Ética de tercera generación (parte 4)

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Miserias del Sujeto moderno

Siguiendo con nuestro análisis de las tres generaciones de Etica (1: Etica personal centrada en la distinción Bien/Mal, 2: Etica social centrada en la distinción Justo/Injusto, 3: Etica global centrada en la distinción Sostenible/Insostenible) conviene examinar ahora los límites de la ética social (que llamamos de segunda generación), para justificar el enriquecimiento del enfoque de los Derechos Humanos por aquel de la Sostenibilidad global de la “Tierra Patria”. ¿Qué se le puede “reprochar” al enfoque de los Derechos Humanos en relación con la problemática de la Responsabilidad Social como para justificar el paso a otro nivel de Etica?

Me parece que la Etica social, que reina desde el siglo XVIII sobre los destinos de la justicia entre los seres humanos, sufre básicamente de dos limitaciones:

1. Es una ética centrada en la relación jurídica entre sujetos de derecho. Reflexiona básicamente el binomio Derechos/deberes desde la lógica siguiente: En el espacio social, es justo que todos los sujetos estén sometidos a las mismas leyes universales que garanticen sus derechos. Que un individuo A “tenga derechos” significa que todos los demás individuos estén sometidos a una misma coacción (un deber) que les obliga al respeto de los derechos de A. En ese sentido, mi derecho es equivalente al deber de todos los demás, que la ley garantiza. Tengo deberes frente a todos los que tienen derechos, tengo derechos frente a todos los demás que tienen el deber de respetar mis derechos. A partir de esta equivalencia y reciprocidad fundamental entre derechos y deberes, la Etica social rehusa obviamente los privilegios (que alguien tenga derechos que los demás no tienen) y la impunidad (que alguien no reciba sanción por no acatar los mismos deberes que los demás) como lo más injusto que se pueda imaginar. Así, ella promueve dos valores fundamentales: la LIBERTAD (como la capacidad de tener derechos) y la IGUALDAD JURIDICA (como igualdad de condición de todos frente a la ley).

Ahora bien, ¿dónde está la limitación de esta perspectiva? Está en el hecho de definir al sujeto de la ética social estríctamente en términos de individuo humano libre e igual a los demás en cuanto a derechos y deberes. La llamada “ética del cuidado” (Ethics of care) ya ha criticado los límites de esta lógica basada en la mera simetría de poderes y derechos-deberes entre las personas que tiende a excluir aquellos seres que no pueden tener poderes, o no pueden tener derechos, o no pueden ejercitarlos (como por ejemplo los animales y las plantas; los humanos en situación de dependencia total frente a los demás (bebés, enfermos, ancianos…); o las generaciones futuras). En términos de responsabilidad, el problema es el siguiente: A la ética social le es muy difícil entender una relación de obligación para con seres no susceptibles de tener derechos o ejercitarlos. Esta es la razón filosófica esencial por la cual nuestro actual paradigma de justicia basado en los DD HH, con todo el bien que ha aportado a la humanidad, no logra ocuparse adecuadamente de los problemas ecológicos o de las manipulaciones genéticas, etc. El subtérfugo, por ejemplo, de darle “derechos” a la naturaleza a través de la visualización de un sujeto de derecho encarnado en las “generaciones futuras”, es característico de un enfoque que no puede imaginar un deber sin un derecho, una responsabilidad sin alguien a quien responder, una exigencia sin un rostro para exigirla.

2. Pero la segunda limitación de la Etica social es, en la práctica, más dañina: Es una ética que promueve la “igualación” de las condiciones de vida entre todos. Los pobres deben de tener derecho a las mismas facilidades, en cuanto a las necesidades básicas, que los ricos (no debe haber privilegios injustos). Es injusto que los ricos tengan condiciones de vida demasiado superiores a las de los pobres, que pongan en peligro la dignidad y bienestar de estos. Luego, en el transcurso de los últimos siglos, los representantes de la Etica social (en general de Izquierda) se han asociado con sus enemigos (la Derecha conservadora de los privilegios adquiridos) para promover “el Progreso“. Claro está: el afán de “justicia social” no puede sino promover el crecimiento económico y social exponencial puesto que para hacer a los pobres más ricos, esto pasa generalmente por hacer a los ricos más ricos. Pero esta lógica de la justicia igualadora conduce finalmente a la insostenibilidad del sistema entero. Historicamente, así ocurrió: los regímenes comunistas son tan o quizás más destructores del medio ambiente como los regímenes capitalistas. Ambos se armonizan con una desconcertante facilidad para entonar el mismo coro: “Fiat iustitia pereat mundus” (Qué venga la justicia, aunque perezca el mundo). La ceguera de la izquierda a la problemática de la sostenibilidad constituyó sin duda su mayor derrota filosófica en el siglo XX (miren cómo en nuestros países latinoamericanos ni siquiera existen partidos políticos ecologistas y tendrán una idea de la miseria mental de nuestros paradigmas políticos dichos “progresistas” y “socialistas”).

No queremos decir con esto que el enfoque de justicia social basado en los Derechos Humanos sea de por sí “insostenible” y globalmente peligroso, como si teóricamente la justicia no fuera posible sin acabar con el planeta. Lo que queremos resaltar es que esta concepción ética (de segunda generación) se apoya en un concepto de Sujeto moderno mal concebido: se trata de un Sujeto aislado de su contexto, separado y autónomo pero de modo abstracto, sin cuerpo, demasiado estrechamente humano y mental. Un Sujeto “cartesiano”, una mera “cosa que piensa” sus derechos y los de las cosas semejantes a él, pero sin visión ni cuidado por el Todo del cual no se siente parte, luego frente al cual no se siente responsable. Un sujeto “destejido”, simplificado, simplón (complexus/complejo significa: “tejido juntos”, “entretejido”)…

Pensamos posible y necesario un camino que vaya de la Justicia a la Sostenibilidad, que nos permita transitar libremente entre la Democracia y los Derechos Humanos por una parte, y la Responsabilidad global por la trama compleja de la Tierra Patria por otra parte (tengamos mucho cuidado de un “ecologismo” seducido por la antropofobia que podría derivar rápidamente en un totalitarismo higienista). Pero este camino pedirá la crítica y superación del sujeto moderno aislado, des-ubicado y orgullosamente dominante (“maître et possesseur de la nature” (amo y dueño de la naturaleza) decía Descartes). Pedirá la re-ligación del ser humano sujeto de derechos con la trama compleja global. Nuestra Etica global de tercera generación alcanza aquí su definición y desafío: ser una ética que no niegue los aportes de las otras anteriores (la ética del Bien y la de la Justicia), pero que sepa asumirlos dentro de condiciones de residencia mundanal más complejas, responsables y armoniosas, lejos de los delirios de Dios y del Progreso, una ética que sepa “morar en este mundo”, y no tratar de domeñarlo o adular a otro.

Hasta pronto!

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3 pensamientos en “Ética de tercera generación (parte 4)

  1. Rene Poggione

    Querido Francois:
    me interesa mucho la idea de esta otra etica mas compleja. Justamente me parece un soporte fundamental para sostener los marcos conceptuales y el accionar en otros campos, como es el caso de la arquitectura, en la que trabajamos.

    Aqui hay un punto que me gustaria poner en discusion contigo, que es el problema de la escala.
    Aqui tambien hay tres escalas: la individual o humana, la territoral y la global…creo que no es simple coincidencia. Las acciones de la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo siglo XXI (sostenible) deben abordar las tres escalas.

    Un tema que me parece importante, es el de la centralidad del hombre:
    en la segunda etica, el hombre se centra en el mundo, se pone en una posicion dominante y se disloca de su relacion con el mundo (en la tercera generacion me gustaria llamarlo planeta y no mundo, ya que es mas preciso y mas cercano, lo vemos en las fotos redondito y azul).
    La cultura del Humanismo en si misma, es la base de sustentar esta conducta, sin responsabilidad planetaria.

    No crees que junto con esta nueva y complementaria etica, debia producirse una des-centralizacion del hombre, para tener un panorama mas abarcativo? mas incluyente y mas responsable? (estoy atento a lo que llamas dictadura higienista).

    Acabo de leer un lindo libro del escritor turco, Orhan Pamuk (el ultimo Novel): Me llaman Rojo. La centralidad es la manera de ver el mundo entre oriente y occidente en una epoca determinante (el renacimiento), mientras en el oriente se pinta desde la mirada de Dios, que abarca todo y detiene el tiempo, por lo que no hay perspectiva, frente a la mirada occidental que es la mirada desde la altura del hombre y por ello con perspectiva, con mas detalle y menos abarcativa, donde se muestra el discurrir del tiempo…

    Esta mirada prevalecio, es mas poderosa, y de ese poder acumulado por el hombre se trata el problema…
    La relacion escalar entre poder del hombre y planeta se ha desequilibrado.
    Hay que pensar desde esa capacidad de modificacion del plaenta que el hombre a adquirido en los ultimos 200 a;os, que es un tiempo relativamente largo en escala humana, y muy corto (y de alli el enorme peligro) para escala de la vida del planeta.
    El hombre ha podido, en muy breve plazo poner en extremo riesgo la existencia del planeta. Por ello las acciones deben ser inmediatas, todo es un urgente corto plazo, las generaciones futuras ya existen y tienen el nombre de nuestros hijos.

    Te dejo los temas.

    Muchos cari;os desde Belgica
    Rene Poggione

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  2. fvallaeys Autor

    Hola René!
    Propones muchas reflexiones interesantes, empezando por tu preferencia por la palabra "planeta" en lugar de "mundo", me gustó y efectivamente creo que es mejor emplearla para nuestro enfoque de ética sostenible. En cuanto a la relación entre lo que llamo las 3 generaciones de ética y las 3 escalas de la arquitectura (individuo, territorio, planeta) no estoy de acuerdo con plantear el vínculo en estos términos. Tampoco estoy de acuerdo con la clasificación de Edgar Morin que distingue la ética del individuo, la de la sociedad, y la de la especie. Por qué? porque sino, arriesgamos recaer en una visión simplista y sincrética de que hay 3 tipos de ética que debemos practicar según el tema o la circunstancia (en el cara a cara, en la vida social y para el medioambiente). Esto relegaría la ética de la sostenibilidad a ser una ética especializada para "problemas planetarios y ecológicos", cuando en realidad, entendiste bien que se trata de redefinir nuestra concepción de la ética entera, sobre nuevas bases de reflexión. Es decir, la ética de tercera generación deberá orientar tanto las relaciones interindividuales, las relaciones jurídico-políticas como las relaciones globales, en base a una redefinición de nuestra comprensión y vínculo con el gran todo. Por eso no quisiera que se confunda los 3 paradigmas de ética que presenté con 3 "niveles" o "escalas" o "tipos de problemas". Obviamente que no tengo todo claro ahorita (por eso el blog, y no un libro) en cuanto a la redefinición de todos los problemas éticos a partir de la ética de la sostenibilidad, pero la pretensión es esta: redefinir TODA la problemática ética en términos de sostenibilidad, superando-integrando los dos paradigmas anteriores (de la ética del Bien y de la Justicia).
    En cuanto al tema de la des-centralización del hombre, es EL tema central de nuestra reflexión: ¿cómo lograr pensar una ética no centrada en el ser humano solipsista y desarraigado como los son todas las éticas modernas, pero sin retroceso hacia una fundamentación teológica ni arriesgar abrir la puerta al antihumanismo de la "ecología profunda", que ya fue denunciada en sus riesgos totalitarios (el higienismo ecologista totalitario)? Este tema de la des-centración merece por lo menos un artículo! no sólo un comentario.
    Terminaré resaltando contigo que el carácter urgente de los problemas planetarios de hoy, que piden soluciones de corto plazo como bien mencionas, tiene justamente tendencia a conducir a soluciones extremas, autoritarias y antidemocráticas. Por eso debemos de tener mucho cuidado en superar el discurso estrecho de los Derechos Humanos modernos, pero sin dar pie al antihumanismo! Como decimos en Francia y Bélgica… no debemos botar al bebé junto con el agua de su baño.
    Un fuerte abrazo a tu familia!!!
    François

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  3. Marcela Navarrete Peñuela

    Agradezco a ambos autores de este diálogo "epistolar" el compartir con los lectores sus profundas reflexiones sobre la ética de la sostenibilidad. Este ha sido uno de esos "aportes" que nunca terminan de valorarse por lo oportuno de su hallazgo. Sobre la redefinicion de la ética contamos ya con un libro que permita avanzar en el tema? Gracias.

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