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Caso de la vida real:
Un día, llegando al trabajo, saludamos a todos como es de costumbre, pero nuestro jefe no nos responde, es más, ni nos mira.
¿Qué ideas llegan a nuestra cabeza?
¿No le gustó mi informe de la semana pasada? ¿Me va a despedir? ¿Me odia? Y un largo, y preocupante, etc.
Entramos en una espiral de ideas en donde no paramos de buscar posibles razones de la conducta de nuestro jefe y, seguramente, todas las razones que nos lleguen a la mente, lo único que haga sea preocuparnos, molestarnos, entristecernos o ponernos nerviosos.
La pregunta del millón sería si la “chuntamos” con esas posibles razones o, quizá, es que ese día nuestro jefe no nos respondió porque estaba preocupado, o concentrado en su trabajo y/o de repente ni siquiera haya escuchado el saludo.
Entonces, qué es lo que genera malestar , ¿Las situaciones o la interpretación que tenemos de ellas?
Pasa muchas veces que le damos más importancia a esas ideas que, la verdad, no tenemos certeza que sean reales, sólo son suposiciones, lecturas que damos de la realidad hechas en base a nuestras creencias.
Regresando a nuestro caso, esas ideas que se nos ocurrieron sobre lo que hizo nuestro jefe, que nos preocupó/asustó/enojó, etcétera, son sólo ideas, no realidades.
¿Cuánto influyen nuestros pensamientos en nuestro malestar?
¿Nos molestamos/entristecemos/preocupamos por la interpretación que le damos a las situaciones?
¿Nuestros pensamientos siempre se ajustan a la realidad?
Las personas estamos acostumbradas a buscar respuestas a todo, aunque eso carezca de sentido común, además nadie nos ha enseñado a dudar de nuestras creencias. Entonces, si aprendemos a cuestionarnos el diálogo interno que tenemos con nosotros mismos, conseguiremos regular nuestras emociones de forma más eficiente.
Es cierto que esta tarea no es nada fácil, en lo más mínimo, pero con trabajo, constancia y certeza que no siempre nuestras ideas están ajustadas a la realidad, podemos lograrlo. Para ello es indispensable comprender e interiorizar la influencia de los pensamientos en nuestro malestar, y así entender la importancia de cuestionarnos y de cambiar aquellos pensamientos que no sabemos que se ajusten a la realidad.
Toca trabajar por nuestro bienestar.
¡Que siempre busquemos estar bien!
Si necesitas ayuda, estamos para escucharte, para servirte.
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Psic. Katherinne Roncal Soto
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