Por Augusto Álvarez Rodrich
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Pobre animalito, murió entre la rabia y la arrogancia.
Desde el año 2006, este fanático converso lanzó su cruzada que, un año después, el 28 de octubre de 2007, puso ‘en blanco y negro’ en un artículo publicado en El Comercio que fue la génesis de una serie que le siguió con el fin de reforzar su teoría.
Esta se sustenta en que el principal obstáculo para poner en valor los recursos naturales inexplotados en el país es un conjunto de personas impregnadas de “ideologías superadas”, “filosofías engañosas” e intereses subalternos, las cuales fueron empaquetadas con la etiqueta del ‘perro del hortelano’.
Su intención de promover la inversión privada era, sin duda, valiosa, pero su interpretación de los ciudadanos que en algunas zonas del país se le oponen por motivos ambientales o prejuicios incubados por años de engaños fue arrogante. Me temo que hasta racista. La tragedia de Bagua es hija de esa teoría.
Esto no implica olvidar el importante crecimiento económico logrado durante este lustro político ni los notables 15 puntos de reducción de pobreza. Pero la arrogancia del presidente y la comparsa de sus ayayeros –algunos en los gremios empresariales, otros en los medios adictos al oficialismo– le impidió ver al gobierno que esos recientes ‘ex pobres’ no habían pasado a la opulencia , y que es un escándalo que un tercio de los peruanos –más de diez millones de personas– siga en la pobreza.
Por ello, el Presidente quiso satisfacer su soberbia insaciable con las campañas ‘el Perú avanza’ que le servían como biombo para ocultar la postergación de reformas en serio de servicios públicos básicos como educación, salud, seguridad y justicia.
El esquema económico actual sustentado en la atracción de inversión privada es crucial, pero debe ser ajustado con el fortalecimiento indispensable del enfoque social y con una dosis urgente de humildad del próximo presidente en lugar de la arrogancia actual, con el fin de establecer una relación de empatía que hoy no existe.
Entre 1985 y 1990, por su ignorancia, el presidente García I quiso extremar el intervencionismo económico e hizo colapsar la economía. Entre 2006 y 2011, por su arrogancia, el presidente García II ha puesto otra vez en jaque al ‘modelo’.
Fuente: La República