Por Rosa María Palacios
Si esto es así, ¿podrían el señor Santos y el señor Vásquez, alcalde provincial de Hualgayoc, explicar por qué existe una reciente mina de oro y cobre, a tajo abierto, operando con toda libertad a 30 kilómetros de Bambamarca y a 90 kilómetros de Cajamarca?
En su muy explicativa página web, Goldfields La Cima, Operación Cerro Corona, explica cómo su planta concentradora puede procesar 17.000 toneladas diarias de material cuyos concentrados se transportan al puerto de Salaverry. La empresa tiene certificados y premios de seguridad, gestión ambiental y responsabilidad social (por ejemplo, ha colocado el alumbrado público del distrito de Hualgayoc). Dentro de la mucha información que el interesado puede encontrar se da cuenta de la Audiencia Pública realizada el 2005 en la plaza de toros de Hualgayoc en donde las comunidades manifestaron su aceptación al proyecto.
Se trata pues de un proyecto serio y muy beneficioso para Cajamarca, qué duda cabe. Lo curioso es que el proyecto Conga es igualito a este. Basta ver las fotos. Entonces, ¿Santos y sus aliados se oponen a la minería en general o se oponen a la empresa Minera Yanacocha en particular? La precisión es importante. Puede ser que Yanacocha tenga una mala historia local, pero el discurso no ha sido sólo contra ella.
Entonces, ¿no tendrían que explicar por qué hay empresas que sí les gustan y otras que no les gustan? ¿Y en dónde está el detalle del gusto? Y el Gobierno ¿no debería hacer evidente lo que se oculta?
Esta semana se presentó el libro Las posibilidades del Desarrollo Inclusivo, editado por IEP. Sus autores, Barrantes, Cuenca y Morel, estudian la reducción de brechas de desigualdad en Arequipa y Cajamarca durante los diez años de descentralización. Mientras en Arequipa nutrición, educación e ingresos mejoran, en Cajamarca no solo no disminuye la desigualdad sino que empeora. ¿Por qué? Porque Cajamarca tiene un territorio fragmentado por intereses económicos y políticos rivales, su crecimiento está liderado por sectores de baja productividad, tiene escasez de capital humano y su gobierno regional tiene dificultades para ser un agente de redistribución por sus serias carencias para ejecutar gasto. En Arequipa ocurre todo lo contrario.
Lectura obligatoria para los cajamarquinos que quieren que esto cambie. Ahí están las claves para que Cajamarca vaya y vaya bien.
Fuente: La República