Por Ronald Gamarra
Telmo Hurtado contó con una indebida protección institucional que lo preservó de responder por su crimen, permitiéndole ascender hasta el rango de mayor. Esto incluyó la complicidad encubridora del fuero militar, donde se le impuso una sanción simbólica por delito de “negligencia” y no por homicidio agravado y múltiple, con lo cual se pretendía establecer cosa juzgada. Pero Hurtado acaba de ser extraditado de los EEUU, adonde fugó a la caída del fujimorismo. Con la propuesta de Mora, un criminal como este, en vez de juicio debería tener impunidad. Le bastaría el mérito de driblear a la justicia durante 25 años con la protección de las autoridades.
Acaso a algunos les preocupa que en el juicio que ahora afronta Hurtado, se sepa quiénes dieron las órdenes que cumplió brutalmente y se establezcan así responsabilidades de alto nivel. Por eso es lamentable que el ministro Mora pretenda corregir la plana a los jueces sobre la teoría penal de la autoría mediata, cuando dice: “No es posible que por autoría mediata se sancione a gente que no tuvo nada que ver”. Más allá de revelar que no entiende nada de teoría jurídica, se percibe la voluntad de dar margen a la impunidad de los altos rangos. No obstante, la justicia debe ir hasta el fondo de las cosas y no cabe impedirlo. Tal es el mandato del Estado de derecho.
Fuente: La República