Por Nicolás Lynch
Esta ley, por primera vez desde los 70, ha puesto en debate el tema de la libertad de expresión no solo como la libertad de competencia entre distintos medios privados sino como la libertad de competencia entre distintos medios de comunicación privados, públicos y sociales. Es decir, entiende la libertad de expresión como la existencia de distintas voces que responden a distintos tipos de propiedad de los medios. El pluralismo, indispensable para la libertad, no se queda así en términos de negocio sino que avanza, para garantizar el carácter de servicio público de la comunicación, a promover la existencia de medios de distinto tipo que le den a la sociedad democrática los espacios necesarios para la expresión de los distintos intereses sociales.