20/11/25: Un ornitorrinco llamado informalidad. El caso del Perú

UN ORNITORRINCO LLAMADO INFORMALIDAD: 
Informalidad, productividades e ingresos en el Perú

Efraín Gonzales de Olarte[1]

La informalidad es como el ornitorrinco, se la puede reconocer fácilmente, pero describirla y analizarla es bastante peliagudo y, aún más difícil, es poderla disminuir. El ornitorrinco es un animal que tiene un pico parecido a un pato (de ahí su nombre), para reproducirse la hembra pone huevos y los recién nacidos se alimentan de la leche de su madre, un espécimen realmente ambiguo, mezcla de mamífero, ave y reptil, es decir en proceso de evolución genética. Los informales tienen cierto parecido, pues parecen estar en evolución socio-económica, pueden ser independientes o asalariados, pero no están registrados en el Estado, por voluntad o necesidad, en consecuencia, no se benefician o no se pueden beneficiar de las ventajas de la formalidad, es decir, son y no son, gracias a lo cual subsisten con bajas productividades, bajos ingresos y bajos niveles educativos en países con estados débiles y extremas desigualdades económicas, es decir, viven en una ambigüedad funcional a un capitalismo aun subdesarrollado.

Etimológicamente, informalidad significa falta de incorporación en las normas establecidas, legales, económicas o administrativas. En el Perú más del 70% de la fuerza laboral y casi el 20% de la producción es informal. Es pues un gran problema de desigualdad productiva y de empleo.

A diferencia del enfoque legalista, partimos de la idea que la informalidad se funda en las bajas productividades tanto de los productores como de los trabajadores informales. Por esta razón, para la mayor parte de ellos, los costos de su formalización son relativamente altos en relación a sus ingresos, dada su baja capitalización o sus bajas calificaciones laborales y educativas, por ello no se formalizan. Aunque hay otro grupo de informales que si tienen las productividades que les permitiría formalizarse, pero no lo hacen porque si pagan impuestos y/o seguro social, los servicios que van a recibir del Estado a cambio, no compensan los costos de la formalidad, es un simple cálculo económico sobre la calidad y acceso a los servicios del Estado.

En nuestra investigación hemos puesto a prueba la hipótesis que la informalidad depende de las productividades laborales y de los ingresos derivados de dichas productividades. Para verificarla, hemos estudiado esta relación en 101 sectores productivos provenientes de la tabla insumo-producto que elabora el INEI para el Perú el año 2018. Estos sectores van desde los diversos productores agropecuarios, pasando por las minerías, las manufacturas y los servicios, en un nivel de detalle que hasta ahora no se ha hecho en el Perú.

Los resultados han corroborado nuestra hipótesis, a mayores productividades y, en consecuencia, mejores ingresos, la informalidad es menor y viceversa. Así, los sectores con menores productividades y con alta informalidad laboral son: los pequeños productores agrícolas, los que producen artículos de cuero, los confeccionistas de ropa, los que proporcionan servicios personales y los pequeños comerciantes. En cambio, los sectores con mayores productividades y menor informalidad son: petróleo, metales, siderurgia, electricidad, establecimientos financieros, es decir sectores que tienen mayores dotaciones de capital y trabajadores con mayores niveles educativos, lo que les permite obtener mayores productividades.

Quizás ahora podemos comprender mejor la ambigüedad socioeconómica del ornitorrinco informal. Quisieran ser formales y obtener ganancias capitalistas y salarios altos, pero no pueden porque no cuentan con los requisitos para ser formales: productividades adecuadas. Para sobrevivir tienen que mantenerse en el limbo de la informalidad.

Por cierto, no hay que olvidar que los sectores productivos están localizados en distintos lugares del país. Los departamentos con mayor informalidad son; Huancavelica, Puno, Cajamarca y Ayacucho, es decir los más agropecuarios, de servicios diversos y comercio. En cambio, los de menor informalidad están en: Callao, Lima, Ica, Moquegua y Arequipa, departamentos con industria moderna, gran minería, agro-exportación y servicios, con gran intensidad de capital y altas productividades.

Mientras las productividades laborales no aumenten, la informalidad seguirá existiendo y, aun cuando se den mayores facilidades legales para la formalización, el fenómeno no tiene una base económica para aspirar a una formalización mayor. Por ello, se requieren de políticas de desarrollo sectorial/regional, y nuestro análisis en 101 sectores, con sus respectivas localizaciones, permitiría promover el incremento de las productividades a productores pequeños de la agricultura tradicional, pequeña manufactura, comercio y servicios personales, de manera más específica y localizada. Estas políticas deberían generar programas de apoyo crediticio, mejora educativa y laboral de los trabajadores, acceso a tecnologías modernas, acceso a información económica. Los principales promotores de dichas políticas deberían ser los gobiernos regionales en coordinación con el gobierno central.

Desafortunadamente estas políticas, han sido postergadas durante las últimas décadas y se insiste en la formalización legal como vía, para la formalización, la cual no ha dado resultados, como lo señalan las estadísticas.

Lima, noviembre 2025

 

[1] Resumen del documento de trabajo 546: Efraín Gonzales de Olarte “Informalidad, productividades e ingresos en el Perú: Análisis sectorial”. Departamento de Economía PUCP, 2025. https://repositorio.pucp.edu.pe/server/api/core/bitstreams/97daeab6-655e-4f2d-bf2a-0cfc48a3fd68/content

Puntuación: 0 / Votos: 0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *