“La falta de continuidad en las políticas educativas es uno de nuestros mayores problemas”. Por Elena Valdiviezo Gaínza. Decana de la Facultad de Educación

Esta nueva encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP está dirigida a recoger las percepciones del público en general, no especializado. Tiene especial importancia porque es un tema que a todos nos concierne y está especialmente vinculado al futuro del país. Las respuestas muestran lo que la gente de Lima piensa sobre la educación y confirma muchas de las realidades negativas de la educación peruana: que la calidad de la es muy baja incluso comparativamente con países vecinos de la región; que los alumnos no aprenden, que lo que aprenden no es necesariamente lo que necesitan para conseguir buenos trabajos ni para ser buenos ciudadanos; que es urgente poner énfasis en la formación de valores; que los profesores están mal preparados por lo tanto deben ser evaluados periódicamente (ojalá con evaluaciones pertinentes, elaboradas por expertos en educación); que sus roles deben ser revisados; que los padres no se involucran mucho en la educación de sus hijos (supongo que no lo hacen en muchos casos, porque tienen que esforzarse mucho para financiar la canasta familiar) y que son las madres las que más ingerencia tienen en las actividades de la escuela: son ellas las que asisten a las reuniones, apoyan y protestan.

Al mismo tiempo, se confirma la brecha que existe entre los distintos sectores sociales, especialmente a la luz de lo que significa contar con una educación pública o privada. En esta última vemos que las respuestas son menos negativas, lo que no es una ovedad, pues son estos colegios los que contratan a los mejores profesores (y los despiden si no rinden lo esperado), pueden capacitarlos y cuentan con mejores condiciones y recursos para el aprendizaje.

Algo que llama la atención es la pregunta acerca de los cambios metodológicos: muchos encuentran que ahora la educación es menos repetitiva y memorística y está orientada a que los niños reflexionen. Efectivamente, y a pesar de todo, los nuevos paradigmas de una educación activa, interactiva y reflexiva se van extendiendo, aunque sería bueno distinguir si aquí también hay brecha y especialmente sería bueno dar a conocer cómo se lleva a cabo y cómo se percibe la educación en zonas rurales del interior del país. Por lo pronto, los especialistas coinciden que existe una gran diferencia, con desventaja para los rurales.

En cuanto a la edad de los encuestados, tengamos en cuenta que los de 18 años vivieron la educación como alumnos a los 8 años de edad y ahora son estudiantes o trabajadores no calificados. Encontramos entre ellos, un mayor optimismo, esperanza de que mejore, a diferencia de los mayores que ya han visto muchos esfuerzos truncos, muchas iniciativas positivas cortadas. La falta de continuidad en las políticas educativas es uno de nuestros mayores problemas.

Una última reflexión: las encuestas sirven también para tomar conciencia de nuestros derechos. Y el derecho a una buena educación es un derecho de todos. Tomar conciencia de ello es muy importante, porque el niño más pobre tiene el mismo derecho que el hijo del Presidente. Una buena educación debería garantizar no solamente que todos tengan las mismas oportunidades, sino, que todos sepan que las deben tener y que el Estado, con sus tres Poderes y Gobiernos Regionales y locales tienen el deber y la responsabilidad de hacer que se cumplan los derechos de los ciudadanos, sin excepciones ni exclusiones, en vez de erigir monumentos a la papa o al choclo.

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