Perú: El racismo: La otra inseguridad

Por Jorge Bruce

Mucho se habla en estos días, y con razón, de la creciente inseguridad en el país. Sobre todo, de la impotencia del Gobierno para combatirla. Pero la palabra “inseguridad” tiene diversas acepciones y, por lo tanto, diversas causas. Los psicoanalistas lo sabemos bien. Una persona se puede sentir insegura transitando por una zona considerada peligrosa para su integridad material. O cuando tiene una cita con su jefe en el trabajo. O cuando está en presencia de alguien que le atrae, sin saber si es correspondida.

Pero hay otra poderosa motivación de inestabilidad en nuestra sociedad: el racismo es una fuente extendida, antigua y corrosiva de inseguridad en muchísimos peruanos. Una especie de miedo incrustado en el alma, que a menudo no se anuncia claramente. Es decir, como otras angustias difusas, se siente una zozobra inespecífica a la que no es fácil nombrar. Por ejemplo: ¿cómo me irá en esta entrevista de trabajo en función de mis rasgos y color de piel? ¿Cómo me recibirán los padres de mi nueva pareja? ¿Me dejarán entrar a este local sin problemas? ¿Cómo me atenderán en esta dependencia pública? ¿Recibirán a mi hijo en este colegio?

El solo hecho de que se puedan formular preguntas como éstas es un indicador del grado de subdesarrollo en el que estamos empantanados. A diario, millones de personas se las hacen. No lo puedo demostrar con rasgos estadísticos porque no dispongo de estudios en ese sentido. Pero lo veo con mucha frecuencia en mi consultorio. De ambos lados. Personas que se sitúan en el lado débil de estas preguntas y quienes lo hacen desde el fuerte. Quienes discriminan y quienes se sienten discriminados. A todos les resulta difícil aceptarlo, por diversos motivos. Pero siempre con vergüenza y daño, cuando no dolor.

Lo cierto es que opera y no tenemos claro cómo, cuándo, por qué. Sabemos que viene de lejos pero no cuáles son sus modalidades precisas en el siglo XXI.

El Ministerio de Cultura acaba de dar un paso importante para contribuir a esclarecer y mejorar esta situación, que Liuba Kogan denomina “El silencio cognitivo y el caos semántico.” Lo que el Ministerio a cargo de Luis Peirano ha hecho es lanzar en internet la página alertacontraelracismo.pe. Aunque su principal objetivo es constituir una herramienta de denuncia para quienes quieran reportar casos de discriminación étnico-racial, hay una cantidad valiosísima de información (ahí encontré el interesante trabajo de Kogan).

La página es accesible, bien diseñada y con una excelente selección de material. Queda pendiente el difícil problema de la autodiscriminación, pues mucha gente ni siquiera advierte que está siendo discriminada debido a una aceptación tácita de su condición subalterna. En donde el racismo se asocia con otras discriminaciones de clase o económicas. No es casualidad que los revocadores hayan apelado a este recurso en su afán desestabilizador. Toda forma de violencia social genera inseguridad. En esa medida es un asunto de Estado. Hace bien el Ministerio de Cultura en asumir su responsabilidad.

Fuente: La República

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