PIURA.- Con sus muertos y seis baleados por una patrulla policial, Cajas Canchaque es una desolación. Aunque Huancabamba está a sólo 45 minutos del pueblo, dos fiscales llegan a la escena dieciséis horas después de ocurridos los asesinatos. Mirados por 400 enmudecidos sollozantes, una fiscal llegada de la capital provincial y uno de Piura, demoran dos horas y media en su inspección.
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03/12/09, 11:04 Perú: Dos muertos y seis heridos en accidentada operación policial
PIURA.- Dos comuneros muertos a balazos y seis heridos, tres de ellos de gravedad, fue el resultado de un confuso enfrentamiento entre unos cien comuneros del caserío Cajas Canchaque, jurisdicción del distrito de Carmen de la Frontera, en Huancabamba, y al menos veinte efectivos PNP que llegaban a realizar una operación policial.
“Se escuchó el primer disparo y sentí que mi amigo Cástulo Correa Huayama, cayó al suelo”, contó anoche a EL TIEMPO, el sobreviviente Palemón Tocto Peña, mientras esperaba una ambulancia y auxilio médico. Con una bala alojada en el brazo derecho, cerca del hombro, Palemón dijo que a eso de las 4:30 p.m. él y un grupo de vecinos estaban haciendo deporte en la plataforma de Cajas, a 40 minutos de Huancabamba, cuando aparecieron dos camionetas blancas con circulina y escudo de la PNP. Arriba de los carros, uno más alto que el otro, había unos veinte policías que -asegura Palemón- llegaban a detener a su vecino Lorenzo Rojas García, uno de los investigados como presuntos autores del ataque e incendio del campamento de la minera Río Blanco.
“Se escuchó el primer disparo y sentí que mi amigo Cástulo Correa Huayama, cayó al suelo”, contó anoche a EL TIEMPO, el sobreviviente Palemón Tocto Peña, mientras esperaba una ambulancia y auxilio médico. Con una bala alojada en el brazo derecho, cerca del hombro, Palemón dijo que a eso de las 4:30 p.m. él y un grupo de vecinos estaban haciendo deporte en la plataforma de Cajas, a 40 minutos de Huancabamba, cuando aparecieron dos camionetas blancas con circulina y escudo de la PNP. Arriba de los carros, uno más alto que el otro, había unos veinte policías que -asegura Palemón- llegaban a detener a su vecino Lorenzo Rojas García, uno de los investigados como presuntos autores del ataque e incendio del campamento de la minera Río Blanco.