Por Jaled Ibarra*
En esos días de verano presencié como el ejército israelí cerraba los pasos militares que ahogan a la población palestina y asesinaban a varios jóvenes con tanques y armamento de guerra. No hubo un ataque previo al asalto ni atentado en Israel. La justificación de defensa difundida por los medios de comunicación no existía. Los jóvenes palestinos se defendían con piedras de los tanques israelíes que destrozaban con entusiasmo los espacios públicos de la ciudad.
Cisjordania y Gaza son campos de concentración, que a nadie le quepa la menor duda. Todas las ciudades palestinas están amuralladas y electrificadas. Un ciudadano de Ramala no puede visitar libremente a su familia de Belén o Jericó por poner un ejemplo. Si un palestino de Jerusalén se quiere casar con otro de otra población cisjordana o de Gaza debe abandonar la ciudad y perder la residencia. Israel es una democracia para judíos no para los árabes que viven allí y parece que nadie quiere reconocerlo.
Mi segundo viaje fue en el otoño de 2011 y quise aprovechar la ocasión para conocer la vida cotidiana de judíos, musulmanes y cristianos con el fin de realizar un documental “Caminos Silenciados” en el que mostrar una cierta normalidad en la convivencia entre las distintas confesiones. La conclusión que saqué es lo lejana que está la política de la gente. La guerra se mueve por intereses geoestratégicos no por religiones. De hecho conocí a judíos ortodoxos a favor de la causa palestina.
Los gobiernos israelíes y palestinos siempre han puesto por delante sus intereses frente a su pueblo. A lo largo del conflicto el gobierno palestino tuvo varias ocasiones para encontrar una solución que no aprovechó. Ahora bien, no quiero comparar las acciones de unos y otros como hacen la mayoría de los medios de comunicación porque lo que tengo claro es que aquí sólo hay una víctima y es Palestina.
Los árabes de esta región de Oriente Próximo han visto como desde el siglo XX han sido asesinados con total impunidad, destruido sus pueblos, robado sus tierras y expulsados de su país. La mitad de la población está en el exilio sin poder regresar; en ningún futuro acuerdo se ha planteado la vuelta.
¿Y que hace la Comunidad Internacional? La mayoría reconoce el derecho que tiene el pueblo palestino de vivir en un Estado Soberano. ¿Entonces por qué no se toman medidas contundentes como si se ha hecho en otros conflictos? La respuesta de hoy son más asesinatos a sangre fría de inocentes; niños, mujeres, hombres y ancianos que no han podido defenderse de tan brutal agresión.
El ejército más destructor frente a un pueblo empobrecido que se defiende con misiles caseros de dudosa capacidad. Cuanto dolor justificado por los resultados de unas próximas elecciones que se le pueden complicar al presidente israelí.
El Mundo Islámico se debiera unir para parar esta sangría pero como siempre no lo hará. De Occidente que no esperen nada. Desgraciadamente puede que sólo les quede rezar.
*Jaled Ibarra es un profesional de fotografía y medios audiovisuales, español y musulmán, Ha participado en distintas exposiciones nacionales e internacionales y sus fotos han sido publicadas en múltiples libros y publicaciones.
Fuente: Blog de Jaled Ibarra