Estos últimos días las noticias de accidentes de tránsito ya no pasaron desapercibidas para mi, muy por el contrario me preocuparon e hicieron que me pregunte que rayos pasa en esta ciudad para que nadie pueda sentirse seguro cuando da un paso fuera de casa.
Por eso es que decidi analizar dos de los casos para poder encontrar no solo las principales razones sino las posibles soluciones que tendrían que tomarse a futuro para crear una CULTURA de la conducción y desplazamiento en nuestro país.
Caso 1: Accidente en Los Olivos
Las noticias pintaron este hecho como la huida imprudente de dos chicas que no querían jugar carnavales. El detalle de que el chofer del bus iba a excesiva velocidad no fue tan remarcado como el de los “pandilleros de la zona”, y es más hubo otra característica más del hecho que casi ni se mencionó. Justo en la esquina por la que las chicas cruzaban estaba estacionada una custer, la que OBVIAMENTE no les permitió a las asustadas niñas ver que venía otro carro. Por otro lado el chofer pirañon del bus venia súper embalado, tanto que ni cuenta se dió de que la custer estaba allí y cuando las chicas aparecieron no pudo controlar la situación ( y obviamente tampoco la velocidad a la que iba).
Caso 2: Accidente en la Costa Verde
Más allá de que sea el sobrino de Judith de la Mata el que mató a este empresario que había chocado antes y que simplemente estaba tras su maletera. La increible velocidad a la que venía este hombre y absoluta distracción con la que manejaba llevo el accidente a las trágicas consecuencias que todos conocemos.
Caso 3: Mi accidente
Por más que suene irónico el caso es bastante similar a los anteriores, una conductora imprudente que venía a excesiva velocidad, no prestó atención a un camión que estaba estacionado en la esquina y perdió el control del carro llevándose un arbusto, a mí y a otro carro.