Por Diego García-Sayán
Tema muy presente en la campaña electoral y que alimenta temores basados en el protagonismo de ciertos personajes de esos años como Martha Chavez o Rafael Rey y la reaparición de estilos amenazantes. En el otro platillo de la balanza está la recuperación democrática desde noviembre del 2000 y de un sistema judicial independiente que, con todas sus limitaciones, ha producido sentencias de trascendencia mundial.
No es asunto de poca monta que frente a la cleptocracia y a los atropellos del pasado se respalde o no lo que la justicia nacional ha hecho. Este tema traza la línea demarcatoria para la dignidad del país, su viabilidad democrática y el ejemplo que se quiera dar –o no– a las futuras generaciones. Cortar los círculos viciosos del atropello desde el poder y de la corrupción es fundamental.
La justicia es la respuesta. Darle continuidad a ese proceso inconcluso con una institucionalidad reforzada es un reto del presente.
El otro asunto es la disyuntiva inmovilismo/cambio frente a la exclusión social y la demanda de participación ciudadana. Este es un asunto medular. No es cuestión de frases o de ofrecer dádivas desde el Estado sino de políticas públicas innovadoras y efectivas frente a la exclusión y frente al estilo vertical de gobernar sin participación de la gente. Gobernar sin procesos de consulta no es viable, es antihistórico y gatilla la conflictividad como se está viendo en el Perú de hoy. Las cosas, pues, aparecen claras. Darle curso a la impunidad de corruptos y asesinos o desatender la demanda ciudadana de participación e inclusión, echaría gasolina al fuego en un país que podría estar en riesgo de polarización. El camino es impulsar el cambio, fortalecer las dinámicas democráticas y articular un gobierno de concertación y unidad nacional. Esta es la disyuntiva del domingo.
Fuente: La República
POr lo tanto, elegir la mejor opcion a la hora de sufragar.