades y capacidades a través de la experimentación, del aprendizaje a partir de los resultados, del análisis critico de las propias decisiones de gestión. Es decir un PM 2.0

Exitos!

Bibliografia sugerida: PM: Processes, Methodologies and Economics

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