Mark trabaja en Lumon, una poderosa corporación con importantes aunque misteriosos negocios. Esta ofrece la ventaja más demandada de todas: la conciliación de la vida laboral y familiar. Gracias a una avanzada tecnología médica han logrado implantar un proceso llamado “separación espacial de memoria”. Los trabajadores acceden al mismo de manera voluntaria a cambio de beneficios diversos. Por este procedimiento, su yo laboral, su “innie” se pasa el día clasificando y archivando números en la División de Refinamiento de Macrodatos sin consciencia ni memoria de su vida fuera del espacio de la empresa. Su “outtie” es felizmente inconsciente de los días de su “innie”. Sin embargo, existen algunas desventajas. Por ejemplo, sí un “innie” desea renunciar debe contar con la aprobación expresa de su “outtie”. Y eso casi nunca sucede.
Los “innies” son comprometidos, eficientes y están cómodos con sus condiciones de trabajo. Hasta que la falta de transparencia, el clima de sospecha y la insistencia de honrar la figura del fundador, cual si fuese una figura religiosa, logra generar una alianza entre los trabajadores para encontrar sentido a un sistema opaco y opresor.
Esta es la premisa de la serie “Severance”. Es una serie de ciencia ficción contada como una fábula sobre los efectos de la vida laboral en la vida personal. Creo que resonó mucho en mí porque recordé que en uno de mis primeros trabajos un gerente terminó su saludo de bienvenida a los nuevos trabajadores diciendo: “Y espero que dejen sus problemas personales en la puerta a la hora de ingreso”. Ese gerente hubiera sido feliz en Lumon.
Sí, ya sé. Ningún gerente diría esto ahora. No en voz alta, al menos.