Estela Ospina Salinas
La silicosis es una enfermedad pulmonar ocupacional producida por la inhalación de polvo de sílice, sea como arena triturada o como polvo de piedra y su consecuente depósito en las vías respiratorias.
“Antes, este era un tema de interés solo de los trabajadores mineros y ahora involucra a cada vez más sectores de trabajadores”, nos indica Carlos Ortiz, actual Secretario Ejecutivo del Instituto Laboral Andino (ILA), quien nos comenta sobre la preocupación existente entre los trabajadores de construcción civil sobre el tema[1]. Según el médico Ivar Oddone se le puede considerar entre las enfermedades profesionales eliminables durante este siglo[2].
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades ocupacionales se presentan de diversas formas clínicas pero tienen siempre un agente causal de origen profesional; como en el caso de la silicosis, la exposición al polvo de sílice. Esta enfermedad es irreversible, grave, autoevolutiva y puede llevar a la muerte. Sin embargo, es prevenible. Conocido su origen, es posible programar la eliminación o control de los factores que las determinan.
Entre los principales factores que inciden en el desarrollo de la enfermedad se encuentran las condiciones de trabajo y las concentraciones del mineral. En el primer aspecto se debe considerar la duración e intensidad de la exposición en la actividad laboral (las jornadas atípicas suponen periodos diarios de exposición de 12 horas). Se debe de indicar que la forma cristalina del sílice resulta la más peligrosa, como también que se encuentre en la superficie descubierta y de reciente fracturación. Con respecto al segundo ámbito, el Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) admite como límite máximo hasta 50 microgramos x m3 de aire. Otro elemento a considerar es la altura en que se desarrollan actividades como la minería o la construcción de obras. Estudios científicos señalan que por encima de los 2,500 msnm supone un riesgo mayor para quienes laboran expuestos al sílice.
En nuestro país, la tecnificación de los procesos de explotación productiva (en especial en el interior de mina o en el socavón) y de sustitución de las operaciones por equipos y maquinarias de alta complejidad que realizan diversas empresas mineras, de construcción civil y de construcción de carreteras son, sin duda, una alternativa preventiva importante. Sin embargo, no todas estas actividades se desarrollan de la misma forma. Tampoco existe una adecuada vigilancia de la salud de los trabajadores para la detección de la silicosis en los estadíos preclínicos y la adopción de las medidas correctivas necesarias.
A este cuadro se debe de añadir que en el Perú hay una carencia de profesionales y equipos apropiados para el diagnóstico en este tipo de enfermedades profesionales en los servicios de salud de zonas alejadas. Quizá sea la razón por la que en el territorio nacional, que tiene casi medio millón de trabajadores con exposición al sílice, durante el 2014 el Sistema de Información del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo solo registre 3 casos de silicosis y todos en varones[3].
[1] El ILA publicó en el 2006 el documento “Por la Eliminación de la Silicosis en la Subregión Andina”. http://issuu.com/lisset/docs/doc_06_silicosis/6 (revisado el 09-06-2015). El mismo que se adjunta a este texto, con autorización del Secretario Ejecutivo del ILA.
[2] http://www.bvsst.org.ve/documentos/pnf/reflexiones_sobre_el_modelo_obrero_italiano.pdf (revisado 09-06-2015).
Véase el documento de Silicosis: doc_06_silicosis