Por Diego García-Sayán
La oposición entre pluralismo versus la imposición de un “pensamiento único” ha recorrido la historia. En casa, recientemente, el lamentable episodio del zarpazo intolerante, de quien se siente encarnación de un atrabiliario “pensamiento único”, sancionó al padre Garatea. De actitudes como esa está plagada la historia occidental con un variado rosario de “pensamientos únicos”, a veces muy extremos y violentos. Allende los tiempos, de occidente surgieron la Inquisición o las cruzadas. O, ya no tan lejos, el fascismo, el stalinismo y muchas otras fuentes de barbarie.