Por Augusto Álvarez Rodrich
Qué pena: faltó prolijidad, sobró chambonada.
Esto ocurrió luego de un día lleno de señales confusas por parte del gobierno, con convocatorias de plazos cambiantes, y luego de que la fecha de entrega se fuera moviendo desde el lunes 9 de abril. Mal inicio.
Esto es un error garrafal. En una situación de alta tensión social y desconfianza, un gobierno no se puede dar el lujo de dejar de ser prolijo y de generar más suspicacia con cambios de fechas, demorándose en hacer los anuncios, y con una pobre capacidad para explicar, con sentido didáctico, contundencia y claridad, las conclusiones principales.
En la manera como el gobierno ha conducido el proceso de comunicación del informe de los peritos internacionales se percibe, además, un gran desprecio por quien debía ser el destinatario principal de los mensajes, que no es otro que el pueblo de Cajamarca.
En los gestos, formas y modos, el gobierno debió haber hecho todo el esfuerzo para que los cajamarquinos fueran los primeros en conocer las conclusiones. Lamentablemente, no ha sido así. Por el modo como el gobierno ha manejado este proceso, solo ha contribuido a incrementar la suspicacia y la desconfianza. Y, lamentablemente, por su mediocre capacidad de comunicación, el debate corre el riesgo de que se quede en la forma y no ingrese al fondo.
Tampoco se puede dejar de advertir la coincidencia, que genera sospecha, de la revelación del informe de los peritos con la emisión del fallo del Tribunal Constitucional que declaró fundada la demanda contra la ordenanza del gobierno regional de Cajamarca, que declaraba inviable el proyecto de Conga.
Esto ocurre en el contexto de un gobierno central que –desde hace décadas– ha tenido poco interés real por el desarrollo de los cajamarquinos; una empresa como Yanacocha acusada de mal comportamiento en la región; y autoridades regionales incapaces de invertir por su gente.
Este periodista cree en la inversión privada y aspira al desarrollo de Conga en armonía con el interés del cajamarquino, pero declara su profunda incomodidad por la invicta vocación por la chambonada que muestra el gobierno en este caso.
Fuente: La República