La decisión del presidente Humala de no indultar a Alberto Fujimori

El Comercio

QUIEN LA HACE LA PAGA

          Un recordado maestro jesuita, venido de España y enamorado de la geografía e historia del Perú, Santos García S.J., me grabó en segundo de media esta frase: quien la hace la paga.  Sin ella no hay instituciones ni legalidad, es el extremo opuesto de lo que hoy llamamos informalidad.  Este recuerdo enmarca mi reacción a la decisión del Presidente Humala de no indultar al ex Presidente Fujimori, condenado por delitos de lesa humanidad, anciano pero no enfermo terminal, que jamás mostró arrepentimiento alguno y que desde su prisión dorada hizo sucesivas maniobras psicosociales para forzar su perdón o indulto.

El Presidente Humala ha consolidado la acción del Poder Judicial, que en este caso fue un juicio impecable, internacionalmente reconocido. Más aún, a contracorriente del escándalo causado por el gobierno de Alan García al indultar sentenciados por narcotráfico, además de buen número de apristas, lo que hace inútil el trabajo de jueces y policías, el presidente Humala no sólo ha procedido de acuerdo a ley al no indultar arbitrariamente sino al destacar que sigue la recomendación de las instancias del Ejecutivo especializadas en este trabajo.  Sólo el residente tiene la facultad y la legitimidad para hacerlo pero la legitimidad se pierde cuando se ejerce como los monarcas, por capricho y no por el análisis médico y jurídico debidamente fundamentado en casos de tanta gravedad.

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Una democracia como régimen de gobierno implica siempre separar el poder político del poder jurisdiccional.  Este último sentenció impecablemente a Fujimori y un indulto sólo puede darse por razones humanitarias en casos muy graves. La comisión demostró que no hay enfermedad terminal y todo el país sabe que Fujimori está en la única cárcel de cinco estrellas que hay en el Perú.

Sé que esta decisión, correcta y democrática, del Presidente Humala le va a costar en el Congreso, porque los seguidores del autócrata se la van a cobrar. Vienen chantajeando al país desde hace años. Impiden la elección del Tribunal Constitucional chantajeando a todas las fuerzas políticas: o eligen para esos cargos a dos operadores impresentables del fujimorato como Marcos Ibazeta y   Rolando Souza o no hay elección posible.  Del primero se conoce bastante durante la autocracia, pero del segundo no se puede olvidar que gracias a la alianza del Apra con el fujimorismo fue elegido Presidente de la Comisión de Justicia y fue actor principal del escandaloso caso en que, vía delegación de facultades, hicieron una ley a la medida del grupo Colina.  Cómo no lo iba a hacer si era miembro del estudio Nakasaki y un diario publicó la carta en la que contestaba a la hermana del sentenciado Pichilingue, del grupo Colina, informándole que había atendido su pedido en la ley que delegaba facultades.

Todo el tinglado, incluyendo al ministro Rey Rey, cayó cuando un demócrata como Mario Vargas Llosa renunció al encargo de ese gobierno de presidir la comisión para el museo de la memoria.  Muchos peruanos habíamos denunciado lo mismo, pero no valíamos para los gobernantes de turno.  El escándalo de la denuncia y renuncia de nuestro Premio Nobel se tiró abajo este exabrupto. ¿Quieren olvidar esto?

Terminado este triste episodio de chantajes y presiones, creo que hay que mirar a futuro y recojo, pero desarrollo, una idea de Lourdes Flores.  No quiero que muera nadie en una cárcel, salvo por accidente.  El Congreso debiera dar una ley –general y no con nombre propio- que establezca que todo preso al cumplir 80 años puede seguir cumpliendo su condena en su domicilio, siempre que existan en éste las condiciones para hacerlo. No recupera su libertad ni sus derechos, sino vive con su familia; no puede desde allí declarar ni hacer política o negocios, menos ser un peligro de muerte para sus enemigos; que la muerte lo encuentre rodeado de los suyos, derecho de él y de cada uno de ellos, pero que la sentencia se cumpla. ¿Será posible legislar así?

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Gobernabilidad Democrática

Confusión en el rumbo,

¿todos contra todos?

El Comercio                                   

El gobierno del Presidente Humala ha mostrado confusión en el rumbo y la manera de gobernar, al tiempo que desde el sector privado empresarial y mediático hubo no sólo posiciones contrapuestas, algo normal, sino  exageración histérica. En paralelo casi todos los aspirantes conocidos  a la próxima presidencia terminan enredados en acusaciones de corrupción sin que las autoridades autónomas para investigar lo hagan con la indispensable celeridad. Ya se pregunta si no está el gobierno tras las denuncias mediáticas.

El caso REPSOL desnuda la manera de gobernar como ineficiente y muestra una sucesión de contradicciones. La iniciativa no fue del gobierno sino de esa empresa, obligada a hacer una millonaria inversión por razones ambientales el próximo año ¿quiere endosarla al Estado?,  El anterior directorio de PETROPERÚ no  promovió la compra y tenía observaciones. Le pidieron su renuncia al Presidente del Directorio y se fue con varios de sus integrantes. ¿Sólo era falta de  química con el Ministro? El Ministro de Energía y Minas se contradice con el de Economía y ambos actúan en paralelo ante y con el Presidente Humala que está demostrando que sabe mandar pero no conducir un equipo. ¿Para qué existe el Consejo de Ministros si asuntos tan importantes no se resuelven allí debatiendo?

En el sector privado ha habido incapacidad de diálogo con el gobierno y tanto medios como dirigentes se lanzaron a una confrontación blanco-negro que hace daño a la democracia. ¿es que toda empresa pública es mala y toda empresa privada es buena? Es que hay que mantener “moribundas” a las empresas estatales para después decir que su ideología es el único pensamiento posible?¿es que no hay empresas estatales de Petróleo eficientes en Brasil, Colombia, Chile o Argentina? ¿Es que todo se tiene que mezclar con el régimen venezolano ya en clara descomposición?   Con estos parámetros se remece el sistema democrático y la confianza ciudadana.  Estoy seguro que hay un problema de gobernabilidad democrática antes que un problema de estatismo o Chavismo.  Porque las políticas públicas se deciden en un régimen democrático con métodos donde todos se escuchan y con razones que no se tratan como estigmas de los tiempos de Torquemada.

Aunque la Constitución dio autonomía al Ministerio Público y al Poder Judicial, hay mucho por recorrer para que esta se ejerza y muchos jueces y fiscales  se someten al gobierno, al partido que le es cercano o a la argolla de amigos que defienden intereses corporativos y profesionales antes que públicos.  Dos ex Presidentes y un ex candidato presidencial están siendo cuestionados por acusaciones serias, García por decisiones de gobierno como los narco indultos, los colegios emblemáticos y la reconstrucción de Ica, Toledo por los negocios de su suegra y Castañeda por el caso Comunicore. No son casos iguales pero ni el Fiscal de la Nación ni el Congreso actúan con celeridad y objetividad. La ciudadanía terminará no creyendo en nada ni en nadie ¿a quién le conviene esto?  Recordemos hoy el escándalo de los PETROAUDIOS y cómo el gobierno de García hizo un eficiente “control de daños” a través del Parlamento, el Ministerio Público y el Poder Judicial para que muchos años después nadie sea responsable.

Cayó el Canciller Rafael Roncagliolo a quien hasta sus adversarios reconocen enorme capacidad. Sus razones de salud son antiguas y conocidas pero ¿no tendrá esto que ver con que el Perú haya votado por México y no por Brasil para la OMC? Constitucionalmente sólo el Presidente tiene la decisión, pero ¿conviene al Perú hacerle un desplante a su más grande vecino en este momento en que se viene la decisión de La Haya? y ¿qué significa este voto en la equilibrada política entre bloques que llevaba nuestra Cancillería?. Es cierto, los ministros son los fusibles en nuestra Constitución pero el país pierde y el Presidente se queda con menos aliados y más apoyadores, que obedecen pero no siempre ayudan a pensar bien y evaluar las situaciones para decidir mejor.

¡Cuidado! El régimen democrático se deshace con este mal manejo de actores e instituciones.

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Presentación del libro ‘La Política en el Perú del Siglo XX’

Estimados, con algo de demora, comparto con ustedes el vídeo y algunas fotos de la presentación del libro que escribí junto a Gonzalor Romero “La Política en el Perú del Siglo XX”

Saludos,

Henry Pease

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Pease: Afirmaciones de titular de Confiep son un abuso y una muestra del poco compromiso democrático del sector

Ideeleradio.pe

Expresidente del Congreso comentó así las declaraciones de Alfonso García Miró, quien señaló que comenzó el viraje hacia la Gran Transformación, con el caso Repsol.

Democracia supone no llamarle autoritario a quien plantea una tesis distinta 

Ideeleradio.- Las declaraciones del presidente de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), Alfonso García Miró, no son solo un abuso, sino una muestra del poco compromiso democrático que tiene con los que piensan distinto a él y, además, se actúa de forma excluyente, argumentó el expresidente del Congreso, Henry Pease García.

Fue al comentar las declaraciones de dicho líder empresarial, quien señaló que quedó claro que el Gobierno comenzó el viraje hacia la Gran Transformación, con un Estado avasallador, prepotente, autoritario, tras el interés mostrado en Repsol.

“[¿Se plantea a la democracia sólo en términos económicos?] No sólo es un abuso, sino es una muestra del poco compromiso democrático de esos sectores. Y esos sectores que hablan así, y lo digo directamente al presidente de la Confiep, que se lo está diciendo a todos los peruanos que no piensan como él”, manifestó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.

“Ese gremio que él preside está actuando de forma excluyente, porque la democracia supone respeto a las otras posiciones y no supone llamarle autoritario a quien plantea una tesis económica distinta”, acotó.

Una lógica de inquisición y guerra a muerte 

Pease García hizo, en ese sentido, una invocación a que se actúe con serenidad respecto al debate sobre el interés mostrado por el Gobierno en la compra de activos de Repsol. Sostuvo que este tema se está convirtiendo en una especie de guerra a muerte y que se cae en una lógica de inquisición.

“Hago una invocación a que todos hagamos un esfuerzo de serenidad, porque tratar las cosas como se tratan, nos lleva a ocultar otras cosas. El escándalo que se está haciendo no porque se vaya a expropiar otra empresa, sino porque el Gobierno estudia si le conviene comprar a una empresa que quiere vender. Y ese debate que debiera ser sobre si le conviene o no por esto y por esto, se está convirtiendo en una especie de guerra a muerte”, declaró.

“A mí me hace recordar cuando veo algunas intervenciones pienso que algunas personas en lugar de ir a Palacio del Congreso, debieran ir a Palacio de la Inquisición porque la lógica que se funciona, es la lógica de la inquisición”, apuntó.

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Pease: Postulación de Nadine puede originar radicalizaciones y alianzas equívocas

Ideeleradio.pe

Expresidente del Congreso dijo que la Constitución no prohíbe la postulación de la primera dama, pero sí la tradición constitucional.

En política hay que responder las cosas en su momento

Ideeleradio.- La discusión sobre la posible postulación de la primera dama de la Nación, Nadine Heredia, en los comicios del 2016 afecta y puede llevar a que se produzcan alianzas y radicalizaciones equivocadas, advirtió el expresidente del Congreso, Henry Pease García.

“Aquí lo que se ha destapado de corrupción, especialmente, en los narcoindultos del gobierno anterior, ha llevado a que comience no sé si una campaña o una guerra hacia el 2016, pero que está polarizando todo. […] Yo veo [que eso de la discusión sobre la postulación] ya está haciendo daño, porque está agudizando la suspicacia frente a temas puntuales de política que tienen que resolverse ahora y que cada vez se discute con mayor irritación”, afirmó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.

“Este tema [de la postulación de Nadine] afecta distorsiona y puede llevar a que se produzcan alianzas equívocas, radicalizaciones equívocas, de las cuáles después nadie quiere retroceder y, por tanto, que el escenario político se convierta en mucho más conflicto. Hemos tenido un año bastante pacífico, pero lo que se viene no es necesariamente pacífico”, agregó.

El expresidente del Congreso indicó, del mismo modo, que el hecho político sobre su postulación existe al margen de la voluntad del presidente Ollanta Humala y de su esposa. Recordó que en política hay cosas que deben responderse en su momento.

“Ojalá que se haga [se responda sobre postulación]. Sin embargo, mi crítica y preocupación no va por allí, sino que todos hagamos un esfuerzo de serenidad porque tratar las cosas como se están tratando nos llevan a ocultar otras cosas”, aseveró.

La Constitución no prohíbe, sino la tradición | Inicio

Pease García afirmó que la Constitución no prohíbe la postulación de la primera dama, pero sí la tradición constitucional del país. Advirtió, igualmente, que en los dos únicos casos que se intentó repetir dos gobiernos seguidos se destruyó la institucionalidad democrática.

“No estoy diciendo que la Constitución prohíbe que sea candidata, sino estoy diciendo la tradición constitucional del Perú lo prohíbe, todas las constituciones, menos esta. Además el sentido común también porque los dos únicos casos que en el siglo XX se intentó repetir dos gobiernos seguidos han terminado muy mal y se destruyó la institucionalidad democrática”, mencionó.

“Además, hay una cuestión de principios y una cuestión ética porque lo que ellos le han ofrecido al país, no es esto. La primera dama tiene derecho como ciudadana a hacer política, pero el problema es que la tradición constitucional peruana es que nos conviene la alternancia de gobiernos”, recalcó.

Mencionó, asimismo, que salvo esta Constitución existe una prohibición de la reelección inmediata y que los familiares directos no pueden participar en la contienda electoral.

“En esta Constitución esto no se hizo; como esta Constitución es parchada, a la hora de poner el parche, que con la ayuda de la OEA se hace la mesa de diálogo, y en el momento de la crisis se corta el mandato y se exige este cambio, diseñando incluso un procedimiento especial de esa reforma”, relató.

“Ahí parece que se nos olvidó el segundo artículo. Por una razón muy simple, porque no estábamos revisando toda la Constitución, y porque además es un artículo que depende de otro, y luego había tratado de corregir eso, por la ley cuando temía Fujimori que Susana Higushi sea candidata”, argumentó.

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¿QUÉ SE GANA CON EL ALBOROTO POLÍTICO?

El Comercio

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Revisar las noticias diarias da la impresión de que los peruanos vivimos siempre “al borde del abismo”. Las declaraciones de políticos y funcionarios, muchos titulares y opiniones tratan cada tema complejo con exageración que es por lo menos poco seria. Veamos dos ejemplos..

El mismo parlamento que aprobó a ciegas el viaje del Presidente Humala a Venezuela quiere interpelar al Canciller por dicho viaje cuando lo que debió hacer es que el Canciller vaya por lo menos a la Comisión de Relaciones Exteriores antes de aprobarlo y tomar la decisión conociendo el razonamiento del gobierno. Es  función del Presidente la dirección de la política exterior y la representación del Estado Peruano pero el Parlamento lo fiscaliza y para eso las constituciones han establecido la autorización previa.  Fiscalizar no es incriminar con el estilo acusador de muchos parlamentarios y tiene su momento, pero lo mínimo necesario es hacerlo con coherencia y la oposición tanto como el oficialismo fijan su postura con argumentos dentro de las reglas del juego y con su voto.  No se puede “chancar” a un gobierno porque nos disgusta una decisión de un órgano intergubernamental de la región  ni pretender que sólo el enfoque ideológico de cada uno se imponga en las decisiones porque las relaciones son más complejas y los intereses del estado peruano requieren presencia en múltiples escenarios a la vez y poco se arregla con portazos o desaires hoy.

Hay deformaciones que vienen del fujimorato como, la pretensión constitucionalmente inconsistente de que el Parlamento debe autorizar de inmediato y sin debate porque es una función del Presidente. Una mala maniobra del Parlamento 1990-92 fue aprovechada por Fujimori para crear la imagen de que el parlamento le impedía gobernar y tras el autogolpe llegó a legislar para que las autorizaciones se den  “en serie”, algo que facilitó su vergonzosa fuga del país.  Pero a pesar de que esa ley se corrigió, las eventuales mayorías usan la “autorización automática” por facilismo y para no explicar decisiones y contextos.

Otro ejemplo notable es el manejo de la supuesta “decisión” de comprar la Refinería y otras empresas que quiere vender REPSOL sin dar lugar siquiera a evaluar pros y contras, preguntarse por el estado real de ese negocio o por los otros posibles aspirantes a comprarlo.  El escándalo y las acusaciones tremendistas como “vuelta al estatismo” me hacen recordar una famosa frase del siglo XIX “antes los chilenos que Piérola” o las acusaciones de “sacrílego” o “hereje” en las huestes de Torquemada.  Se impide un debate razonado y se culpabiliza “en previsión de una decisión no tomada”, discutible como todas pero no de esta manera si lo que se busca es vivir en democracia, con su racionalidad plural y diversidad de intereses.

Varios análisis mezclan todo y están llevando a preguntarse por el compromiso presidencial con los valores democráticos. Estos se refieren al régimen democrático y no a cada política de gobierno, los he invocado ante un discurso de Humala que cuestionaba el voto de los militares y una ley discriminadora que obliga al servicio militar a quien no puede pagar 1,850 ,soles, similar a la odiada ley de conscripción vial de Leguía pero en pleno siglo XXI.  Creo que también debe hacerse con otro elemento central de nuestra tradición constitucional: la alternancia de gobernantes y no la continuidad del gobierno a través de la pareja del Presidente.  Tras muchas de las exageraciones y golpes mediáticos vemos esta preocupación causada por la objetiva buena imagen de la Sra Heredia y la forma en que se evade el tema en las declaraciones.

El peligro es que el desgaste afecte al régimen democrático y no solo al gobierno, polarice mal y nos ponga en dificultades que suelen dañar las  instituciones democráticas con un complejo juego de chantajes donde “todo vale”. Es previsible que en el tercer año aumenten conflictos sociales hoy latentes y se requiere menos polarización y mayor debate razonado en todos los terrenos.  El Presidente Humala debería hablar claro sobre su compromiso con la alternancia el 28 de Julio próximo.

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Henry Pease: “Ganar una elección no te da derecho a imponerte sobre el pueblo”

Laprensa.pe

Jueves, 18 de abril del 2013  |  15:44

Laprensa.pe conversó con Henry Pease, expresidente del Congreso y actual director de la Escuela de Gobierno de la PUCP, que acaba de publicar La Política en el Perú del siglo XX.

Le pregunto a Henry Pease García cuál es momento de su vida política que recuerda con mayor cariño. Pensé que no dudaría en elegir el año en que se lanzó a la presidencia y alcanzó más de medio millón de votos (1990), pero no, me equivoqué.

El 3 de noviembre de 1989 miles de peruanos fueron parte de la llamada ‘Marcha por la paz’, una convocatoria democrática en rechazo a la violencia criminal del entonces poderoso Sendero Luminoso. “Nadie puede decir que los ciudadanos no derrotamos políticamente a Sendero”, dice Pease mientras me muestra la fotografía que retrata aquel hecho ocurrido hace ya casi un cuarto de siglo.

El expresidente del Congreso ha publicado junto a Gonzalo Romero Sommer y a Patricio Ato del Avellanal Carrera el libro La Política en el Perú del siglo XX, un brillante repaso por la historia política de nuestro país en el siglo anterior.

“Dividimos el texto en cuatro partes: Estado oligárquico, la crisis del Estado oligárquico, el Estado intervencionista y Estado neoliberal”, me explica Pease García mientras nos disponemos a una charla llena de análisis, recuerdos y expectativas sobre el futuro.

¿En cuál de las cuatro etapas que recoge el libro se retrocedió más en cuanto a la formación de instituciones en el Perú? Cada vez que en la historia hubo un golpe, de cualquier tipo, se retrocede casi a cero. La democracia no es solo un método para elegir gobernantes.  Al final en el último capítulo digo que lo más avanzado en ese siglo es la democracia electoral, es decir, hay menos fraudes y más capacidad de conducción de las elecciones. Pero lo que más se retrocede cuando hay cualquier tipo de autocracia, es en la manera de gobernar. Nuestra cultura política –  que sigue siendo autocrática y autoritaria  –  repite inconscientemente muchos comportamientos de los gobiernos autoritarios. Sino mire usted lo ocurrido en Conga. Un gobierno legítimamente elegido cree que ante el reclamo de un pueblo, la pata en alto es la única respuesta. Un gobierno democrático debe rendir cuentas y gobernar de cara al pueblo.

Pero este gobierno ganó las elecciones… El ser ganador de una elección no es razón suficiente para imponer o excluir el interés de otro, y menos de un pueblo entero. Y si recuerdo Bagua, es lo mismo. Los congresistas se sentían con derecho a dar las leyes que les daba la gana y a dejar que el Ejecutivo haga lo que quería. Cambiaron una ley orgánica que no se podía cambiar sin debate porque desde el origen de las democracias, las leyes se debaten antes de serlo. El ciudadano sabe cuándo una ley lo afecta y si esta es igualita a una que daría un gobierno militar, esto no se puede hacer.

Es ya una costumbre otorgarle facultades al Ejecutivo No es solo una costumbre, es parte de una manera de gobernar en donde se cree que la victoria electoral da licencia para matar y no es así. Un gobierno democrático es aquel en donde debe haber balance de poderes, consultas, etc. En Conga es legítimo el interés del presidente regional, de las comunidades y de la empresa. Yo debo encontrar canales para concertar. No es que yo entro a ciegas y ordeno que se haga.  A mí me interesa que reflexionemos sobre la manera de gobernar.

¿Por qué si uno llega a Palacio con un discurso de izquierda termina gobernando desde la derecha? En el plano estrictamente institucional, una respuesta es que la segunda vuelta está mal planteada. Nadie me ha dicho que porque un gobernante es elegido con el 50% más uno de los votos va a ser mejor que otro que sea elegido con el 40%. Hay países que dejan la cosa en 40 o 42%. El Perú la dejaba en 33% en la carta del 33. Además la segunda vuelta es una institución importada que cuando se da en Francia ocurre dentro de un conjunto de elementos que no hay en Perú.  (Aquí) el presidente que gana en segunda vuelta siempre está en minoría en el Parlamento. La segunda vuelta no significa un pacto en el Congreso, pueden estar quitándole su apoyo (a los ganadores) al día siguiente. Más sensato me parece lo que había antes, que los partidos se alíen en el Congreso y elijan al presidente y que eso sea sometido a ratificación popular. Porque si eligen a uno impopular, el pueblo dirá no y entonces habrá nuevas elecciones.

Bueno en una elección también hay un cruce de ‘poderes’ que luchan entre sí… Efectivamente, los poderes fácticos hoy día significan que  – en este mundo globalizado  – los capitales se mueven con una facilidad enorme y entonces llega un gobierno y le dicen “o haces lo que quiero o me voy”. La Cerro de Pasco (empresa minera del siglo XX) no podía hacer eso. Hoy día todos juegan a un ‘ping pong’ con tarjetas, internacionalmente,  y tu economía se puede hundir. Además sería importante que los candidatos fueran más sinceros. No solo deben decir en campaña lo que el elector quiere oír sino también lo que se puede y no hacer.

El discurso del ‘agua y oro’… En Cajamarca se dijo ‘agua u oro’ y después se dice ‘agua y oro’. Mire yo estoy más de acuerdo con que sea ‘agua y oro’, porque estamos en un país minero y no creo que el Perú pueda renunciar a esto, pero sí debe decirse que la minería no puede ir contra el ser humano, el ambiente, y por tanto exijo reglas de juego. Ahí se negocia. No hay democracia sin negociación.

Lo que se menciona en el libro es que el Perú es una república pero varios de sus mecanismos no son propios de esta condición… La cultura política no es la republicana, sino mire a usted como todos los funcionarios tratan de distinguirse del ciudadano común y corriente. El presidente tiene su banda (presidencial), el congresista también, el juez igual, el presidente regional, etc. Otros usan sus medallas. Es decir, nadie quiere ser como la gente de a pie. Lo republicano era un contraste de los nobles y aristócratas, porque eran gente que se vestía normal y no con ‘chirimbolos’.  En la sencillez se mira el orden (existente).

En la última elección presidencial, cuando PPK, Toledo, Castañeda tenían un bajo porcentaje, muchos les reclamaban unirse para ir en un frente democrático. Esta poca capacidad para concertar durante una campaña no es algo nuevo. En su libro hay varias historias parecidas. La dispersión tiene como origen la ‘simultaneidad perfecta’ que vive el Perú. Los presidentes quieren forzar la mayoría absoluta en el Congreso y eso lleva a que cualquier partido, aunque aspire solo a tener un poco de parlamentarios, debe tener candidato presidencial.  ¿Cómo resolvemos esto? Distanciando un poquito la elección presidencial de la congresal.

Sí hay más acuerdos cuando se trata de ir al Congreso. Ahí sí se dan alianzas. Jorge Basadre decía ‘en el Perú todos los enemigos terminan aliados’. Pero yo no he visto muchos enemigos que gobiernen. Acá se alían para meter gente al Congreso. El ‘sancochado’ llega al Parlamento y ya no es eso, sino la papa por acá, el camote por allá y la zanahoria por otro lado. De eso no se trata. Yo creo que si se forma una alianza electoral para llegar al Congreso, debe establecerse que si un congresista se aleja de la misma pues tendrá que ser vacado.

Yehude Simon, que entró por la alianza de PPK, votaba diferente a su grupo diciendo que lo hacía “por sus convicciones personales”… Las convicciones personales en un parlamentario son importantes, pero uno es elegido representando a una opción política.

¿Cuál fue el momento más dramático en relación a la poca capacidad de concertación durante una campaña? En 1995. Frente a la dictadura de Fujimori logramos lanzar a una personalidad mundial como Javier Pérez de Cuéllar. Lo lógico era que los partidos fueran en una sola lista con él. Eso hicimos en el Movimiento Nueva Izquierda y por eso perdimos la elección. ‘A la hora de los loros’ cada uno quería tener su candidato para tener más opciones. El momento donde había que dar una imagen de unión, no se dio.

¿Casi 40 años después, la reforma agraria fue una buena idea pero mal ejecutada por Velasco? ¿Qué hubiera pasado si Sendero Luminoso aparece antes de la reforma agraria? Sendero apareció en un agro de campesinos pobres. Colgaban al alcalde y mataban al campesino por tener dos ovejas más. Si en vez de hacer esto con ellos, lo hubieran hecho con uno de los gamonales, se hubieran convertido en un movimiento de masas. Los militares hicieron la reforma agraria no por miedo a Sendero porque ni existía, la hicieron por miedo a la revolución cubana, a las guerrillas, por temor a Hugo Blanco (…) Lo ocurrido me hace recordar una cosa. Los militares son especialistas en destruir objetivos.  Liquidaron el orden viejo, destruyeron el agro precapitalista. Por eso es que no pudieron evitar que en Lima se inundaran las calles de ambulantes y los cerros de viviendas. Ellos nunca tuvieron una manera de construir políticamente.

Muchos tienen a Fernando Belaunde como un referente democrático de la historia del Perú, pero él tampoco fue capaz de formar un partido político alejado del caudillismo. Fue un demócrata. Gobernó respetando las reglas democráticas y eso lo hizo ser muy débil en el reformismo que propugnaba y efectivamente su visión de la política está marcada por la cultura política peruana. Por eso él invocaba a Piérola. ¿Quién era el secretario general del partido de Piérola? Su hijo. Esa visión no es originaria de Belaunde, sino atraviesa la historia política peruana.

Está el caso del Apra también… Quizás ahí la gran diferencia son las décadas de persecución y exclusión, pero es un partido con jefe. Haya fue jefe y Alan García es jefe. Tan jefe se siente que quiere que lo elijan por tercera vez. Ni en Estados Unidos ha ocurrido eso. Mauricio Mulder se molesta cuando dicen que el Apra es solo Alan García. En su libro usted hace referencias a la contradictoria historia de esta opción política

¿Cuál ha sido la evolución del Apra en 90 años? Siempre se ha hablado de la escopeta de dos cañones. Sí hay una evolución del partido. Comienza en la izquierda,  se distingue claramente de la izquierda del partido comunista y luego también relativiza sus orígenes marxistas. El Apra siempre fue el gran partido antioligárquico, aunque luego renuncian a eso. Lo hacen porque se percatan de que si no pactan con ellos no podían salir de la ilegalidad (…) Muchos años después, Haya muere y sobrevive el partido. Ponen un nuevo líder cuyas relaciones con los demás son parecidas a las de su predecesor. Haya nunca dejó llegar arriba a Seoane. Yo estoy seguro que a Del Castillo tampoco lo dejarán. A veces parece que se siente muy bien en ese rol y que los dirigentes se acostumbran a ser líderes de un partido con jefe.

¿Desde cuándo hasta cuándo fue una dictadura el gobierno de Fujimori? El único período de dictadura fue del 5 de abril de 1992 hasta la instalación del Congreso Constituyente Democrático (CCD). Ahí se convierte en un régimen autoritario, autocrático. Otros (Levistky) hablan de autoritarismo competitivo pero para eso tendría que haber algún tipo de competencia. ¿Qué competencia hubo más que para la minoría que no podía decidir en el Congreso? Lo único que se podía hacer era escándalos. Yo lo hice, porque llevé el caso La Cantuta, que lo querían llevar al archivo. Se formó la primera comisión investigadora, y luego pasó lo que ya todos conocen.

A pesar  de las denuncias, de lo comprobado y de las sentencias dadas, el fujimorismo llegó a tener 48% en la última elección presidencial. ¿Cómo se explica esto con la ciencia política? Si yo tengo el monopolio de los medios de comunicación, si he comprado a los canales como se hizo.  La gente creía que se hacía una escuela por día. En la captura de Abimael Guzmán solo se daba la versión del gobierno. Nadie decía que el GEIN hizo el trabajo desde hace mucho. Todas las mentiras que comenzaron con el ‘bacalao’ se las metieron a la gente a través de los medios. Así formas opinión pública.

¿Y hasta cuándo va a durar esta imagen de la que usted habla? Bueno lo que hoy existe son saldos de toda dictadura. Hoy, gente sencilla, gente desinformada, que prefiere vivir la desinformación y se acuerda de que le regalaron un polo o alimentos.

En su libro mencionan una serie de reformas políticas pero hoy hablamos más de la Ley Nadine y cosas así. ¿Hemos retrocedido en el debate político? En las constituciones del Perú siempre se ha puesto que los familiares directos no pueden postular. Cada país tiene su tradición que está compuesta por agravios, miedos, experiencias; entonces aquí eso es serio y lo es porque Humala aceptó públicamente a que no iba a gobernar sino un mandato. Oiga y yo no me meto en cama de nadie ni confundo la chismografía limeña con el análisis político. Nunca he hablado de la pareja presidencial, más aún porque creía que con Nadine había una reacción machista, pero por eso mismo me parece que ella no puede ser candidata (ahora). No discuto en absoluto su rol de primera dama, y si quiere presentarse en 2016, que lo haga. Pero ojo, no es un tema constitucional. La Constitución no es la única ley. Lo que no entiendo es cuando algunos dicen “si no está en la Constitución entonces sí puede postular”. A mí me parece que eso es un análisis oportunista. Una norma puede estar en la carta magna o en una ley orgánica. Lo que sí me parece es que éticamente esa postulación ha sido negada cuando se buscó llegar a la presidencia. La democracia es alternancia.

Si tuviera que elegir un momento de su vida política que recuerde con más cariño, ¿cuál sería? ‘La Marcha por la Paz’ fue el único momento en que hubo confluencia de todos para decirle ¡basta! a Sendero Luminoso (SL). Triunfó la vida. Eso fue una movilización que nunca antes vio Lima, y después tampoco. Nadie pudo decir que los ciudadanos no derrotamos políticamente a SL. Luego de ese día ellos no pudieron invocar que eran un movimiento popular. Ellos generaron terror y muerte; y nosotros los enfrentamos. Democracia es también eso. Frente a los peligros hay que unirse.

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Henry Pease: “Aún existe el riesgo de caer en un régimen autocrático”

La República
Henry Pease. El sociólogo y director de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Católica presenta un nuevo libro que analiza la historia política del Perú.

Jorge Loayza

Dedicado a la docencia e investigación, Henry Pease ha publicado La política en el Perú del siglo XX, con la colaboración del magíster Gonzalo Romero. Pease prefiere dejar a un lado el político que lleva adentro y evita los temas de coyuntura para hablar más de su labor académica y del proceso histórico de las últimas décadas.

Reclamo. Para Pease, imponer el servicio militar es una traición de Humala a su juramento.

Este libro resume mucho de sus anteriores publicaciones.

Tiene como insumo muchos libros míos y de otros autores como (Julio) Cotler o (Aníbal) Quijano, además de extranjeros que han escrito sobre diferentes etapas. El eje del libro trata sobre las luchas políticas, los lazos que se dan y las formas que toman. Lo que me interesa es entrar en el centro de esas relaciones, a partir del sistema electoral, el sistema de partidos y el de gobierno.

¿Qué momentos políticos son los más importantes en el siglo XX?

El gran cambio de la sociedad peruana es el proceso de urbanización, que es una variable que depende del desarrollo capitalista global. El país pasó de tener más del 60% de la población rural a tener más del 60% de población urbana. Es un proceso cuya crisis se nota desde los años 50 y 60, que hace inviable el Estado oligárquico.

¿Qué definición tiene del Estado oligárquico?

La oligarquía era un grupo de clases diferentes, porque no era lo mismo gamonal en las zonas de la burguesía agroexportadora en el norte, o la burguesía financista que nace con el guano. Eran articulaciones en torno a una estructura tradicional. El poder del gamonal mantenía quieta a la gente y el orden político. Eso se rompe porque la gente migra y mira mejores horizontes. El campo expulsa porque no reinvierte, así crece la costa y genera mercado.

En ese proceso, ¿qué valor tiene la llamada reforma agraria?

Ese es un hecho que llega más tarde que temprano. Siempre digo: qué hubiera sido del Perú si Abimael Guzmán llegaba antes de la reforma agraria y si en lugar de matar campesinos agarraba a uno de los gamonales más odiados y los colgaba. ¿Se hubiera convertido en un movimiento de masas? Los militares hicieron la reforma por miedo a la revolución cubana, y porque había tomas de tierras por todos lados.

Uno encuentra en su libro algo que se repite ahora, cien años después: la Ley de Conscripción Vial de Leguía; algo similar a lo hecho por este gobierno con  el servicio militar obligatorio.

He cuestionado radicalmente al presidente Humala por eso. Ese acto es una traición al juramento de respeto a los valores democráticos que varios testificamos. Es inaudito, no hay derecho a que un joven se le obligue a disparar. Lo que  se ha impuesto es una cultura militar, porque se cree que esa es una manera de amar al país.

¿Cree que se está imponiendo una cultura militar?

Creo que esta decisión expresa eso equivocadamente, porque tiene recursos para hacer enormemente atractivo el servicio voluntario. El Ejército tiene mala fama ante los jóvenes y se lo ha ganado.

Se dice que este es un momento especial en la historia republicana por el largo periodo democrático. ¿A qué se debe?

Si algo caracteriza al siglo XX es que hay más años con autocracias que con democracias. Algunos creen que ganar una elección significa hacer lo que le da la gana. Pero gobernar significa negociar. Cada autocracia es como una caricatura, una exageración de la realidad. En las democracias hay rasgos de eso. En la tradición presidencialista en el Perú hay una débil división de poderes y todos hacen lo que el presidente quiere.

¿Todavía hay riesgo de que se caiga en una autocracia?

Sí, porque la cultura política es poco democrática y hay mucha gente desinformada. No hay un proceso de asentamiento de la ciudadanía. El poder de fiscalización de la prensa es el único que existe en este momento frente a las limitaciones del Parlamento y lo que hace el Poder Judicial. Nunca pensé en una sentencia citando a Sancho Panza.

¿La debilidad de partidos es un riesgo para que se instaure una autocracia?

Es un riesgo, pero en América en general no ha habido partidos que estructuren el gobierno. Los partidos suelen ser organizadores de campañas.

¿Como el partido de gobierno?

Eso no es un partido político en funcionamiento. Ha sido útil para la campaña. Lo mismo sucedió con Belaunde y García. La lógica caudillista ha marcado nuestra historia política.

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