Sábado, 15 de Novembro de 2008
LA IMAGEN DEL BRASIL MESTIZO FUE INVENTADA POR GILBERTO FREYRE – Entrevista com Guillermo Giucci
Entrevista com Guillermo Giucci (em espanhol)
Colaborador: Prof. Darío Henao Restrepo – Univalle – Colômbia
“LA IMAGEN DEL BRASIL MESTIZO FUE INVENTADA POR GILBERTO FREYRE”
Por Darío Henao Restrepo
Decano de Humanidades, Univalle
Especial para Gaceta
El escritor uruguayo Guillermo Giucci Schmit, quien reside en el Brasil desde hace 15 años. vino al Festival Internacional de Arte de Cali para hablar sobre las relaciones entre la cultura y la tecnología y sobre Gilberto Freyre, el autor de Casa Grande & Senzala , un libro esencial para entender la conformación socio-cultural de la nación brasilera, y sin duda uno de los clásicos de la antropología cultural latinoamericana. A estos temas Giucci se ha dedicado en los últimos años como profesor e investigador de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro con trabajos como – La vida cultural del automóvil (1900-1940) y Gilberto Freyre. Una biografía cultural – que explican la solvencia, rigor y lucidez con la que presentó sus puntos sobre el tema del Festival: el porvenir de la cultura.
Con la apariencia atlética de un jugador de fútbol, desde chico confiesa que fue un apasionado seguidor del Nacional de Montevideo, Giucci impresiona por la manera como combina su rigurosa formación académica en temas de la llamada alta cultura ( es doctor en Letras de la Universidad de Stanford, Estados Unidos) con los de la actualidad, la vida cotidiana, los imaginarios populares, el cine, los deportes, las costumbres, la publicidad, la televisión y la tecnología. Esto porque tiene la convicción de que la tecnología y la cultura no se excluyen, sino que se complementan, y que tal combinación entre lo tecnológico y lo cultural nos ayuda a comprender muchos de los debates del mundo actual. Esta amplitud de mira le ganó mucha atención y diálogo con el público que lo escuchó en Cali, especialmente, con los jóvenes que asistieron a sus conferencias, Cultura y Tecnología: formas de la imaginación y Gilberto Freyre. La formación de un intelectual.
Muy bien impresionado por la vitalidad de las manifestaciones de la cultura colombiana, especialmente de sus expresiones populares en la música, el teatro, la danza y la culinaria, siempre estuvo atento para establecer paralelos con el Brasil e indagar sobre la percepción de los colombianos sobre ese país. Antes de partir para Bogotá, donde será recibido por Otto Morales Benítez en la Academia Colombiana de la Lengua para disertar sobre la obra de Freyre, con mucha generosidad concedió la presente entrevista para Gaceta
– Usted es un estudioso de la obra de Gilberto Freyre. ¿Qué importancia tuvo para la cultura brasilera?
Freyre se formó intelectualmente en el exterior, principalmente Estados Unidos, donde estudió literatura y ciencias sociales. Uno de sus profesores en la Universidad de Columbia fue Franz Boas, de quien aprendió la diferencia entre raza y cultura. Fue el estudio de la antropología, bajo la orientación de Boas, lo que primero le reveló al negro y al mulato en su justo valor, separados los rasgos de raza, los efectos del ambiente o de la experiencia cultural. Este distanciamiento físico e intelectual de su medio ambiente permitió que Freyre observase la región y la nación de un modo a la vez crítico y nostálgico al retornar a Brasil en 1923. Aquí por supuesto sería interesante discutir el tema del retorno y sus variedades históricas. Tiene una larga historia, como lo prueba el regreso del Ulises homérico. El caso de Freyre puede ser productivamente comparado con el retorno del joven Borges a Buenos Aires en 1921, experiencia que daría lugar a Fervor de Buenos Aires. Se puede considerar a Freyre como el inventor cultural de la región Nordeste en la década del 20, y como el inventor cultural de la nación Brasil en la década del 30. La imagen positiva del Brasil híbrido y mestizo que tiene gran parte de los brasileños fue inventada por Gilberto Freyre en Casa-grande & senzala.
– ¿Por qué Casa-grande & senzala tuvo tanta repercusión en el Brasil desde su publicación a fines de 1933?
Brasil sufría según los analistas de inicios de siglo de dos deficiencias incurables. La primera era geográfica y tenía que ver con el trópico. Producía seres indolentes, perezosos, incompatibles con la civilización. La segunda era racial. Se trataba del mestizaje, una plaga que había que erradicar ´enblanqueciendo´ progresivamente a la población. El mulato era un degenerado, y el mestizaje un problema. Freyre mudó ese diagnóstico, sin integrarse al grupo de los ufanistas. Argumentó que en la América tropical se había formado una sociedad agraria en la estructura, esclavista en la técnica de explotación económica, híbrida de indio, y más tarde de negro, en su composición. En particular Brasil era la primera sociedad moderna constituida en los trópicos con características nacionales y cualidades de permanencia. En el trópico, donde habían fracasado los nórdicos, había triunfado la colonización portuguesa. La cultura brasilera surgía, positivamente evaluada en un estudio monumental, de esa mezcla singular en el trópico entre portugueses, indios y esclavos africanos.
– La sexualidad es uno de los aspectos más estudiados por Freyre en ese encuentro cultural en Brasil. ¿Qué puede decir al respecto?
Freyre captó con brillo la singularidad de un modo de vida, concebido como ´hecho social total´. Un ejemplo es la sexualidad, que atraviesa Casa-grande & senzala de punta a punta. Desde la llegada el colonizador portugués se relacionó sexualmente con la mujer indígena. Ya en el período de la esclavitud, el cuerpo del amo blanco se tornó el membrum virile. Tenía manos de mujer y pies de niño, pero el sexo arrogantemente viril. Esa sexualidad no era simplemente una expresión del equilibrio de los antagonismos, sino que también condujo a la sifilización del Brasil, en lugar de la civilización, y consolidó las desiguales relaciones de poder. Freyre examinó las relaciones de sadismo y masoquismo en la vida sexual doméstica, para luego extenderlas al campo más amplio de la vida social y política.
– Usted llevó varios años para realizar la biografía cultural de Freyre. ¿Qué significó este esfuerzo?
Supuso para comenzar un esfuerzo conjunto. La biografía cultural fue el resultado de un trabajo elaborado a cuatro manos con el antropólogo Enrique Rodríguez Larreta. Habría que repetir aquí lo que afirmaron Deleuze y Guattari en el prólogo a Mil mesetas. Como cada uno de nosotros éramos muchos, la combinación desemboca en un infinito. La biografía cultural, aún en proceso de revisión, se basa en un trabajo riguroso de análisis de fuentes y documentos primarios relacionados con la vida y obra de Freyre. Intentamos reconstituir los ambientes sociales importantes en su trayectoria y situar al autor en el horizonte cultural de su época. Enfatizamos las formas de individualidad modeladas por la cultura, la busca del detalle y la sensibilidad de época. El propio Freyre estuvo directamente relacionado con la sensibilidad del romanticismo tardío, tanto francés como inglés, con su vasta y rica tradición de literatura biográfica y autobiográfica, que va de George Moore a Marcel Proust y de los Retratos imaginarios de Walter Pater a los diarios de Valery Larbaud.
– ¿Qué líneas de aproximación encuentra entre los ensayos de Freyre y los de autores hispanoamericanos como Octavio Paz, Ezequiel Martínez Estrada y Fernando Ortiz?
Habría que diferenciar por un lado Ezequiel Martínez Estrada y Octavio Paz, ambos representantes notables del ensayo en América Latina. Tanto Radiografía de la Pampa como El laberinto de la soledad son libros que se apoyan en intuiciones fulgurantes, pero que carecen de un cuerpo documental empírico. En ese sentido son muy diferentes de Casa-grande & senzala. Freyre combinó la literatura con las teorías de las ciencias sociales más avanzadas de la época, lo que le permitió ir más allá del ensayo. Estamos ante un libro inclasificable, mezcla de historia social, antropología histórica y literatura. Por otro lado, las conclusiones son sumamente divergentes. Freyre valorizó el mestizaje, que Martínez Estrada y Paz denunciaron. Casa-grande & senzala es un trabajo de investigación de carácter terapéutico que aspira a una reconciliación de los desgarramientos de la vida histórica, lo que Hegel llamó la causalidad del destino. Casa-grande & senzala es un libro de historia escrito contra la historia, en el cual la diferencia entre el presente y el pasado sirve como indicador crítico del presente. Las afinidades con la obra de Fernando Ortiz son de mayor envergadura. Ambos autores coinciden en el estudio de la cultura material y en la biografía de los objetos. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar introduce el vocablo ´transculturación´, en muchos sentidos semejante a la noción del mestizaje freyriano. Se trata asimismo de una investigación de la antropología histórica. Pero el trasfondo positivista de Ortiz lo distingue nítidamente de Freyre.
– ¿Fue conocido en el exterior el trabajo de Gilberto Freyre?
Freyre fue traducido a muchas lenguas, especialmente Casa-grande & senzala. La fortuna crítica de este libro es amplia y difusa. En particular los historiadores franceses del movimiento de los Annales compartieron con Freyre una serie de afinidades intelectuales. Hubo convergencia en el estudio de la vida privada, la vida íntima y la vida cotidiana. Fernand Braudel le dedicó a la obra de Freyre, en la década del 40, un extenso y elogioso artículo. Señaló Braudel la importancia de la historia-problema. Por otra parte, el estilo literario llamó la atención de Roland Barthes a inicios de los años 50. Destacó Barthes la ´corporalidad´ del texto, con lo cual reconocía que se trataba de un escritor surgido de su propia matriz cultural. Actualmente Freyre es más mencionado que leído. Es el destino de los clásicos. Pero los problemas que tematizó para el Brasil, el mestizaje, la relación raza y cultura, el proceso civilizador, aún mantienen gran actualidad y de ninguna manera están resueltos.
– La obra de Freyre introduce una valoración de lo popular. ¿Qué nos puede decir al respecto?
Lo popular comenzó a perder su carácter indigno en el Brasil con una serie de escritores aislados y en particular con el modernismo. Entiéndase modernismo en el sentido de las vanguardias. A diferencia de lo que sucedió en la América hispánica, en Brasil se denominó modernismo al movimiento de renovación literaria de carácter vanguardista. Freyre valorizó la cultura popular desde el ángulo de las ciencias sociales. Como se consideraba un escritor, y un divulgador, narra la historia de un modo simple, aunque no simplista ni ingenuo. En su obra incorporó dichos populares y palabras consideradas vulgares. Se preocupó con expresiones culturales antes marginadas: la oralidad, la comida y la alimentación, los juegos y juguetes de los niños, los entierros, la música, la sexualidad, los modos de vestir. Freyre miró en otra dirección. Es sorprendente la bibliografía utilizada, incluyendo las entrevistas orales y los libros de los viajeros extranjeros. Lo popular atrajo a Freyre desde su infancia, y recibió su elaboración más poderosa en las páginas que dedicó al aporte fundamental de los esclavos negros a la cultura brasilera.
– ¿Cómo se le ocurrió abordar el problema de la historia del automóvil en relación con la cultura y la literatura?
Mi estudio comenzó como una investigación amplia entre el arte y la tecnología entre 1900 y 1940. El capítulo del automóvil rápidamente desbordó el marco original. Era tal la cantidad de material que resultó prácticamente inevitable convertirlo en un libro. Me sorprendió la importancia de la figura del automóvil en la producción cultural. Inmensa. La automovilidad intensificó los cambios en la percepción del tiempo y el espacio derivados de la revolución industrial. Contribuyó a transformar las ideas de velocidad, tradición, consumo, lenguaje, accidente y naturaleza. Yo había leído con anterioridad parte de la bibliografía luego incorporada a mi trabajo, pero mi formación humanista me había cegado a la riqueza de las referencias literarias respecto al automóvil.
– Usted se ocupa del fordismo, la línea de montaje, todo eso que ironizó Chaplin en Tiempos modernos. ¿Qué impacto tuvo este fenómeno en las representaciones culturales?
Henry Ford fue un mito en vida, y el fordismo ejerció un tremendo impacto en la cultura. Al punto que hoy es un lugar común dividir el siglo XX entre fordismo y pós-fordismo. Chaplin concibió Tiempos modernos precisamente después de una visita a las fábricas Ford en Detroit. En el fordismo se percibió la prolongación del panoptismo y una imagen de la sociedad controlada por el condicionamiento y la mecanización. Gramsci fue un gran intérprete de la relación entre americanismo y fordismo, pero sería Aldous Huxley, en Admirable mundo nuevo, quien retrataría el fordismo en términos de pesadilla biológica y de utopía deformada. Otros, sin embargo, como Lenin y Hitler, admiraban el sistema del fordismo -no sus presupuestos ideológicos- y se esforzaron por adaptar varios de sus principios a las condiciones particulares rusas y alemanas. Basta observar los murales de Diego Rivera en Detroit, o leer las páginas de Céline en Viaje al fin de la noche sobre su experiencia de trabajo en la fábrica Ford, para comprender la importancia del fordismo en la producción cultural de la época.
– En su ponencia ´Cultura y tecnología: formas de la imaginación´, usted cuestionó a ciertos intelectuales que tienen una visión apocalíptica de la cultura en estos tiempos de revolución científico-tecnológica. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Comienzo mi respuesta con un poco de autobiografía. Mi formación profesional fue en los clásicos, que leí con devoción, pero también pensando que se trataba de la única cultura posible. Y es que no hace mucho tiempo atrás, el término ´cultura´ estaba asociado a la idea de progreso, de evolución y de razón. Ser culto implicaba la familiaridad con la tradición literaria, artística y musical consagrada. Era la cultura una ordenación jerárquica, un capital espiritual laboriosamente adquirido por los individuos y los pueblos. Europa reinaba, y los genios dominaban. ¿Dónde están hoy los clásicos? ¿Dónde la erudición? Cuando Marx, Nietzsche y Freud se referían a la tragedia griega, o al Renacimiento, tales referencias cobraban sentido como parte de un código del saber compartido por un grupo de lectores. Ese acervo común del conocimiento se ha descentrado y fragmentado, y los clásicos tienen que competir con un heterogéneo conjunto de intereses y de saberes. Para ello contribuyó decisivamente la mundialización de la cultura. No se la puede simplemente confundir con americanización: en discusión están la modernidad amplia y las modernidades alternativas. Tiende a perder valor, ante la conciencia del sincretismo, la problemática de la unidad nacional, mientras el énfasis se desplaza hacia la variedad de las culturas, los mecanismos simbólicos de exclusión social y la emergencia de la sociedad en red. Considero que no hay más espacio crítico para los apocalípticos o los integrados. Esa función crítica le corresponde hoy al cronista imaginativo de nuestro tiempo y al intelectual semi-distanciado de su objeto de estudio.
Fuente: http://neumac.blogspot.com/2008/11/la-imagen-del-brasil-mestizo-fue.html Leer más