Perú: Poder Verde, vuelve el desborde amazónico

Christian Bendayán, artista y curador, le dice a El Comercio, que esta nueva versión de Poder Verde, la mega exposición artística amazónica que se inaugura hoy en el Centro Cultural de España en Lima, no es mejor ni peor, “diferente nada más” (parafraseando al Grupo 5). Durante dos meses, varios representantes de la cultura selvática desfilarán mostrando sus propuestas, sus extravíos, su identidad, su cosmovisión y sus múltiples posibilidades. Todo para el consumo y la reflexión del público limeño.

La verdad es que, siendo diferente, es mejor. Hay algo que transforma esta muestra de vocación descomunal en una atractiva fruta, en una tentadora oportunidad. Los medios y el público, antes de la inauguración, ya están desbordados. No es para menos. El montaje y la diversidad de Poder Verde I eran muy buenos. Los de Poder Verde II son insuperables.

Hace dos años, cuando la primera versión de la exposición estaba en camino, Bendayán conversaba sobre el valor estético y social del arte amazónico. Recordamos aquí algunos extractos de dicha conversación:

“Lo interesante del arte amazónico que se está consumiendo actualmente es que no se limita al tema de la alegría, el vacilón y la desfachatez como sucedió durante mucho tiempo, creo que la oferta actual incluye una mirada introspectiva, un reconocimiento de nuestros orígenes, un mensaje de respeto y conservación de la naturaleza y especialmente una cantidad de información sobre mitos, leyendas y otras realidades paralelas en las que conviven los amazónicos”

En marzo del 2009 no se había producido aún los luctuosos hechos de Bagua, pero ya se percibía una reivindicación de la Amazonía, que tenía su principal modo de expresión en el arte. No solo por esa sensación de estar en una megalópolis cultural (como denominaron a Iquitos la CNN y la Guía Lonely Planet), sino por el importante y memorable legado histórico que se nutre lo mismo de leyendas como El Dorado, de rebeliones como las de Juan Santos Atahualpa, de luchas anti centralistas, de batallas por la integridad territorial y la defensa de las fronteras, de las guerras que se han librado para defender el medio ambiente y a los indígenas.

Evidentemente, tras la explosión de Bagua, una nueva forma de asumir los destinos y el porvenir de nuestros territorios se ha instalado en el disco duro del país. También ha permitido que los artistas transformen la rabia en un catalizador que exprese formas y colores, pero también que asuma compromisos con las ideologías y con el imaginario (Léase informe al respecto). Es así como Poder Verde excede en mucho su propuesta meramente estética (que es formidable) y se convierte en un poderoso vehículo subversivo.

El arte amazónico contemporáneo se nutre de la calle. Es autodidacta, en principio, pero tiende también a la locura emocional, a los sentidos, al oído triunfante con las expresiones que se producen fuera de nuestros hogares. En un mundo marginal y usualmente miserables, donde las oportunidades del arte son mucho menores que el talento y las ganas, los representantes que se agolpan en Poder Verde.

Lejos de las capillas y de la bendición oficial, sin embargo, se han ido ganando una legitimidad y una influencia que nace precisamente de la voz, esa voz que le grita a los políticos y a los tíos de la beatería o la ignorancia. Así, los “ciudadanos de segunda categoría” descubren que el arte es un arma, intelectual y poderosa, que no se doblega, que es permanente, que tiene vocación de perennidad. Por eso, es tan evidente que el arte tiene una fecundidad incomparable en la Amazonía. Es ahí cuando nace y pervive el verdadero Combo Charapa Pop.

Desde el saque uno tiende a deslumbrarse con los kenés de Daisy Ramírez. Pero también se revela ante la magia y la rebelión. Daysi, artista de origen shipibo, construye un mundo exterior de luz y lucidez, pero reitera la ira dominante. El mito se impone y emociona, porque a través de los trances y los sueños, a partir de la comunicación con el ayahuasca, revalora las formas, la geometría, el espíritu de la selva.

Pero, ahí también está la furia ciega y bélica de Lu.Cu.Ma, sus cascos que invitan a la confrontación, pero también al jolgorio. No debemos abandonar el arte en llanchamas que protestan de Luis Torre, así como las epifánicas imágenes que enhebran toda la sabiduría bora y huitoto que enarbola el amigo Brus Rubio Churay. Además, sin duda, el talento poco conocido de Nereida López y sus máscaras de wingo, realmente festivas. No olvidar las esculturas en maderas de Santiago Yahuarcani.

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Pero, sin duda, también hay los guerrilleros de la noche. Allí están el irrefrenable, sicalíptico, divertidísimo y vanguardista Ashuco, quien descubre nuevas formas de sensualidad y de luz de neón. También el hombre de las mujeres desnudas y felices, Luis Sakiray, quien ha expresado más de una vez el humor gráfico permanente en nuestras calles, letreros y anuncios de bares y night clubs. No evitar el enorme y maravilloso despliegue que ejerce Harry Chávez, la destreza audiovisual del espectacular Carlos Sánchez Giraldo y la precisión sociológica y coloquial que expresan las fotografías de Adrián Portugal.

Finalmente, mención aparte, destaca la increíble y mágica instalación de La Restinga, que honra la imagen del Divino Niño. Una demostración de religiosidad, de fe, de expresionismo amazónico y pagano.

No solo habrá artes plásticas, por cierto. También letras y voces amazónicas. También se volverán a disipar los sonidos amazónicos. Uno de los platos fuertes es el retorno del legendario grupo Los Wemblers, otrora dueños absolutos del sabor tropical. También el sonido urbano, hardcore, rebelde de Chakruna y La Pleve No olvidemos la fuerza del cine y la reflexión sobre los problemas que aún nos aquejan.

El catálogo de Poder Verde señala: “Este creciente río, cada vez más poderoso y deslumbrante, viene ahora no sólo a invitarnos a viajar con luces y psicodelia, sino también a revelarnos el dolor, la rabia y la lucha de los pueblos amazónicos”.

No hay duda que el desborde amazónico ha desperdigado magia y color y sabor en todos los espacios. Es la hora de consolidar el camino.

Fuente: Paco Bardales en La Mula

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