Editorial del diario El Comercio*
Todo esto indigna y deviene en injusto, en un Estado atrofiado que da por sentado el cotidiano irrespeto a los derechos de esta porción de peruanos. Una lamentable situación que condiciona su desarrollo y ahonda aun más las brechas existentes entre enormes grupos humanos que permanecen y se sienten desconectados del Estado Peruano y de lo que llamamos peruanidad.
El problema tiene también repercusiones prácticas, pues en los últimos años los diversos gobiernos han alentado y desarrollado proyectos de exploración y explotación de recursos naturales (principalmente mineros y de hidrocarburos) en áreas tradicionalmente ocupadas por comunidades originarias, lo que ha causado serios problemas y hasta enfrentamientos violentos.
El caso de Bagua es emblemático: un episodio cruento y lamentable hasta ahora sin esclarecimiento ni deslinde de responsabilidades. El telón de fondo es un abismo de incomunicación, una ‘negociación’ demasiado larga y con voceros estatales ineficientes, el irrespeto al derecho a la consulta sobre el uso de territorios indígenas que les asiste a las comunidades, así como el desconocimiento de los representantes del Estado sobre la cosmovisión y expectativas de estas.
A todo esto se sumó el aprovechamiento de la desconfianza para inocular elementos políticos e ideológicos que terminaron por desencadenar un sangriento enfrentamiento en el que 24 policías y 10 civiles perdieron la vida.
¿Qué está haciendo el Gobierno y qué plantean los candidatos para integrar a estos peruanos a los valores, usos y normas del Estado Peruano –en el respeto de sus propias tradiciones–, y a la mayor conciencia sobre sus derechos y deberes?
Llaman la atención las contramarchas del actual gobierno sobre una serie de proyectos a los que pretende exonerar del requisito de la auditoría y estudios de impacto ambiental como paso previo a su implementación. No se pueden aceptar estas intentonas de saltar a la garrocha el ordenamiento legal, pues constituyen un abuso y retroceso intolerable para el objetivo de convivencia pacífica y respetuosa entre peruanos.
En cuanto a las propuestas electorales, en general lo que se nota son anuncios genéricos de educación bilingüe, derecho a la identidad e inclusión.
Sin embargo, lo que las comunidades indígenas reclaman y necesitan son propuestas concretas que compatibilicen el derecho a la consulta con las inversiones, el reconocimiento de sus derechos como peruanos, proyectos de titulación serios y los debidos reajustes a la estructura del Estado para incluir de modo permanente a las comunidades indígenas en sus objetivos, metas y presupuestos.
En suma, resulta imprescindible reorientar el debate electoral y los planes de campaña para responder a estos graves cuestionamientos: No podremos lograr un salto cualitativo justo al pleno desarrollo mientras existan grupos de peruanos en el atraso, la desnutrición, el analfabetismo y el ostracismo geográfico.
El Perú que avanzará hacia el Primer Mundo será un Estado inclusivo, justo, respetuoso de sus tradiciones ancestrales y de sus originales pobladores. De otra manera estaremos desarticulando las grandes posibilidades que tenemos como nación.
Fuente: El Comercio
Muy buen cuestionamiento del diario, pero será difícil que los políticos de partido se quieren comprometer explicitamente sobre el problema de los criollos (antes "blancos"), por superar su monoculturalismo, euro-anglocentrismo. Si se muestran con una visión comprensiva, tienen miedo a que la oligarquía (los dueños del poder real), no los dejen ni aspirar a sentarse en la silla presidencial o usufructuar del poder.