Por Sally Burch
30 de octubre, 2011.- Los pueblos que habitan los bosques tropicales son crecientemente sometidos a la seducción, coerción o engaño por parte de poderosos actores, ávidos de los recursos que encierran sus territorios. Hoy lo que provoca la voracidad corporativa es mucho más que biodiversidad, maderas finas o recursos minerales; los nuevos requerimientos industriales de biomasa y créditos de carbono hacen que pocos rincones queden a salvo.