Por Central Asháninka del Río Ene (CARE)
Sin embargo la realidad al día de hoy, en las comunidades de la cuenca del río Ene, es totalmente contraria. En la Comunidad Asháninka Camantavishi, en la I.E. 30001-169 de Alto Camantavishi, por nombrar un caso, siguen esperando un profesor que nunca llega, esto a más de 50 días del inicio del curso oficial 2012. Docentes que, como en Quempiri y Parijaro (comunidades también en el río Ene) renuncian a una semana de iniciadas las clases y abandonan sus aulas. Hasta el día de hoy no encuentran remplazo. Una comunidad como Pitsiquia, al mes de abril, que no contaba con presupuesto propio a nivel primario, acá son 52 niños asháninkas sin maestro. Otro año perdido.
Un panorama desalentador de la educación en la cuenca del río Ene que cuenta con 39 instituciones educativas a nivel primario, pero 26 de estas son unidocentes, un lugar donde hay más de dos mil niños en educación primaria y donde únicamente el 9% de alumnos logra terminarlo en un lapso de 6 años. Y ni qué decir a nivel secundario, en todo el Ene sólo hay 4 instituciones reconocidas oficialmente como educación básica regular en comunidades asháninkas.
Docentes desmotivados, infraestructuras precarias y autoridades educativas desorientadas, una realidad que el Estado aún no se atreve a ver, pues a pesar de este lamentable escenario la cuenca del río Ene y sus comunidades asháninkas no fueron seleccionadas por el Ministerio de Educación para ser parte de su programa Redes Educativas Rurales “Escuelas Marca Perú”. Y eso que la ministra aseguró que dicho programa se desarrollaría en los lugares más abandonados, donde la ruralidad, la pobreza y el abandono estén presentes. Sin embargo, en la página web del Ministerio de Educación donde se explican las redes, la imagen que representan a los niños beneficiados de la selva, son asháninkas del Río Ene, de la escuela de Taroveni (I.E 30001-167) en la comunidad de Cutivireni, acá no ha llegado nada.
La Central Asháninka del Río Ene (CARE) junto con la Asociación Regional de Pueblo Indígenas de Selva Central (ARPI-SC), ante esta situación, ha promovido durante años una serie de acciones que mejoren la educación de los asháninkas del río Ene, encargándose del pago de maestros, el subsidio de redes educativas, la construcción de escuelas (13 hasta el momento), albergues para alumnos de secundaria en comunidades como Potsoteni y Quempiri, así como el monitoreo y evaluación de profesores en la cuenca del Ene, sin embargo, ninguna institución puede seguir supliendo funciones y labores que le competen al Estado peruano.
Es urgente construir una propuesta educativa que parta de las demandas y esperanzas de las madres y los padres de familia de la cuenca del río Ene y de una reflexión seria sobre qué futuro deseamos como indígenas y como peruanos.
Y es que La ley de Consulta no sólo debe aplicarse para conflictos socioambientales, sino también, a proyectos y programas educativos que afecten directamente a nuestros niños y niñas asháninkas. Es necesario visibilizar este grave hueco en la educación peruana, porque cubrir sus necesidades educativas básicas es deber del Estado y derecho de los asháninkas. Ellos merecen profesores en las aulas que cumplan con el ciclo escolar, maestros que los respeten, autoridades locales, regionales y una UGEL que los tomen en cuenta, porque los niños y niñas asháninkas merecen una mejor educación, mejores oportunidades para así, cambiar la historia.
Fuente: Servindi