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UNA CUESTIÓN DE CONFIANZA

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¿De qué se trata el liderazgo? ¿Qué se requiere para ser un buen líder? ¿Se nace siendo uno? ¿Aprende uno a serlo?

Si le interesan las respuestas a tan acuciantes preguntas, podría usted consultar algunos de los 60,000 libros que se venden en Amazon sobre el tema en este momento. O tal vez podría inscribirse en alguno de los cientos (miles) de cursos que se ofrecen sobre la materia.

A pesar de tal acumulación de conocimiento, el concepto aún permanece elusivo: ¿De qué hablamos, en realidad, cuando hablamos de liderazgo? ¿Qué lo define?

En mi opinión y según lo leído, visto y vivido, el factor clave para definir liderazgo es la credibilidad.

Credibilidad entendida como una percepción de fiabilidad que se construye de manera cotidiana con el decir y el hacer congruente. Es el producto de una combinación única de capacidades técnicas y comportamiento ético.

Una cuestión de confianza.

Respecto a las habilidades técnicas, no me refiero a la posesión de un conocimiento enciclopédico sobre los asuntos de la organización pero sí de las herramientas que le permitan desarrollar con éxito las actividades cotidianas y, además, planear las metas de mediano y largo plazo.

Respecto al comportamiento ético, el mismo se traduce en acciones concretas tales como:

• Promover (de palabra y obra) un clima ético en la organización
• Verificar la calidad de la información antes de propagarla
• Comunicar las expectativas en forma clara y honesta (sin subterfugios ni ambigüedades)
• Actuar en beneficio de la organización y del equipo (antes que el suyo propio)
• Reconocer las contribuciones de los miembros del equipo ( sin ignorarlas, menospreciarlas o (peor) apropiarse de ellas de manera indebida)
• Reconocer y atender los problemas o conflictos de intereses durante los procesos de toma de decisión (evitando el pensamiento mágico que indica que los problemas se resuelven solos o que las empresas son “una gran familia feliz”)

Entre otras.

Como puede verse, la credibilidad es ardua de generar y mantener. Sin embargo, basta un acto distraído para perderla de manera irremediable.

Esta es una época de crisis de liderazgo. Nos es difícil creer que aquellos que nos representan o dirigen lo hacen en nuestro beneficio y no en el suyo propio. Esto genera inestabilidad y diversos males sociales que están a la vista.

¿Coincide conmigo en que es la credibilidad es lo que define el liderazgo? Sí ha respondido de manera afirmativa, le dejo esta última pregunta: Y por casa ¿cómo andamos?