Por: Giovanna Pollarolo

Días atrás, a través de la agencia de noticias EFE, fuentes diplomáticas alemanas dieron a conocer que el Gobierno peruano había rechazado una donación de dos millones de dólares ofrecida por la canciller Angela Merkel para la construcción y el mantenimiento de un Museo de la Memoria que recuerde a las víctimas de los años del terrorismo en el Perú.

Según informaron las mismas fuentes, el deseo de Alemania de contribuir con la construcción del museo surgió cuando la ministra alemana de Cooperación Económica y Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, visitó la exposición fotográfica Yuyanapaq (Para recordar), que se exhibe en el Museo de la Nación. Organizada por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), Yuyanapaq exhibe 200 fotografías que ilustran la violencia desencadenada en el Perú por los grupos terroristas, así como por las Fuerzas Armadas y grupos paramilitares que los combatían. Esta muestra fue concebida, como lo indica su nombre, “Para recordar” el horror, para no perder la memoria. Para no volver a cometer los mismos errores que nos llevaron a vivir años de violencia, enfrentamientos y muerte.

Hasta el momento en que escribo esta columna, ninguna institución del Gobierno ha explicado la razón del rechazo: ni la Cancillería peruana que, según la nota de prensa, había centralizado las negociaciones con la parte alemana, ni el Instituto Nacional de Cultura (¿habrá sido consultada la señora Bákula?), ni el presidente García (que suele opinar de todo en todas partes cuando le conviene).

Augusto Álvarez Rodrich, en una reciente columna, se pregunta ¿qué podría motivar al gobierno del presidente Alan García, del vicepresidente Luis Giampietri y –¡qué vergüenza!– del premier Yehude Simon a rechazar esta donación? Y encuentra como respuesta no solo “la escasa convicción del Gobierno sobre el respeto a los derechos humanos”, sino “el susto que sus autoridades civiles les tienen al cardenal o a los militares”. Jorge Bruce también encuentra como única explicación “el miedo a la capacidad evocadora de las imágenes auténticas”. Mientras entre sustos y miedos las autoridades callan –o destacan otros temas para disimular su silencio–, ya circula una carta firmada por intelectuales y artistas, entre los que destacan Mario Vargas Llosa y Fernando de Szyszlo, expresando su perplejidad ante el rechazo y exigiendo al Gobierno que acepte la donación. Desde esta columna nos sumamos a la perplejidad y a la exigencia.

Fuente: www.peru21.pe