Por Manuel Rodríguez Cuadros
Al aplicar el estructuralismo de Saussure y Jacobson al estudio de las sociedades humanas. Lévi-Strauss no busca el conocimiento en la dimensión individual de las relaciones sociales, sino en las interacciones que definen la totalidad social, en la estructura de las relaciones familiares, los mitos, las costumbres, los modos transaccionales, las alianzas, la comunicación.
Su antropología estructural de los grupos no contactados en la selva amazónica brasileña, lo condujo a establecer la inexistencia de diferencias entre el pensamiento primitivo y el civilizado, el pensamiento pre-lógico y el lógico. Demostró que cada cultura, cada civilización, independientemente del tiempo y del espacio, desarrolla su propio sistema de reglas lógicas, lo que se refleja en la estructura de los mitos y las relaciones de parentesco. No hay pueblos primitivos ni civilizados. Existen sólo culturas diversas. La riqueza humana está en esa diversidad.
En sus obras Antropología Estructural y El Pensamiento Salvaje, se opuso al humanismo marxista sartriano de La Crítica a la Razón Dialéctica. En esta polémica algunos han visto un enfrentamiento entre humanismo y antihumanismo. Quizás sean más bien dos maneras de entender al hombre. El propio Lévi –Strauss, lo afirmó al señalar que “…un humanismo bien ordenado no comienza por sí mismo, sino que coloca el mundo delante de la vida, la vida delante del hombre, el respeto por los demás delante del amor propio”.
Fuente: Diario La Primera