El obispo de Jaén lamenta que el informe de lo ocurrido en Bagua busque lavarle la cara al gobierno y echar toda la culpa a los nativos
Por Mariella Balbi
¿“El informe” sobre los sucesos de Bagua es parcializado o adecuado?
Dice algunas cosas claramente falsas. Como cuando se refiere al obispo de Yurimaguas y a unas críticas que dice que Aurelio Pastor le hace. Lo he leído con la mayor objetividad, pero es un informe sesgado, que busca —como se dice— lavarle la cara al gobierno. Deja la impresión de que toda la responsabilidad recae en los indígenas, pese a que la policía y el Estado tienen —a mi entender— una responsabilidad mucho más grande.
Los responsabiliza de la muerte de los policías; ellos lo hicieron.
La responsabilidad del asesinato no es por el minuto en que se dispara la AKM, sino por el conjunto de los hechos sucedidos. Hay que buscarla desde el comienzo. El origen fue un reclamo justo. Internacionalmente la defensoría, el Tribunal Constitucional lo aceptan así. El informe cuenta todo ese desarrollo pero de una manera superficial. También falla cuando habla de la idiosincrasia de los awajun y los wampis. No toca con profundidad dos conceptos fundamentales para entender lo ocurrido. El concepto de territorio de los nativos es cualitativo, de sentimientos, no de metros. La tierra engloba a sus antepasados, el cerro; la cascada tiene un sentido. Otro aspecto mal tratado es el significado de la venganza. No es como para ti, para mí, que es por el odio. Para ellos es cuestión de honor, de la familia. Si no vengan la muerte de un familiar, están faltando a algo muy importante. Los que son cristianos no aceptan eso; hay apus catequistas que buscan que en lugar de matar se otorgue una compensación, no tanto en dinero, sino en cosas útiles. Pero para los que no son cristianos es cuestión de honor.
¿Cómo explicar la masacre de los policías de la Estación 6?
No justifico ese hecho. Probablemente cuando escucharon que había indígenas muertos en la Curva del Diablo, tomaron represalia contra los policías de la Estación 6. Algunas radios y periodistas, no radio Marañón que es del vicariato de Jaén, exageraron sobre el número de muertos. La prueba de ello —según parece— es que no mataron a todos los policías sino al número de muertos que creían que ellos tenían. Esa es su mentalidad, se les ha juzgado con la nuestra. Es una disyuntiva difícil. Poco se conoce la Amazonía. Cuando vinieron ministros acá varios dijeron que nunca habían estado en la selva.
El informe dice que “hubo apresuramiento y falta de tacto del Ejecutivo”. ¿No mejora su impresión?
No digo que todo sea malo, pero eso no equilibra las cosas. El conjunto no está balanceado sino a favor de la policía y del gobierno. Esa frase no compensa el sesgo.
También indica que “algunos miembros de la Iglesia, ronderos y nacionalistas no cumplieron con su rol pacificador, se parcializaron y en algunos casos exacerbaron los ánimos”.
Es una falta de información brutal y no tienen idea de lo que ha hecho la Iglesia ahí. El comunicado del Consejo Aguaruna (awajun), Huambisa (wampis) dice que el vicariato de Jaén nunca ha promovido la violencia. Yo llegué a Jaén hace cuatro años; antes de ello el consejo no era pro vicariato, eran muy críticos a lo que ellos llamaban “el poder de los misioneros”.
¿Y exacerbaron los ánimos?
No. Nosotros hemos enviado víveres a los nativos, no solo en la última movilización
¿No facilitaban las cosas a quienes bloqueaban la carretera? Los critican por ello.
Espere, espere. Yo no estoy de acuerdo —y siempre lo he dicho— con la toma de carreteras. Pero ellos llevaban mucho tiempo ahí y estaban muertos de hambre y de sed. Aunque la acción sea mala, no puedes dejar de ayudarlos. Tampoco es que se les llevó víveres constantemente. Estuvieron cincuenta y tantos días ahí.
Tal vez se hubieran retirado más rápidamente.
Eso es muy cruel, muy inhumano. No va con un sentido cristiano de la vida. Estoy seguro de que Jesús los habría animado a que se fueran, y yo lo he hecho hasta el último momento, pero él los habría asistido. No tenían agua; es una acción humanitaria. Le explico sobre los misioneros. En Santa María de Nieva, dentro del vicariato, no todos ven la cuestión del petróleo de la misma manera. Yo discrepo de una oposición radical y absoluta a la explotación petrolera. Hay otro sacerdote que está en desacuerdo con la explotación, apoyándose en otras experiencias, viendo la contaminación de los ríos. Pero, vamos, es algo opinable. No es que haya hecho mítines, ni nada. Cuando le preguntaban daba su opinión personal. Yo daba una distinta; me han acusado de obispo pro minero y pro petróleo. Según el informe, el 14 de mayo, un periodista de radio Marañón, del vicariato de Jaén, se pronuncia en contra de la explotación en una reunión. He preguntado por eso y me han dicho que no fue él. En general yo he discrepado de él; es muy confrontacional. Pero decir que se han exacerbado los ánimos es una exageración. Mire, tres días después de los lamentables sucesos no dejaban subir a la Curva del Diablo. Yo le dije al general Miranda que levantara la prohibición porque las especulaciones crecían y se estaba inventando de todo. Aceptó, y luego jefes policiales me pidieron mi bendición.
Un sacerdote dijo que había cientos de desaparecidos.
Eso fue luego del 5 de junio. Él declaró: “dice la gente que…” Luego, además, ofreció disculpas. Yo di la orden de que radio Marañón no propalara noticias si no estaban totalmente confirmadas. De otras radios no sé.
Se insinúa que miembros de la Iglesia gestaron el paro.
No, no. Eso es no conocer a los indígenas. Los awajun y wampis no se dejan manejar, tampoco por Aidesep.
El informe se pregunta por qué la violencia estalló en Bagua y no en otros lugares.
Tal vez porque es gente con mucha garra, tienen mucho liderazgo. En otros sitios no se reunieron 2.000 personas como aquí. Había una multitud que se les escapó a los apus, perdieron el control. Fue el desconcierto absoluto. Cuando los apus me contaban lo ocurrido veía el sentimiento de pena, de no entender qué pasó. Un indígena me dijo con gran pesadumbre: “Monseñor, lo que más pena nos da es que nos hemos matado entre hermanos”. Lo ocurrido ha desunido mucho a la gente, porque hay quienes tienen apetencia política; no los líderes de la zona nuestra.
La hermana Maricarmen Gómez y el dirigente Jesús Manasés no firmaron el informe sobre Bagua. ¿Los respalda?
Sí, el informe es sesgado. A ellos les han dado un plazo prudencial para estudiar más la enorme cantidad de testimonios que tienen y hacer un informe en minoría. Las observaciones del padre Álvarez me parecen adecuadas. No sé por qué firma el informe, sus observaciones le quitan autoridad a este.
¿Monseñor Irízar, que estuvo en la mesa nacional, aprueba el informe?
No, los que están más cerca de la selva y conocen a esta gente no lo aprueban. Hay algo que no se entiende bien; la labor de las otras mesas ha concluido, pero sus informes no han sido terminados.
¿El informe sobre Bagua servirá para la reconciliación y para conocer la verdad?
Tal como está, no creo que sirva para ello.
¿Cree que se pudo evitar tanta muerte?
Si la policía hubiera esperado, sí. Ellos se iban a retirar. Me lo dijeron apus en los que confío totalmente porque conozco a algunos. El acuerdo fue levantar el bloqueo; incluso movilizaron camiones en la noche del 4 de junio.
¿Cómo se tomó la expresión del presidente García sobre que los indígenas no eran ciudadanos de primera categoría?
Fue un disparate que Alan García les dijera que eran de segunda categoría, por más que luego lo explicaran les dolió muchísimo.
“HAY QUE INDEMNIZAR, NO CON DINERO, CON EDUCACIÓN”
¿Las mesas convocadas por el gobierno servirán de algo?
Desde mi esperanza cristiana quiero creer que sí. Dios no puede permitir que todo el dolor que ha habido se quede sin más. Mi interés como obispo y el de mis colegas es buscar el modo de ayudar a tener un diálogo verdadero; esto no se puede hacer en dos meses. Nos vamos a reunir los obispos de la selva y lo plantearé. Queremos sentarnos con el jefe del Gabinete y los ministros para decirles que hace falta escuchar, que no tengan una idea cerrada.
Un primer paso sería que se reúnan la Iglesia, el gobierno y los indígenas.
No tengo un bosquejo. Sí la absoluta seguridad de que sin diálogo no avanzamos. Dialogar no es hablar, es entender lo que piensa y siente el otro. No veo ese deseo. Temo que finalizadas las mesas no haya continuidad y que todo se quede ahí.
La Asamblea Episcopal se reunió esta semana. ¿Respaldan el informe sobre Bagua?
Tocamos el tema de la Amazonía, pero no ese punto. Se acordó que los obispos de la selva pediremos una entrevista con el presidente García para conversar sobre la necesidad del diálogo como forma de encontrar soluciones. Elaboraremos también una carta pública sobre este tema.
Amazonas tiene más del 50% de pobreza.
Yo para los números no valgo, pero es muy pobre. Vea cómo están las carreteras, las postas, las escuelas. La mayoría de escuelas las ha hecho el vicariato. Mire, fracasó una fábrica de conservas porque era carísimo sacarlas. Mientras no haya carreteras, agua, luz, escuelas, esa pobre gente no tiene modo de vivir. Todos quieren que sus hijos salgan de ahí. El peligro es que cuando llega una empresa ofrece plata a algunos dirigentes, y como la necesitan, pues se venden.
¿La minería y el petróleo son actividades depredadoras del medio ambiente?
En nuestra zona no hay, pero por lo que dicen el petróleo contamina los ríos, las minas de oro también. Cuando fuimos al congreso un indígena de la zona del Cenepa dijo: “¿Si se descubre que en Machu Picchu hay una mina de oro, aceptarían que se explotara? Para nosotros ese cerro del Cenepa es sagrado, no podemos aceptar que se toque”. Es algo que hay que entender.
¿Existen más videos sobre los sucesos de Bagua?
Yo tengo un video del vicariato de Jaén. No tiene nada que ver con esa foto publicada del mayor Bazán. Lo hemos entregado a la fiscalía. Hay una imagen del padre Ramos, rezando ante tres cadáveres, con gente alrededor. Otra es de gente en la carretera. El resto son tomas en el cerro con gente que corre, pero no se ve con nitidez. Una parte está negra; no sé qué ha pasado.
¿Sería interesante saberlo?
Sí, como va a ir el juez a tomarme declaraciones el 12 de febrero, preguntaré.
¿Qué sucedió en la Curva del Diablo, según usted?
De lo que me han contado los apus que estuvieron ahí, parece que los policías subieron al cerro; al verlos los indígenas que estaban cerca tiraron sus bombardas, alertando a otros que subieron. Según el informe, un grupo de indígenas fue “empujando” al mayor Bazán y su gente hacia el precipicio. Ellos cruzaron sus lanzas, pero normalmente no las llevan para atacar a nadie; es un símbolo de fuerza, de guerra. Un policía comenzó a disparar; no sé si por órdenes o espontáneamente y cayó Santiago Manuin. Él no es apu, pero es un líder con gran autoridad moral. Entonces ellos cercaron a esos policías, cogieron sus armas y les dispararon a matar.
Ahí desaparece o muere el mayor Bazán. ¿Presume que ha muerto?
No creo que esté en una comunidad, me parece muy difícil. Ningún apu me ha contado sobre el mayor Bazán. Cuando he preguntado por pistas me han dicho: puede ser que cayera en el precipicio de la Curva del Diablo, puede ser en Cerro Colorado, en el río. Pero todo es “puede ser”.
¿Se debe dar indemnizaciones a los familiares de los indígenas muertos?
No sé si cabe según la justicia occidental. Pero si se quiere comenzar un diálogo bueno, hay que darlas. No dinero, sino educación. Sería un gesto, ellos quieren el diálogo y la explotación, pero sin afectar el medio ambiente.
Fuente: El Comercio