Por Ramiro Escobar
El martes 20, cuando el cargamontón mediático y político contra el presidente boliviano estaba en su delicioso esplendor, en San Pedro de Sula caía asesinado Jorge Alberto ‘Georgino’ Orellana, conductor de un conocido programa en el canal Televisión de Honduras. Ahh…Honduras, ¿ese país donde un golpe de Estado pasó piola, no?
Raudamente, ha permitido que Honduras sea “el país más peligroso del planeta para los profesionales de los medios de comunicación”, según alerta Reporteros sin Fronteras.
El riesgo, por añadidura, no está en las trincheras o zonas rojas, sino en las calles, a la salida de los noticieros (Orellana fue abaleado cuando salía de la estación de TV).
El cuadro se agrava cuando se constata que los siete periodistas han sido victimados apenas entre marzo y abril, y que campea la impunidad. Peor aún: la Federación de Periodistas de América Latina y El Caribe (FEPALC) ha mostrado su extrañeza por “la celeridad con la que los agentes oficiales descartan el trabajo periodístico” como móvil del crimen. En suma, Honduras se vuelve la boca del lobo para la prensa y la explicación oficial es algo así como que las maras se la agarraron con los periodistas. ¿Es este uno de los logros de haber sacado en pelotas a Manuel Zelaya de la presidencia? No lo sé. Sigamos, como unos oligofrénicos, mirando solo hacia La Paz.
Fuente: La República
Estemos alerta, con la mirada en Honduras.
No vaya a ser cosa de que festejemos los 200 años de la Independencia de España esclavizados y perdiendo la Libertad de Prensa dentro de Estados democráticos.