Por Rosa María Palacios
En la invención del Estado moderno liberal existen dos componentes esenciales. De un lado, una organización democrática donde el poder está repartido en un sistema de pesos y contrapesos que hace difícil su concentración; y del otro, el reconocimiento de que todo ser humano, por el sólo hecho de existir, tiene un conjunto de libertades que son superiores y anteriores a la existencia misma del Estado.