Mundo: El mayor terremoto

Por Danilo Arbilla

La noticia de los 33 niños haitianos “traficados“ por 10 ciudadanos estadounidenses ha desplazado por unos días de las primeras planas a las informaciones específicas sobre el terremoto que devastó Haití y sus consecuencias desastrosas para ese castigado país y su gente. Las autoridades de Haití temen, y así lo advierten, que ese tópico pueda distraer la atención de otros temas, para ellos más importantes, como es la ayuda a los damnificados –cientos de miles– y a la reconstrucción del país.

Pero el tema de los niños es solo una ínfima muestra de una tragedia tremenda, como es la trata de personas, y en especial de menores, cuyo daño es mayor que el que pueden provocar decenas y centenas de terremotos. Recientemente el Dr. Horacio Jaunarena, ex ministro de Defensa de Argentina, en una conferencia pronunciada en la U. de Córdoba, señalaba que la “trata de personas ocupa el tercer lugar –luego del tráfico de armas y el narcotráfico– en cuanto a volúmenes de dinero” y situó en unos US$ 31.700 millones la cifra anual que mueve este “negocio”, en base a datos de la ONU. El conferencista dijo que el número de víctimas por año, sin tomar la “trata de personas” interna en cada país, es del orden de los 2.400.000 seres humanos, en su mayoría (80%) mujeres y de estas la mitad menores edad.

Jaunarena advirtió que se debe distinguir la “trata de personas” del tráfico de personas, que se caracteriza por la migración ilegal facilitada por un tercero y cuya infracción termina allí. El caso de la trata, explicó, es cuando una persona es “sustraída de su ámbito mediante la violencia, engaño total o parcial, o venta por parte de los propios familiares, para ser trasladada dentro o fuera de su país de origen, con el fin de ser obligada al comercio sexual, al trabajo esclavo o a la sustracción de órganos”.
Y en cualquiera de “esas actividades” las cifras que se manejan son espeluznantes. El propio Jaunarena cita un informe que detalla que “solo mil de cuatro mil niños brasileños entregados a parejas italianas entre 1988 y 1992 se encontraban con vida” y se sospechaba que “el resto podría haber muerto luego de que sus órganos fueron extraídos”.

Otro dato: según la Organización Internacional para las Migraciones, el tráfico de mujeres para la prostitución genera ganancias anuales por 16 mil millones de dólares en América Latina, y un proxeneta “tiene una ganancia neta de 13 mil dólares al año por cada mujer que explota”.

Estas cifras asustan más que el mayor terremoto y deberían convocar un esfuerzo universal e infinito para acabar con esa continua tragedia.

Fuente: La República

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