Han pasado casi 8 años del inicio de la descentralización estatal democrática. Los apuros con los que se dio el marco legal inicial y la improvisación con que se manejo el completarlo es la primera, pero no la única, causa de que la descentralización no agarre carne, es decir que los tres niveles de gobierno den la sensación de que tienen el control de sus funciones y, sobre todo, tienen una idea de adonde quieren ir. Luego, el predomonio de los equilibrios macroeconómicos nacionales y la ignorancia total de los desequilibrios macroeconómicos regionales están en el origen de la divergencia económica entre Lima y el resto de regiones y las enormes desigualdades de ingresos por regiones, que señalan que no hay crecimiento con igualaciones regionales futuras. Si a esto le agregamos que los intereses políticos, es decir la microeconomía política, tiene un patrón de anteponer los intereses particulares de los que participan en política sobre los intereses colectivos, nos encontramos que la descentralización más importante es la descetralización microeconómica, es decir aquella que permite mejorar los ingresos de las empresas, de aquellos que tienen autonomía de inversión y de aquellos políticos y gobernantes que han visto en el Estado una lugar público donde se puede medrar privadamente. Aquí entramos en un problema del que no se habla, cuál es la ética de la descentralización y para que sirve. La corrupción, la privatización de los recursos públicos por los que están en el poder, la falta de transparencia en las decisiones públicas, la viveza criolla y otros códigos morales propios a los peruanos, son un obstáculo a cualquier esfuerzo descentralista y, lo peor, puede ser la causa de su futuro fracaso.
La pregunta que queda rondando es si con tanto recurso interno y externo, tan altas tasas de crecimiento macro y el grado de inversión, la descentralización ha sido un factor coadyuvante o no. Aún no está demostrado que la descentralización es superior al centralismo. En época de bonanza es difícil apreciar esto, cuando venga la próxima crisis veremos si la descentralización sirve o no.
Enero 2010 Leer más