“Nuestro mercado laboral está conformado por trabajadores independientes con muchas aspiraciones, pero sin capacitación”. Por Luis Vinatea Recoba

La encuesta permite, en primer lugar, comprobar la situación de independencia de los trabajadores: no tienen acceso a la salud, a pensiones, a vacaciones, a CTS y a gratificaciones. Es decir, no están dentro del alcance de las normas laborales y se saben y sienten desprotegidos. Pero, curiosamente, preferirían esa opción a ser trabajadores dependientes.

La segunda idea es que pareciera que ya no esperan incorporarse a esos derechos. Sus respuestas revelan que se trata de trabajadores “orgullosos de su trabajo”, probablemente porque lo hacen ellos mismos sin depender de nadie y sin esperar nada de nadie. Esto puede tener relación con la percepción que los mismos encuestados tienen del empresariado, al que perciben como poco cumplido; no respetuoso de los derechos laborales; poco competitivo y deshonesto. Llama la atención que en términos comparativos, tengan una mejor impresión del empresariado nacional que del extranjero. Sea como fuere, la impresión que se tiene del empresariado en su conjunto no es de las mejores.

La tercera idea y en abono de lo anterior, es que los encuestados creen que la mejor manera de lograr la inclusión en el marco de la normativa laboral es la coerción administrativa. Confían más en el Ministerio de Trabajo (la inspección, probablemente) que en el sindicato, el Poder Judicial y, claro, en el empresariado. No tienen una mala impresión del sindicato, pero parece que no les es funcional como ente representativo, seguramente porque los sindicatos son de trabajadores dependientes y ellos no lo son.

Volviendo a la primera idea, la de independencia y desprotección, la percepción de los encuestados apuntaría a establecer que sienten que en ese camino logran más cosas para ellos: si nadie me da nada, mejor lo hago yo mismo. De hecho, los encuestados piensan que el principal valor en un nuevo empleo no es el sueldo, que eso está en segundo lugar, sino el hacer algo importante, que los haga sentir realizados. Además, se consideran muy creativos e innovadores y su aspiración, en el 82% de los casos! es ser trabajador independiente. Lo interesante es que son auto críticos, pues se reconocen poco inclinados a capacitarse y se reconocen poco honestos.

Me queda la impresión de que nuestro mercado laboral es uno conformado mayoritariamente por trabajadores independientes con muchas aspiraciones, pero sin capacitación. Lo singular es que las aspiraciones mayoritarias apuntarían a que incluso los trabajadores dependientes migren hacia ese grupo, lo cual es preocupante. Una explicación podría ser que si no lo capacitan en la empresa y puede trabajar en la calle sin capacitarse, entonces se opta por eso, aún a sabiendas de que no es lo mejor. Esto último quizá explique su autocrítica calificación como “poco honestos”.

En definitiva, la encuesta permitiría comprobar que los trabajadores en nuestro país son mayoritariamente independientes, desprotegidos, no capacitados pero emprendedores (quizá obligados por las circunstancias). Si es esto último, en un entorno económico de crisis, en el que aparecen oportunidades para los que saben hacer cosas (es decir, para los capacitados), es preocupante que nuestra sólida posición económica como país nos encuentre con caja pero sin gente capacitada. Ojala no sea así.

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