En los 109 distritos de la región Arequipa existen 2 mil 259 instituciones educativas y 263 establecimientos de salud. Y de sus 3 mil 184 centros poblados una enorme mayoría se ubica en áreas rurales (2,967); pero siendo así apenas 321 localidades cuentan con sistemas de agua potable.
Esta profunda brecha de acceso a un servicio tan importante explica los altos niveles de anemia y desnutrición, en particular entre la población rural, y dentro de esta, niños y adultos mayores.
De acuerdo a la base de datos analítica del Ministerio de Salud y a los indicadores aprobados por el Plan Multisectorial de Lucha contra la Anemia, a setiembre de 2021 el 81.4% de los niños entre 6 a 11 meses diagnosticados con anemia habían recibido tratamiento en el mes anterior.
La anemia como la desnutrición y las enfermedades diarreicas agudas están vinculadas a la disposición de agua potable, saneamiento, alimentación y nutrición, condiciones de la vivienda, prácticas de higiene y otros factores socioculturales.
La proporción de niñas y niños de 6 a 35 meses de edad con anemia llegaba al 40.10% como promedio nacional, pero el indicador para Arequipa ascendía a 46.97%, según los datos del INEI y las encuestas ENAHO y ENDES 2020.
La misma fuente reporta que el porcentaje de hogares con acceso a servicios de agua potable por red pública es de 89.54% y en Arequipa 91.03%. Y sólo el 79.91% y el 83.76% de hogares disponen de saneamiento en el país y en la región, respectivamente
Este panorama sobre los servicios básicos, como ya lo dijimos la semana anterior, muestra enormes inequidades sin disgregamos los datos por área de residencia: el 23.7% de las personas que viven en la zona rural no tienen agua por red pública, y en su mayoría se abastecen de los ríos, lagos, acequias o manantiales. Y los que viviendo en estos territorios sí lo tienen, apenas el 3.2% la reciben con niveles adecuados de cloro. Es decir, millones de peruanos conectados o no a la red pública, consumen agua de mala calidad.
Recordemos que el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU considera que el ejercicio del derecho al agua se enmarca en tres factores claves: la disponibilidad, es decir, abastecimiento continuo y suficiente; la calidad, el agua para uso personal y doméstico debe ser salubre; y la accesibilidad, que implica a su vez cuatro dimensiones: accesibilidad física, económica, no discriminación (acceso de todas las personas de hecho y de derecho); e información.
Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030. Perú está muy lejos, pero esta meta debe guiar las decisiones y actuaciones de sus ciudadanos y gobernantes.